Migrañas y Cefaleas bajo control: la guía nutricional que necesitas

Contenido elaborado por: Fisiogenómica

Descubrimos las múltiples causas que subyacen a todos los dolores de cabeza y cómo una dieta personalizada puede contribuir a aliviar sus síntomas y, en última instancia, a hacer que desaparezcan.

En numerosas ocasiones, los medicamentos convencionales no consiguen reducir la frecuencia ni la intensidad de los ataques. Sin embargo, existen enfoques complementarios que, combinados con una alimentación adecuada y cambios en el estilo de vida, pueden ser más efectivos para ganar la batalla contra los dolores de cabeza.

Los factores que pueden desencadenar una migraña son el estrés, ciertos alimentos, los medicamentos, el alcohol, la contaminación y carga tóxica, la disbiosis intestinal, el hiperestrogenismo, la disfunción del hígado o vesícula biliar, consumo excesivo de café, el déficit de la enzima DAO o incluso los factores genéticos.

Un hígado sobrecargado o con complicaciones para procesar toxinas, como la histamina, puede favorecer la aparición de migrañas, generalmente localizadas en la sien y ojo del lado derecho. La disbiosis intestinal suele ir asociada a una poca capacidad desintoxicante hepática. Para revertir esta situación, tendremos que limitar la ingesta de lácteos, alcohol, embutidos grasos y huevos, además de los alimentos ricos en histamina.

La histamina es una amina biógena que orquesta una serie de procesos biológicos fundamentales como la inflamación, secreción de ácido gástrico, regulación del sistema inmune, etc. En un organismo sano, es degradada por la enzima DiAminoOxidasa (DAO).

La dieta se compone de tres fases. En la fase I, se deben retirar los alimentos que provocan acúmulo de histamina y toxicidad hepática y valorar la suplementación de ayudantes hepáticos o la enzima DAO antes de las comidas. Durante esta fase, que por lo general dura de 2 a 6 semanas, es imprescindible que el paciente lleve un diario de alimentos y sintomatología.

A medida que los dolores de cabeza disminuyen, se pasará a la fase II, en la que habrá que introducir pequeñas cantidades de alimentos con capacidad de aumentar la histamina, siempre valorando que estos alimentos no provoquen ningún síntoma.

En la fase III, se personaliza la dieta teniendo en cuenta las tolerancias de cada individuo.

Podríamos diferenciar los alimentos en función de la acumulación que generan de histamina: acumulación alta, media y baja.

Alimentos que generan más acumulación de histamina: marisco y pescados en conserva, bebidas alcohólicas, café, lácteos de origen animal, clara de huevo, frutos secos, bebidas fermentadas como el té kombucha, embutidos curados, derivados fermentados de la soja como el tofu o la salsa de soja, vinagre, bollería, precocinados, chocolate y cítricos.

Alimentos que generan una acumulación media de histamina: pescado azul, jamón cocido, pechuga de pavo, jamón serrano, aguacate, fresa, plátano, papaya, tomate, pepino, espinaca, champiñones, berenjena, pipas de calabaza y girasol, zumo de naranja, té rojo o negro, bebidas energéticas, canela, vainilla, anís estrellado, nuez moscada y vinagre de manzana.

Alimentos que generan poca acumulación de histamina: todas las frutas y verduras no mencionadas anteriormente, pescado blanco, carne, legumbres, cereales, tubérculos, yema de huevo, bebidas vegetales (avena, arroz, etc), yogures de soja o coco, tahin, té blanco y verde, infusiones sin especias, orégano, albahaca, menta y cúrcuma.

Por último, sería interesante incluir alimentos con acción antihistamínica: huevos de codorniz, jengibre, zumo de granada, wasabi, etc.

¡Gestiona la exposición a la histamina y recupera el control sobre tus dolores de cabeza!