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Un controlador supervisa la pista en una imagen tomada antes de la crisis del Covid-19.

El coronavirus entra en la torre de control de Loiu y enciende todas las alarmas

El positivo de un controlador obligará a poner a otros tres en cuarentena forzosa, quedando disponibles sólo 10 de 22 profesionales

josu garcía

Viernes, 10 de abril 2020, 13:55

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El hecho que más miedo generaba en los responsables del aeropuerto de Bilbao durante la crisis del coronavirus se ha producido finalmente. El Covid-19 ha entrado en la torre de control de Loiu. Un controlador ha dado positivo hace unas horas y se encuentra enfermo, aunque su estado no reviste ahora mismo gravedad, según ha podido saber este periódico. El contagio va a obligar a reorganizar el trabajo y amenaza, incluso, con que el servicio esencial de tráfico aéreo no pueda ser cubierto en todas sus franjas, ya que varios profesionales más van a tener que ser sometidos a una cuarentena forzosa. Ahora mismo sólo hay 10 de 22 trabajadores en disposición de acudir al fanal. El afectado lleva aislado en casa desde el día 4, aunque el resultado del test se conoció ayer a la noche.

El alcance de este positivo es algo que está aún por precisar. Mientras algunas fuentes apuntan a que se corre el riesgo de que Aena tenga que cerrar incluso el aeropuerto de manera parcial, en alguna franja horaria concreta, la empresa pública Enaire, responsable de la torre, niega que se esté planteando esta medida y afirma que el control del tráfico aéreo «está garantizado». «No hay ningún problema para la continuidad del servicio», tranquilizaron desde la compañía. No obstante, Enaire no aclara que medidas adoptará para reorganizar el trabajo con sólo 10 efectivos.

La torre de control era el punto crítico de 'La Paloma' en esta emergencia sanitaria. Fue la primera instalación a la que se dirigieron los militares para su desinfección cuando llegaron en helicóptero al aeropuerto de Bilbao para garantizar la limpieza frente al virus. Además, fue el primer punto donde se tomaron medidas de prevención.

Con todo, el coronavirus ha entrado en la torre. Se desconoce el origen del contagio, pero ahora se tendrá que aplicar el protocolo que establece que tendrán que ser apartados todos los compañeros que han tenido contacto con el positivo. Teniendo en cuenta que había varios profesionales en situación de incapacidad temporal por ser personal de riesgo, el número de efectivos disponibles se limita ahora a 10.

Hace una semana, la sociedad pública Enaire, en previsión de que pudiera haber problemas, autorizó nuevos procedimientos (inéditos) en algunas torres de España. En Bilbao, por ejemplo, se ha dado luz verde a que operen únicamente dos controladores frente a los tres por turno que lo hacen habitualmente. Aún así, según las fuentes consultadas, ahora mismo la situación es crítica para mantener el servicio, que se ofrece todos los días del año durante, en muchos casos, 18 horas.

Se da la circunstancia de que en la torre de Loiu sólo puede trabajar personal habilitado para tal efecto. Es decir, en principio, en condiciones normales, nadie de fuera, de otro centro de control, puede venir a suplir al personal existentes ya que cada aeropuerto tiene sus particularidades y hay que estar acreditado legalmente. Otra posible salida, el manejo de la torre en remoto (desde Madrid de forma telemática) por ejemplo, nunca se ha probado y no es el sector aéreo un entorno abonado a los ensayos precipitados. Por último, se podría estudiar dejar a un único controlador al frente del fanal, algo absolutamente extraordinario y que obligaría a reducir el flujo de operaciones en el cielo de manera drástica.

En este contexto, ahora mismo, se está buscando una solución. Las alternativas sobre la mesa son complejas. La primera de todas podría ser suspender ciclos de vacaciones y ajustar calendarios, pero hay que ver cuánto se puede demorar esto en el tiempo. Otra posible solución sería cerrar parcialmente la torre y el aeropuerto en alguna franja horaria. Ahora mismo hay muy pocos vuelos (entre 6 y 8 diarios), pero hay que tener en cuenta como hándicap que los controladores supervisan también las operaciones de vuelos de emergencia (transplantes o ambulancia), así como las operaciones del helicóptero de Osakidetza y el que va a la plataforma de La Gaviota, que siguen funcionando.

Lo que sí sería definitivo es que se produjera otro positivo entre la plantilla. Algo así sería devastador. Es un escenario en el que, por ahora, no se quiere ni pensar.

¿Cómo se ha producido el contagio? Por ahora se desconoce. Pero fuentes del sindicato USCA, sin querer relacionarlo directamente, porque admiten que el virus puede haber llegado al controlador al margen de su trabajo, sí quieren destacar que se han producido errores en la gestión de esta crisis.

Reducción de la limpieza

El primer punto llamativo que refieren es el descenso en la limpieza de las instalaciones de la torre de control. El 22 de marzo, el Ejército desinfectó a fondo el centro de trabajo. El protocolo posterior establecía que eran necesarias al menos tres limpiezas diarias para mantener la higiene. Parece ser que no se llegaron a hacer y se quedaban en 2. Pero, aún hay más, en el último día del mes, el listón se bajó a un único aseo cuando Aena decidió enviar a casa a la mayoría del personal de la contrata de limpieza de Loiu para recortar gastos, reduciendo en algunos puntos de la terminal hasta en un 75% estas labores fundamentales.

Militares higienizan sus trajes tras haber salido de la torre de control, el pasado 22 de marzo Ignacio pérez

Por otro lado, USCA llama la atención sobre el filtro de seguridad que los profesionales tienen que pasar a la entrada. Desde el inicio de la crisis, los representantes sindicales y de prevención han estado advirtiendo de que no servía de nada tomar todas las medidas posibles en la torre si después tenían que poner sus pertenencias y objetos personales en manos de unos vigilantes que, en algunos de los casos, no llevaban guantes (ha habido problemas de abastecimiento con los equipos de protección personal). A su juicio, este punto de control era «un foco de peligro constante». En los últimos días y ante la insistencia de los controladores, se han añadido unos plásticos a las bandejas, pero, aún así, el proceso «deja mucho que desear». Según USCA, se podría haber articulado un sistema más seguro para franquear un control que, aun siendo necesario, se podría haber flexibilizado o modificado de forma transitoria hasta que pasara la alerta sanitaria.

Representantes de los vigilantes han querido matizar que el colectivo «ha seguido el protocolo establecido, con los medios que nos proporcionan». En este sentido, llevan denunciando desde hace tiempo la falta de material de protección para poder desarrollar su trabajo con seguridad.

 

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