La variante ómicron causa en una semana quince veces más fallecidos que la gripe A de 2009 en Euskadi
La gripe porcina, la última en ser catalogada como pandemia, causó 7 óbitos en el País Vasco. La nueva mutación del Covid ha dejado 108 muertes solo en los últimos siete días
La enorme extensión de la sexta ola ha provocado un fuerte debate sobre la gripalización de la gestión de la pandemia que, solo en ... Euskadi, ha causado más de 5.800 fallecidos. El Gobierno central, de hecho, mantiene su plan de tratar el coronavirus como una gripe, tal y como reconoció hace unas semanas la ministra de Sanidad, Carolina Darias. Es decir, no abordarlo con mecanismos masivos de control, como los test de antígenos o las PCR, sino afrontar este virus como si de una enfermedad más se tratase. Eso sí, matizó que no se hará hasta que no disminuya esta última variante. Pero de momento, los datos dicen que ambas afecciones, coronavirus y gripe, causan un impacto completamente diferente en la población. Solo durante la última semana, Ómicron ha causado en el País Vasco quince veces más de muertes que durante toda la temporada gripal de 2009.
Hace casi 23 años que se detectó en el Estado por última vez una pandemia. El causante era el virus H1N1, al que la Organización Mundial de la Salud (OMS) catalogó como gripe A y que comúnmente también se denominó gripe porcina, y que dejó 90.300 casos en Gipuzkoa, Bizkaia y Araba registrados en las consultas de Atención Primaria, el 4,4% de la población. El mayor pico contabilizado entonces fue de 650 casos por cada 100.000 habitantes, correspondiente a la segunda semana de noviembre de 2009, y, en apenas once meses, se dio controlada aquella crisis sanitaria, que provocó 7 fallecidos en Euskadi y terminó siendo menos nocivo de lo que se preveía en un principio. Los pronósticos del Gobierno Vasco en abril de aquel año, cuando se registró el primer contagio en Bizkaia, vaticinaban que la gripe A afectaría al 30% de la población vasca y provocaría 650 muertes. La realidad, afortunadamente, fue muy distinta.
Durante la última semana, desde el lunes 7 al domingo 13, el departamento de Salud notificó la muerte de 108 personas con el coronavirus como causa directa del óbito. Es decir, cada día perdieron la vida una media de diez vascos. En definitiva, la variante sudafricana Ómicron no solo ha provocado más decesos en una única jornada que en toda la temporada gripal 2009/2010, sino que el número de fallecidos se ha multiplicado por quince en solo una semana respecto a los once meses en los que la gripe porcina estuvo activa en el Estado.
La última mutación del patógeno, que se caracteriza por tener una transmisión más veloz aunque provoca cuadros clínicos menos graves, ha dejado en Euskadi 350.009 infecciones por ómicron desde que el pasado 14 de diciembre Osakidetza detectara el primer caso en la CAV de esta última mutación del virus, lo que ha vuelto a poner en una situación delicada al sistema sanitario durante las últimas semanas. Esa explosividad ha tenido también su repercusión en la presión de los hospitales vascos, que tocaron techo el pasado 11 de enero con 840 personas en planta y 142 en la Unidades de Cuidados Intensivos. Durante los once meses de la gripe A, el número de hospitalizados ascendió a 733 enfermos, de los cuales 74 tuvieron que pasar por la UCI, el 10% del total de contagiados.
Las claves
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Impacto en los hospitales La gripe A causó 807 hospitalizaciones; en la sexta ola ha habido días con casi mil ingresados
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Ómicron Ha infectado a más de 350.000 personas en dos meses y ha causado 650 muertes en Euskadi
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Expertos Consideran demasiado «prematuro» tratar el Covid-19 como si de una gripe estacional se tratara
Si nos remontamos a la temporada 2019/20, justo antes de que estallara la crisis sanitaria y se declarase el estado de alarma con su consiguiente confinamiento, en Euskadi algo más de un millar de personas, 1304 para ser exactos, necesitaron ser hospitalizados a causa de la gripe, dejando a 333 enfermos de gravedad, de los cuales 45 fallecieron a causa de la infección. En la peor fase de esta sexta ola que comienza ya a remitir paulatinamente, aunque no al ritmo que desearían las autoridades sanitarias, Ómicron ha llegado a congregar a 840 enfermos hospitalizados en planta y a más 140 en las Unidades de Cuidados Intensivos, el pico alcanzado en Euskadi durante esta última ola, correspondiente al pasado 11 de enero y lo que forzó, en parte, al Gobierno Vasco para prorrogar las medidas restrictivas tomadas en el LABI que finalmente decayeron este lunes.
Gripalización del coronavirus
Las cuentas, por tanto, son claras. La mortalidad de la última variante del SARS-CoV-2 durante los siete últimos dias ha doblado el número de óbitos registrado en la última temporada de gripe antes de que surgiera la enfermedad hace casi dos años en la ciudad china de Wuhan, si bien el hecho de que más del 90% de la población vasca tenga la pauta completa de la vacuna en su cuerpo ha impedido que esos guarismos fuesen más elevados.
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Desde que se contabilizara el primer deceso por coronavirus el 4 de marzo de hace dos años, en Euskadi pierden la vida una media de 8 personas por razones directas de la infección. En abril de 2020, de hecho, cuando todavía quedaban muchos meses para que arrancara la campaña de inmunización de la sociedad, hubo días en los que se contabilizaron hasta 51 óbitos en una única jornada, más que todas las que se registraron durante la última temporada gripal antes de que estallara la crisis sanitaria.
Los expertos consideran, por tanto, demasiado prematuro hablar de una gripalización del Covid-19. El propio Rafael Bengoa, exconsejero de Salud del Gobierno Vasco y codirector del Instituto de Salud y Estrategia (SI-Health) en la actualidad, así lo reflejaba hace unos días en estas mismas páginas, añadiendo que podría «dar la sensación a la población de que se puede bajar la guardia» ante el virus. Según sus cálculos, habrá que esperar «dos o tres meses» para poder comenzar a hablar de una «normalización» del patógeno.
En esos mismos términos se expresaba también Guillermo Quindós. El catedrático en microbiología de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) considera que es «prematuro» hablar de una gripalización del coronavirus, «antes hay que analizar muchos datos y establecer un periodo intermedio, en el que se creen grupos médicos de vigilancia».
Parece, por ende, pronto para tratar el SARS-CoV-2 como si de una infección respiratoria más se tratara, después de que durante 2021 dejara 1.893 fallecidos en Euskadi, más del triple de lo que causó la gripe común entre 2005 y 2019 (509 en total). En 2020 y el pasado año apenas se detectaron casos. Ese impacto testimonial se debe, principalmente, a las medidas preventivas impuestas para frenar el coronavirus, como la obligatoriedad de usar la mascarilla o la distancia interpersonal. De hecho, el año en el que el patógeno llegó a España, tan solo se contabilizaron seis defunciones derivadas por la gripe estacional en todo el estado.
Otro dato que evidencia que ambas infecciones, coronavirus y gripe, tienen un impacto completamente diferente es que en el momento más crudo de esta sexta ola de la pandemia, a comienzos de enero de este año, Euskadi alcanzó un techo de 7.038 casos positivos por cada 100.000 habitantes. La gripe de la temporada 2019/20 apenas alcanzó los 359 en su momento más álgido, durante la tercera semana de enero de hace dos años. Algo más elevada fue la incidencia de la gripe porcina de 2009, que durante la primera semana de aquel año marcó un pico de 650 positivos por cada 100.000 habitantes.
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