«Llevábamos veinte años sin un medicamento nuevo»

El otro motivo es que «va dirigido contra los mecanismos que subyacen a la enfermedad. Es una terapia inmunológica que va dirigida contra una proteína que se llama amiloides, que es la proteína que se deposita en el cerebro de manera patológica en la enfermedad y que se piensa que es la que ejerce un papel tóxico sobre las neuronas y la que facilita y pone en marcha el proceso degenerativo». La importancia de este mecanismo estaba siendo cuestionada en los últimos años, pero las investigaciones en torno al Lecanemab han dado la razón a quienes destacaban el papel de la amiloides en el alzhéimer. Se abre así una puerta para seguir investigando en esa línea.

El nuevo medicamento es el primero que se ha mostrado eficaz a la hora de frenar el avance de la enfermedad, aunque solo es efectivo en pacientes en las primeras fases del alzhéimer. El tiempo que ganan no está muy claro. «El fármaco consigue retrasarla seis meses con respecto a quienes han tomado placebo, pero el ensayo clínico ha durado 18 meses y no sabemos qué va a ocurrir a largo plazo. Podría suponer un año o año y medio, o quizás más tiempo de autonomía; cuando decimos autonomía estamos hablando de cosas como que una persona pueda seguir conduciendo, cuidar de sus nietos o seguir encargándose de sus compras y sus comidas», explica Martínez Lage.

El neurólogo no considera que año y medio sea poco tiempo y recuerda que «a una persona en la fase inicial de la enfermedad le puede quedar de media entre dos o tres años hasta que se convierta en una persona dependiente, por lo que si ese tiempo lo conviertes en cuatro o cinco años, el efecto en cuanto a calidad de vida es muy significativo».

Pese a todo, afirma Martínez Lage, el medicamento «cambia la trayectoria de deterioro, cuando lo que nos gustaría a todos es que la detuviera», que la evolución de la enfermedad se convierta «en una línea horizontal». Este es un sueño que todavía no se ha conseguido, pero de momento la pendiente del avance del alzhéimer se ha reducido en un «27%» en 18 meses. «Este es un cambio significativo», asegura.