«Hemos comenzado a enviar los quesos por paquetería para salvar la campaña»
Tras ganar numerosos premios los últimos años, en Kortarikoborda han tenido que buscar soluciones para seguir con el negocio durante la crisis sanitaria
ALICIA DEL CASTILLO
orabidea-baztan.
Sábado, 11 de abril 2020, 07:04
En Kortarikoborda, el caserío de Julen Arburua situado en Orabidea, barrio de Lekaroz, a 20 kilómetros de Elizondo, la campaña de elaboración de ... quesos lleva un mes en marcha. Pero en este recóndito lugar navarro, rodeado de montañas suaves y verdes prados en el corazón del Valle de Baztan, también la crisis por el Covid-19 se ha dejado notar, y mucho. Tanto, que para que el proyecto de este joven, tan galardonado los últimos años por sus quesos Kortariko Gasna e Infernuko Gasna, pueda seguir adelante, han tenido que buscar alternativas y comenzar con unas ventas un tanto diferentes.
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«Nosotros vendemos mucho a restaurantes y bares, que en estos momentos no pueden abrir; también, a pequeño comercio de la comarca, esas pequeñas tiendas familiares de las que muchos no se están acordando porque prefieren ir a grandes superficies para hacer sus compras y, normalmente, también hacemos mucha venta directa», explica Julen Arburua.
Su caserío está lejos de todo, pero cerca de 'Infernuko errota', el molino del infierno, situado en la regata del mismo nombre. Se trata de un lugar muy frecuentado, muy turístico. «Los visitantes suelen hacer senderismo hasta el molino, comen en el caserío-restaurante que hay cerca y después aprovechan para venir a comprar queso y visitar la quesería. Pero ahora todo eso también se ha terminado».
«No puede ser que los supermercados estén doblando beneficios y el pequeño comercio esté al límite»
«Solemos vender a bares y restaurantes, y a tiendas familiares de la comarca de las que ahora muchos no se acuerdan»
Así que viendo que la producción sigue y sigue pero no tiene salida, han intentado buscar soluciones. «A la chavala y a mi hermano se les ocurrió lo de las redes sociales. Poner un teléfono para encargos y hacer los envíos de queso por paquetería», explica. El mensaje se extendió, sobre todo a lo largo de la comarca, ese mismo fin de semana.
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«Haz tu pedido. Nos gustaría informarles sobre la posibilidad de enviar nuestros quesos a vuestros hogares a través de paquetería; eso sí, respetando en todo momento las medidas de seguridad pertinentes. Cuidando unos de los otros, ayudándonos unos a los otros... ¡cuidemos a nuestros productores locales! El confinamiento es mucho más llevadero con un poco de queso (del bueno)», explican en su cuenta de Facebook.
El pasado año fue excepcional, Kortariko gasna fue el campeón de campeones en Ordizia, el campeón de Navarra en Uharte Arakil, venció en el concurso de Idiazabal de Ordizia, fue campeón de Euskal Herria, recibió el premio del mejor queso del año en Elgoibar...
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Sin embargo, en Kortarikoborda no han hecho siempre quesos de leche de oveja para venta. El caserío fue adquirido por el bisabuelo de Julen, y desde entonces han trabajado con ganado. Los padres de Julen, Antonio Arburua y Maddi Jimenez –llegada desde un caserío de Amaiur– se dedicaron en exclusiva a la ganadería y produjeron miles de litros de leche, pero sin llegar a elaborar productos lácteos. De hacer quesos se encargaba la amatxi, Mari Carmen, la madre de Antonio, y los hacía para casa. Julen tenía claro que quería seguir en el caserío y por eso fue a la Escuela de Pastores de Arantzazu,
El cambio llegó en 2015. Pasaron de vender la mayor cantidad posible de leche de vaca a hacer el queso de Idiazabal artesanal para venderlo al pormenor y a pequeños distribuidores. Y vistos los galardones y las ventas de los últimos años, la apuesta de toda la familia iba bien. Cuando empezaron, los veteranos les decían que «hacer queso no es difícil, lo difícil es venderlo». «Y parece que no solo al comienzo, también ahora siguen teniendo razón».
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De momento ellos continúan con la campaña de elaboración. «Ahora precisamente es cuando más trabajo tenemos. Nos levantamos a las seis de la mañana, tras el ordeño se pasa la leche a las cubas y nos ponemos a hacer queso hasta pasado el mediodía. Por la tarde los sacamos de la prensa, los aireamos, continuamos con el proceso y terminamos sobre las nueve no sin antes volver a ordeñar las ovejas», explica.
A ese trabajo le suman el que hacen con el reparto de los pedidos. «A las tiendas y, ahora, a la gente que nos pide por teléfono. Por la comarca lo llevamos nosotros mismos y si es lejos, los enviamos por Seur. Pero no vienen al caserío porque nos dicen que está lejos, así que esos envíos los mandamos una vez por semana, cuando los llevamos a Elizondo». En su primera semana, han hecho ocho paquetes. «Es una solución que hemos intentado buscar para sacar la campaña. Todas las queserías como la nuestra están igual. No nos tenemos que olvidar de comprar a los pequeños productores, a los más cercanos. No puede ser que en una crisis sanitaria como esta los supermercados sean los únicos que están doblando beneficios mientras que el pequeño productor, el pequeño comercio, esté al límite». Son días complicados para esta quesería que acaba de despedir a su amatxi, la que hacía quesos solo para ellos.
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