¿Unas restricciones adaptadas a la realidad de la pandemia o un nuevo error de cálculo?
Las medidas para Navidad de Euskadi se ubican entre las más optimistas de Europa, lo que aumenta el riesgo de la llegada de una tercera ola
De pedir «más contundencia» en las medidas a proponer, bajo el argumento del acuerdo de base entre comunidades, unas limitaciones algo más 'light' que las ... inicialmente planteadas. En apenas cinco días el Ejecutivo vasco ha modificado su planteamiento para las próximas Navidades, elevando de seis a diez el número de personas que podrán participar en las cenas y comidas de celebración navideñas y mostrándose favorable a la supresión de las limitaciones de movilidad entre municipios y comunidades autónomas. Un cambio de restricciones que implica un aumento del riesgo de contagio y que vuelve a colocarnos en la disyuntiva de hace unos meses: ¿Nos podemos permitir un nuevo error de cálculo que desemboque en una nueva ola pandémica?
El coordinador de la comisión técnica para el control de la pandemia en Euskadi, Jonan Fernandez, ya ha avisado este martes de que la Navidad puede ser «el final de la segunda ola o el principio de otra ola epidémica», lo que muestra a las claras que el Ejecutivo no las tiene todas consigo con esta nueva remesa de limitaciones que estarán en vigor hasta el próximo 8 de enero. Pero, ¿qué ha cambiado para que en cinco días Euskadi abra la mano y plantee unas medidas para las próximas fiestas que se colocan en el vagón delantero de las que han adoptado los países europeos del entorno?
La primera razón podría encontrarse en la pronunciada bajada de la incidencia del virus en las últimas semanas gracias, sobre todo, a las restricciones implementadas el seis de noviembre. Hasta el pasado martes el Ejecutivo vasco se marcaba como objetivo que en víspera de Santo Tomás (21 de diciembre) la tasa de incidencia se situase entre los 400 y los 500 casos por cada 100.000 habitantes. El domingo, la tasa se situó ya en los 464 casos en el conjunto de la comunidad, por lo que ese objetivo se ha logrado tres semanas antes de lo previsto. Así se debatió en la reunión del Consejo Asesor del LABI donde se planteó el nuevo paquete de medidas actualizado con el que se trata de conjugar salud, celebraciones y actividad económica en las próximas fechas señaladas. «Estamos mejor, pero no estamos bien», insistió ayer la consejera Gotzone Sagardui.
Y el segundo condicionante se encuentra en los planteamientos presentados por el resto de comunidades en el último Consejo Interterritorial. Madrid, Murcia o Navarra propusieron medidas más relajadas para las fiestas, mientras que Castilla y León y Euskadi fueron las que se mostraron más severas en ese encuentro. Sin embargo, la posibilidad de que cada comunidad pueda adaptar las medidas a su realidad y que no haya un consenso de mínimos para todo el país ha provocado que el Gobierno Vasco tema quedarse en una isla con las medidas más restrictivas. Navarra ya ha abierto las terrazas de los bares con una incidencia del virus a la baja y probablemente levante el cierre perimetral el próximo día 18, unas decisiones que dejarían en «desventaja» a Euskadi. El Gobierno Vasco nunca ha sido partidario de establecer medidas más o menos restrictivas que las comunidades colindates.
Por debajo de 60 casos por cada 100.000 habitantes
El objetivo real que se marcó el Ejecutivo Vasco era el de lograr que la incidencia de esta segunda ola se redujese hasta los 60 casos por cada 100.000 habitantes. Incluso, el presidente del Gobierno Pedro Sánchez, enmarcó la declaración del estado de alarma en octubre en el objetivo conjunto de reducir la incidencia por debajo de los 25 casos. Entonces, «salvar la Navidad» no entraba dentro de los planes más apremiantes del Ejecutivo central ni de buena parte de las comunidades. ¿Qué ha cambiado en estas últimas semanas para considerar que podemos celebrar unas navidades iguales o mejores que nuestros colegas europeos?
El argumento principal es claro. España ya no es el país con peor incidencia del virus en Europa. El lunes presentaba una tasa de 275,5 casos. Francia presenta 353,2 casos, Alemania 304,2, Bélgica 395,6, Reino Unido 372,1, e Italia, 673,7. Sólo este último país ha confirmado que no modificará las restricciones en vigor para Navidades, mantendrá el toque de queda a las 22.00 horas, los grupos de seis personas como máximo y el cierre de las regiones.
El resto ya ha anticipado parte de sus planes a la espera de que las fechas se aproximen algo más y pueda haber cambios de última hora. En Francia, sus ciudadanos recuperarán la libertad de movimientos el próximo día 15, no habrá toque de queda en Nochebuena y Nochevieja, los negocios han reabierto y no habrá límite de personas en reuniones privadas. Eso sí, los bares y restaurantes seguirán cerrados hasta el 20 de enero.
Alemania ha endurecido las restricciones hasta el día 20 para poder abrir una ventana navideña entre el 23 y el 1 de enero. Una de las medidas planteadas es la de permitir en ese periodo reuniones de hasta 10 personas de dos hogares, sin contar los niños menores de 14 años. Y Reino Unido, por su parte, plantea que entre el 23 y el 27 se puedan reunir bajo un mismo techo hasta tres burbujas diferentes sin límite de personas. Incluso en estadios de fútbol ubicados en zonas con menor incidencia del virus comenzará a regresar el público este mismo mes.
Con esa situación y los mimbres de los países del entorno, España sí que se plantea «salvar» parte de la Navidad.
¿Será la última desescalada antes de la vacuna?
Lo que ningún Ejecutivo ha detallado hasta la fecha es si las medidas previstas para Navidades se limitarán solo a esas fechas o será el inicio de una desescalada que signifique que lo peor de la segunda ola ya ha pasado. Después del diseño más bien precipitado de la primera desescalada y un levantamiento de restricciones acelerado durante el verano, las comunidades están alerta para que esa descompresión no vuelva a provocar un nuevo aumento de contagios y se vuelva a notar el impacto en los hospitales.
Eso sí, deberá entrar en la nueva ecuación un nuevo condicionante: La llegada de la vacuna, que está prevista para comienzos del próximo año, con lo que las medidas que en Euskadi se prolongarán hasta el 8 de enero deberán estar acompañadas por otro nuevo plan de desescalada que contemple esta variable.
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