El láser Holmio como tratamiento para cálculos renales

Se calcula que las litiasis o cálculos renales afectan a un 12% de la población, causando los temidos cólicos renales, además de otras molestias como dolor al orinar, infecciones de orina o hematuria. La dieta, el sexo y la genética son algunos factores que nos pueden predisponer a padecer esta patología, que puede abordarse, según su grado, de diferentes formas. El Dr. Sandro Saldari, jefe del servicio de Urología de Asuncion Klinika, nos cuenta todo lo que debes saber sobre las piedras en las vías urinarias.

Los cálculos renales son masas sólidas que se forman en los riñones cuando las sales o minerales presentes en nuestra orina cristalizan. Estas masas pueden ser de diversos tamaños, desde arenillas milimétricas, hasta piedras de varios centímetros. Las litiasis pueden quedarse alojadas en el riñón o deslizarse hacia el uréter. Hay personas que son capaces de expulsarlas en la orina sin problema. Pero en otros casos, el intento de organismo por expulsarlas provocando los dolorosos cólicos renales o dificultad para orinar.

En la formación de las piedras en el riñón influyen diversos factores: metabólicos, funcionales, anatómicos de la vía urinarias… Dependiendo de cada caso, los pacientes podrán o no prevenir la formación de litiasis. Pero sí hay medidas, hábitos de vida, dietas, cambios de actividad que pueden mejorar la posibilidad de formar cálculos. Existen tratamientos médicos o tratamientos metabólicos antes de que el paciente forme cálculos.

Los síntomas pueden variar en función del tamaño o lugar en el que esté localizado el cálculo. Los famosos cólicos renales, que son extremadamente dolorosos, se producen cuando la piedra se queda atascada en el uréter. El dolor suele sentirse en la zona lumbar y el costado y es de una alta intesidad, provocando incluso náuseas y vómitos. Los cálculos también pueden provocar hematuria -sangre en la orina-, dolor al miccionar o infecciones de orina. Si las piedras son lo suficientemente pequeñas pueden expulsarse sin provocar síntomas.

Si los cálculos no son de gran tamaño puede bastar con aumentar la ingesta de agua, con el fin de que un mayor flujo de orina los arrastre. También existen medicamentos que ayudan a la expulsión. Si no es posible expulsar los cálculos de esta forma, hay que optar por extraerlos de forma activa. Según el tamaño, pueden utilizarse técnicas para fragmentar la piedra, como el láser holmio. En algunos casos, por el tamaño de la litiasis o el lugar en el que está ubicada puede ser necesario el uso de cirugía más invasiva.

El láser Holmio es un láser de última generación para tratar todo tipo de enfermedades relacionadas a enfermedades litiásicas o de cálculos de la vía urinaria. Mediante este equipo podemos tratar todos los cálculos de la vía urinaria: cálculos de vejiga, de uréter y de riñón. Además, se trata de un tratamiento mínimamente invasivo, es decir, no hay cirugía abierta y el paciente recibe una solución a su problema entre 1 y 5 días. Dependiendo de la ubicación y el tamaño del cálculo, un paciente que acude con una litiasis en su fase aguda puede ser operado y recibir el alta en pocos días.

El láser Holmio disminuye los riesgos asociados a la cirugía en general. Al ser una cirugía muy poco invasiva, disminuye el sangrado, el tiempo de intervención y el de recuperación. Esto es especialmente importante en el caso de pacientes padecen otras patologías como los hipertensos, diabéticos, o quienes usan anticoagulantes por otras enfermedades.

Todo se hace por vía uretral, con equipos endoscópica de última generación, lo que quiere decir que el paciente no va a tener ninguna herida y por ello la evolución y el procedimiento es prácticamente inocuo. El paciente sale del quirófano sin heridas, con una rápida recuperación, pronta reincorporación a su actividad laboral y menos riesgos.