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La doctora Marta Lillo y el doctor Juan Martínez de la Unidad del Dolor dePoliclínica Gipuzkoa.
Policlínica Gipuzkoa

«La Unidad del Dolor me ha ayudado muchísimo y he recuperado la vida»

La paciente de Policlínica Gipuzkoa, Soraya Morales, ha dejado atrás el dolor incapacitante que le producían su hernia discal y posterior lumbociática gracias al exitoso procedimiento de radiofrecuencia pulsada intracanal del equipo de la Unidad del Dolor.

Jueves, 8 de junio 2023, 11:41

El último año y medio ha resultado un infierno para la tolosarra de 28 años Soraya Morales. Soraya, sintió que su vida truncaba por una hernia discal producida a raíz de un tirón, un día de mientras trabajaba en el supermercado. Sentía muchísimo dolor, calambres en las piernas, no podía andar… y aunque estuve unos días aguantando ya no podía más. Era insoportable, recuerda a la hora de hablar de un dolor que «era constante, muy punzante y muy intenso», que le afectaba a «todo el nervio ciático, por las piernas y me impedía andar» y que no cesaba: «No había momento del día sin dolor, las noches eran horrorosas y no había por dónde coger el dolor».

«No estoy con dolor permanente ni dependiendo de fármacos. Aún no trabajo por la naturaleza de mi puesto, pero en el día a día me encuentro muy bien»

Soraya Morales

Paciente

Así estuvo hasta que la resonancia magnética reveló que padecía «una hernia discal L5-S1 y una protrusión en L4-L5», diagnóstico cuyo tratamiento pasaba por operar: «Fue todo muy rápido y genial. Ingresé el 20 de mayo -del pasado año- por la tarde y enseguida me llevaron a quirófano, con mucho miedo por la anestesia general, pero desperté ya en la habitación y no tengo ningún mal recuerdo».

Al día siguiente pudo irse a casa a recuperarse, pero el posoperatorio, que recuerda como «duro» aunque a la semana «ya podía valerme por mí misma», no fue ni como esperaba ni como debería, por lo que regresó al médico, siendo derivada a la Unidad del Dolor de Policlínica Gipuzkoa. Allí le atendió el doctor Juan Martínez, consciente de que «tras la intervención de microdisectomía y descompresión de la hernia, aunque la paciente inicialmente mejoró favorablemente, al cabo de las semanas decía que el dolor persistía y no se había ido completamente».

Una técnica «en expansión», efectiva y sin secuelas

Una vez en la Unidad del Dolor, y tras haber descartado la reaparición de la hernia, le realizaron «varias pruebas -resonancia magnética, estudio neurofisiológico, electromiograma, etc.-» que revelaron un segundo diagnóstico: ciatalgia o lumbalgia ciática. La explicación la ofrece el Dr. Juan Martínez, anestesista de la Unidad del Dolor de Policlínica Gipuzkoa, argumentando que «a pesar de haber hecho una adecuada liberación quedaba algo que todavía no estaba suficientemente descomprimido, porque sucede a veces que, tras la cirugía, quedan algunas adherencias que pueden comprimir parcialmente esa raíz, impidiendo una mejoría total».

Tras la cirugía a veces sucede que quedan algunas adherencias que pueden comprimir parcialmente esa raíz, impidiendo la mejora completa del dolor»

Dr. Juan Martínez

Tras valorar el caso de Soraya de manera conjunta entre los diversos especialistas de la Unidad del Dolor de Policlínica Gipuzkoa, nos pareció que lo más adecuado era hacer una epidurolisis, asociándolo a una radiofrecuencia pulsada intracanal, procedimiento que, «según detalla la doctora Marta Lillo, anestesista de la Unidad del Dolor de Policlínica Gipuzkoa, «está en plena expansión porque tiene muy buen perfil de seguridad. Es una técnica que no deja prácticamente ninguna secuela y que tiene buenos resultados en pacientes de este tipo de dolor neuropático radicular».

«La intervención se realiza en quirófano de forma ambulatoria, con anestesia local y un poco de sedación, si es preciso y consiste en acceder al espacio epidural mediante la entrada por el hiato sacro para la colocación de un catéter que se va extendiendo, bajo visión de endoscopia continua para más seguridad y precisión, hasta llegar a la zona a tratar, esa raíz nerviosa que estaba produciendo los síntomas. Una vez allí, se conecta el catéter a un generador de radiofrecuencia que emite unas ondas de pulso bajo el objetivo de conseguir una modulación del dolor. La aplicación dura unos cuatro minutos aproximadamente y no es dolorosa», incide la especialista de Policlínica Gipuzkoa, Marta Lillo.

«Los resultados, no se consiguen de forma inmediata a la intervención, sino a lo largo de las tres o cuatro semanas próximas del procedimiento. Además de ser una intervención ambulatoria, tiene un postoperatorio muy llevadero porque la propia técnica en sí no genera dolor, pudiendo quedar una leve molestia en la zona de acceso -a nivel de la región lumbar-, similar a haberse dado un golpe. Tras esta técnica, se recomienda reposo de 24-48 horas pudiendo después retomar la actividad normal y valorando al mes la efectividad que, en caso de no ser total, podría repetirse el procedimiento en unos meses» afirma la anestesista de la Unidad del Dolor de Policlínica Gipuzkoa, Marta Lillo.

«La técnica de radiofrecuencia pulsada intracanal en sí no genera dolor; se realiza de forma ambulatoria en un proceso de en total una hora, con un postoperatorio muy llevadero»

Dra. Marta Lillo

Sin dolores permanentes ni fármacos

Si bien aún no se ha reincorporado al trabajo, pues ocupa un puesto donde tiene que andar con mucho peso, corriendo y con malas postura, Soraya admite que la técnica de radiofrecuencia pulsada intracanal fue lo que le funcionó. Afirmando que «he recuperado calidad de vida. No estoy con dolor permanente ni dependiendo de fármacos para aliviar el dolor. En el día a día me encuentro muy bien».

«La Unidad del Dolor trabaja siempre con un punto de vista y trabajo en equipo multidisciplinares en el que la suma nos da el mejor tratamiento posible para el alivio del paciente»

Dra. Marta Lillo

La paciente recuerda que el procedimiento no le dolió nada y que pudo salir andando por su propio pie. Soraya Morales agradece a los doctores de la Unidad del Dolor de Policlínica Gipuzkoa «Ha sido un año y medio muy duro, pero estoy viendo la luz al final del túnel; la Unidad del Dolor de Policlínica Gipuzkoa me ha ayudado muchísimo».

La Unidad del Dolor está formada por un equipo de trabajo multidisciplinar en el que cada uno aporta lo mejor de su especialidad tanto en el diagnóstico como en el establecimiento del tratamiento más adecuado. El doctor Juan Martínez explica que «Siempre lo hacemos con un punto de vista y trabajo en equipo que implica diferentes disciplinas: neurocirugía, rehabilitación, fisioterapia, traumatología… una colaboración a diferentes niveles en el que la suma hace dar con el mejor tratamiento posible para el alivio del paciente».

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