Los botellones nocturnos enturbian la primera jornada sin estado de alarma en Euskadi
El Gobierno Vasco insiste en que el final de las restricciones de movilidad no significa que haya desaparecido el riesgo de contagios por Covid
Autolimitación y responsabilidad. Son las dos peticiones que hizo el viernes pasado el lehendakari Urkullu a la ciudadanía vasca a la hora de afrontar ... el fin del estado de alarma que ha eliminado buena parte de las restricciones que llevaban meses vigentes. Sin embargo, en cuanto la noche del sábado al domingo dieron las doce y se suprimió el toque de queda, muchos salieron a celebrarlo, protagonizando las escenas que el Gobierno Vasco quería evitar y que han indignado a la sociedad. Desde el Ejecutivo advierten de que las próximas semanas son cruciales para reducir la incidencia del virus en Euskadi, que aunque en los últimos días ha mostrado una tendencia a la baja aún ofrece cifras preocupantes. «Ha finalizado el estado de alarma, no la pandemia», dijo ayer el portavoz del Ejecutivo vasco, Bingen Zupiria. No obstante, salvo los incidentes nocturnos, que se saldaron con más de medio centenar de denuncias -el consumo de alcohol en la calle sigue prohibido-, la entrada en esta nueva etapa se llevó a cabo con bastante normalidad.
El decaimiento de la normativa de excepción ha supuesto que de un día a otro Euskadi haya pasado de tener una lista de medidas de las más restrictivas del Estado a aplicar una normativa mucho más laxa, sin límites de movilidad ni toque de queda y flexibilización de horarios en hostelería y comercio. Zupiria reconoció ayer que hubiera sido «conveniente» que la transición tras el estado de alarma hubiese sido «menos abrupta», ya que Euskadi es la comunidad con peores cifras de contagios. Los últimos datos arrojan 436 nuevos positivos en Covid-19 en 24 horas, la mejor cifra desde finales de marzo, pero que aún queda lejos de una transmisión baja y controlada del virus. Desde el Gobierno Vasco insisten en que las «2-3 próximas semanas» serán «importantes» para consolidar la tendencia a la baja de la cuarta ola, cuyo pico parece ya superado.
Así lo muestra la evolución de la última semana, en la que los contagios han descendido un 30% respecto a la anterior. Y, lo más importante, eso se ha traducido en una menor presión hospitalaria, donde la situación sigue siendo de mucha tensión, ya que 171 personas siguen ingresadas en las UCI.
A ese descenso de la incidencia se le suma una vacunación que ha acelerado el ritmo considerablemente en las últimas semanas y que espera mantenerlo e incluso aumentarlo en las siguientes, cuando se prevé terminar con la vacunación de las personas entre 60 y 69 años y comenzar con las menores de 60. Los primeros vascos entre 58 y 59 años ya han sido citados para recibir la primera dosis. El objetivo de Salud es que antes de verano todos los mayores de 50 hayan recibido al menos una dosis.
El reto del nuevo contexto
Euskadi se enfrenta por tanto al reto de reducir los contagios en un contexto de mayor libertad. Una ecuación difícil de resolver en la que la responsabilidad individual y colectiva juegan un papel crucial.
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Las imágenes de centenares de jóvenes haciendo botellón y sin mascarilla la primera noche de libertad son preocupantes y no contribuyen al optimismo, pero lo cierto es que son la única nota negativa de las primeras horas sin estado de alarma en Euskadi, donde la situación ha sido de calma y normalidad. La eliminación del cierre perimetral que permite la libre movilidad dentro y fuera del territorio se hizo notar ayer en las carreteras y en algunas localidades como Donostia o Zarautz, que recibieron los primeros excursionistas en meses, pero no se registraron retenciones o aglomeraciones.
Una de las notas más negativas de la noche se produjo en Eibar. Un total de 11 contenedores, 10 de papel y 1 orgánico, fueron incendiados, en el centro urbano, desde las 2 de la madrugada hasta las 4, dentro de una noche muy movida, en el que numerosos jóvenes celebraron el fin del estado de alarma.
La supresión del estado de alarma también ha supuesto un alivio para los hosteleros, que desde ayer pueden abrir hasta las 22.00 horas (con take away hasta las 23.00) y ya no tienen restricciones de horario para servir en el interior. Medidas más flexibles pero que no satisfacen del todo al sector, ya que se mantiene la limitación de aforo al 50% dentro de los bares, el máximo de cuatro personas por mesa y sigue prohibido el consumo de pie o en barra. La ampliación de horarios también se aplica a comercios, centros culturales y sociales y establecimiento de juegos.
Son las principales medidas que recoge el nuevo decreto vasco y que se quedan muy lejos de las pretensiones iniciales del Ejecutivo, que planteó una desescalada mucho más gradual para llegar a junio en un escenario sanitario menos crítico, con el mantenimiento del toque de queda y el cierre perimetral, que finalmente fue tumbado por los tribunales.
«El decaimiento del estado de alarma y el pronunciamiento tan rotundo del TSJPV no dejaba mucho margen para tomar otras decisiones», señaló ayer el portavoz del Gobierno Vasco en este sentido. Zupiria recordó que la pandemia «no ha terminado» y que todavía quedan «meses con medidas en los que tenemos tomar precauciones». De hecho el Ejecutivo ya ha planteado un verano con control de accesos y aforos en playas y piscinas, como el año pasado. Por el momento las medidas actuales seguirán vigentes hasta el próximo 29 de mayo, cuando serán revisadas por el LABI.
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