Alberto Martínez: «En Atención Primaria no debe haber listas de espera, los casos agudos se tienen que atender en 24 horas»
Anuncia una «OPE especial» para cubrir las plazas de difícil cobertura «con el compromiso de que los médicos estén 4 años en el destino antes de optar a un traslado»
Alberto Martínez (Trapagaran, 1964) ha dado el salto desde el ejercicio de la medicina al Departamento de Salud en un momento en el que la ... sanidad se ha convertido en una de las principales preocupaciones de la ciudadanía vasca. El nuevo consejero explica que la sociedad ha cambiado «a un ritmo muy rápido» y que Osakidetza necesita «adaptarse» a una transformación que se agudizó tras la crisis económica de 2008 y la pandemia del Covid. Para reconstruir el prestigio del sistema vasco de salud, Martínez se marca como objetivos «urgentes» la reducción de las listas de espera y la Atención Primaria, para la que propone una «OPE especial» novedosa que aseguraría que los médicos se mantengan en las plazas de difícil cobertura un mínimo de 4 años. En cualquier caso, avisa: «No tenemos varitas mágicas».
– El lehendakari, Imanol Pradales, ha defendido un «cambio sistémico» en Osakidetza. ¿Por dónde se empieza el tratamiento?
– Tenemos un sistema sanitario que se ha desarrollado durante los últimos 40 años, pero nuestra sociedad ha cambiado a un ritmo muy rápido y se enfrenta a una serie de factores que nos obligan a una reflexión y a adaptar el sistema a esos cambios. En estos momentos, tenemos en Euskadi el envejecimiento más alto de todo el Estado, con las tasas de discapacidad, de dependencia, de cronicidad más altas de España. Esto implica que vamos a necesitar más demanda asistencial y vamos a necesitar otro nivel de cuidados añadidos a los anteriores. La vasca es la sociedad de Europa que más frecuenta al médico, y además es algo que se da en todas las edades, no solo en las más avanzadas. Tenemos una urgencia que nos impulsa la propia sociedad y que es la Atención Primaria, la accesibilidad, la presencialidad, la continuidad de los profesionales en su lugar... Eso es lo que tenemos que atender de forma inmediata, y también las listas de espera.
– Llega al cargo en un momento en el que la sanidad se ha convertido en una de las principales preocupaciones de la población. ¿Entiende que el ciudadano que debe acudir al médico esté preocupado?
– Lo que nos hemos encontrado después de la pandemia es a un ciudadano que pone la salud prácticamente en su primer elemento de orden de prioridades. Es un ciudadano que demanda servicios de alta especialización y que confía en Osakidetza, pero que tiene una percepción, y es verdad, de disconfort porque existe una trama burocrática o una dificultad para acceder a algunos sitios. En la Atención Primaria por la falta de profesionales y, en la atención especializada, por las listas de espera.
– ¿Y cómo se soluciona eso?
– No hay médicos. Hay un déficit de médicos que nos va a durar 3 o 4 años, especialmente en la Atención Primaria. En estos momento tenemos identificados una serie de destinos que hemos llamado de difícil cobertura.
– ¿Cuántos son?
– En torno a 108. Son destinos en los que bien por la distancia, la ubicación, el turno de trabajo o por lo gravosa que puede ser la carga de trabajo, se definen como de difícil cobertura porque no encontramos con facilidad médicos con los que cubrirlos. Lo que vamos a hacer, a través de la mesa sectorial, es convocar una OPE especial solo de concurso para adjudicar esas plazas, siempre con el compromiso de que se mantengan en el destino 4 años para luego optar a un traslado, ya con todos los parabienes de una adjudicación de una plaza estatutaria.
– ¿Una OPE de este tipo se ha hecho alguna vez en Osakidetza?
– Nunca lo hemos hecho. Por eso requiere, en primer lugar, presentarlo a la mesa sectorial, ver cuál es el sentir de los sindicatos, porque lo queremos hacer pactado y con encaje legal. Si hubiera algún problema de legalidad con esa OPE, que no creemos, buscaríamos otro tipo de incentivos para esos puestos de difícil cobertura.
– ¿En Gipuzkoa, por ejemplo, dónde encuentran más problemas?
– Por poner algún ejemplo, los turnos de tarde en Zumaia y Oñati son especialmente difíciles de cubrir. Pero hay más.
– La falta de médicos también se da en algunos hospitales...
– En el caso de los comarcales, donde también hay un problema, y estos ya son plazas de especialista, intentaríamos vincularlo de alguna manera con contratos mixtos con el hospital mayor, que es el que genera atractivo para los profesionales, para favorecer también los destinos en los hospitales comarcales. Si no pudiéramos hacerlo así, también intentaríamos llevarlo a ese tipo de OPEs de coberturas difíciles.
– ¿Tienen alguna previsión de plazos, teniendo en cuenta que hay una negociación de por medio?
– Se debe negociar con la mesa sectorial... Tendríamos que ver también la resolución inmediata de la OPE del año pasado para ver cuáles son los códigos que quedan, pero queremos hacerlo cuanto antes.
– En enero, en una de las primeras entrevistas de Pradales como candidato a lehendakari, aseguró que «quizá deberían desaparecer filtros que en su día pusimos en Atención Primaria». ¿Qué trabas podrían eliminarse para que la atención sea más ágil?
– En Atención Primaria no debe haber listas de espera. La asistencia a un procedimiento agudo tiene que ser en las primeras 24 horas. Hay trámites burocráticos que vamos a intentar descargar en los próximos seis meses, para que prácticamente toda la actividad que corresponde a bajas o peticiones para elementos como son la dependencia puedan salir del ámbito del trámite administrativo de un profesional. Hemos calculado que podrá suponer en torno a un 40% de descarga.
– ¿Necesitar ahora un plan de choque supone una enmienda al trabajo que se ha hecho desde el Departamento de Salud en las últimas legislaturas?
– No es un plan de choque que cambie radicalmente todo. Venimos de una situación que ni siquiera es desde la pandemia, que es anterior. En ese contexto, saliendo de la pandemia, el equipo anterior tuvo que reordenar muchas de las estructuras que tenía y esa demanda que estuvo constreñida durante un tiempo salió como un tsunami. Esa avalancha es la que estamos ahora intentando soportar con un déficit de profesionales.
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– ¿Pero la falta de médicos no se podía prever desde muchos años antes?
– La cuestión es que en España desde el año 2008 hasta prácticamente 2018 no había dinero. Casi fuimos rescatados. Recuerdo cuando de repente a los funcionarios nos dejaron de pagar la paga extra, nos descendieron un 10% el sueldo porque no había dinero ni para inversiones ni para contratar. Hubo un crecimiento cero de plantillas. Con esa situación no es que no se planificara, es que no había dinero para dotar de presupuesto a esas plazas para formar médicos.
– En el diagnóstico que el Gobierno Vasco presentó la semana pasada en la mesa del pacto por la salud se destaca que la plantilla de Osakidetza ha aumentado en 1.500 médicos en seis años. Sin embargo, sigue siendo insuficiente para evitar su «escasez». ¿Cuántos harían falta para hacer frente a las necesidades actual y futura?
– Tenemos un sistema que pivota más sobre la asistencia hospitalaria, que tiene mayor de atracción para los profesionales, en detrimento de la Atención Primaria. Tendremos que seguir convocando OPEs cada año para ir manteniendo la estabilidad del personal y la suficiencia en el número de profesionales. Además, tendremos que conseguir cada vez más códigos estructurales para asentar parte de la plantilla.
– ¿Tienen un cálculo aproximado de cuántos médicos harían falta para atender la demanda?
– No hay una cifra concreta porque las necesidades cambian continuamente.
– ¿La exigencia del euskera es una barrera para fichar facultativos de fuera de Euskadi?
– No hay ningún médico que se haya dejado de contratar por no saber euskera. Tenemos un objetivo dentro de la asistencia sanitaria que es la humanización y, además, consideramos que el paciente es el centro del sistema. No queremos contraponer derechos: el derecho de un trabajador contra el derecho de un paciente de ser tratado en euskera. Cuando ese paciente está en una situación de fragilidad, es el momento en el que más hay que garantizar que pueda hablar en su propio idioma.
– En los últimos años ha habido problemas legales con varias OPEs, lo que ha hecho que se hayan solapado unas con otras. ¿Cuándo prevé que se pueda recuperar la normalidad?
– Hay unas OPEs que se van a resolver ahora, a final de año, tanto la de estabilización como la de oposición libre. Sobre la que está judicializada tenemos la información de que antes de que acabe el año puede haber una resolución, con lo cual nos liberaría también para poder ir adjudicando esas plazas.
– Para hacer frente a la escasez de médicos, Osakidetza comenzó en enero a contratar profesionales sanitarios extracomunitarios al amparo de la Ley de Salud Pública. Desde entonces se han incorporado una decena de facultativos. ¿Esa cifra sirve para mitigar el problema?
– Ha sido una medida más, pero muy residual. Ha tenido poco alcance porque para trabajar en Europa requiere la especialización y una homologación que no es fácil de obtener.
– Su predecesora, Gotzone Sagardui, dijo que «habrá que desplazarse con más asiduidad» para ir al médico. ¿Será inevitable?
– Nosotros proponemos que la gente se desplace porque es bueno andar, es un hábito de vida saludable (risas). Hablando en serio, pensamos en un sistema de Atención Primaria de cercanía, de proximidad. Hemos puesto medidas encima de la mesa para intentar solventar esa situación. Es verdad que habrá momentos coyunturales, como el verano o determinadas fechas muy concretas, en las que va a ser más difícil, pero nuestro objetivo es que la Atención Primaria sea cercana y accesible.
– ¿El paciente se tiene que acostumbrar a no tener siempre el mismo médico de familia, como ocurre ahora en muchas zonas?
– Nuestro objetivo es que tenga continuidad, porque ésta aporta valor y mejora los resultados de los pacientes. Pero varitas mágicas no tenemos.
– ¿Cuándo empezará a notar todas estas medidas que quieren impulsar?
– Nuestro objetivo es que se vayan viendo poco a poco. No van a ser cambios bruscos, van a ser cambios graduales. Tenemos que entender también que, durante el año, la sociedad tiene diferentes demandas de salud. La idea que tenemos es que la Atención Primaria se vaya viendo reforzada poco a poco. Si conseguimos sacar adelante que determinados destinos sean cubiertos, eso sería un alivio. Si no se consigue, nuestro objetivo a corto plazo es que a todos los residentes que terminan se les pueda contratar. A medio plazo hemos hablado con la UPV/EHU para que aumenten en 40 plazas el número de estudiantes de Medicina en el colectivo de euskera. Pero también insisto, porque hay que ser realista, que el déficit de médicos va a tardar unos años en resolverse. Los próximos 3-4 años vamos a estar con esas tensiones y dificultades.
– ¿La incorporación de tratamiento más sofisticados, como el CAR-T que se aplica en Donostia, pone en riesgo la sostenibilidad del sistema en una sociedad cada vez más envejecida?
– Son tratamientos en los que hay que elegir muy bien la indicación para que realmente aporten un valor, porque tienen un impacto económico muy alto. Creo que hay que ser selectivos, pero también es verdad que los presupuestos de salud cada vez son más altos.
– ¿Si volviera a darse una pandemia similar a la del Covid, el sistema sanitario vasco estaría preparado para hacerle frente?
– Estaríamos mejor preparados porque tendríamos una experiencia previa. Cuando llegó la pandemia no teníamos un sistema que identificase las situaciones de riesgo, no había un sistema epidemiológico que nos alertara. Entonces nos dimos cuenta de la fragilidad de un sistema que desbordaba, por la demanda, todas las previsiones que se habían hecho. Ahora tenemos una capacidad de adaptación a las situaciones mucho mayor.
Muy personal
«Echo de menos a mis compañeros y el contacto con los pacientes»
- Hasta hace tres meses usted ejercía como jefe de servicio de Anestesia y Reanimación de Cruces. ¿Cómo se gestó su fichaje como consejero?
- Fue a través de una llamada de teléfono de Imanol Pradales que me sorprendió, porque no conocía de nada al hoy lehendakari. Me llamó para preguntarme cuál era mi opinión sobre la sanidad, nos reunimos y me sorprendió que tenía un nivel de conocimiento extraordinario de la sanidad. Percibí en él un firme compromiso con la sanidad y un querer resolver los problemas. A mí eso me ayudó mucho para tomar una decisión cuando me propuso, en una segunda reunión, la posibilidad de ser consejero.
- ¿Se lo pensó mucho?
- No, mi respuesta afirmativa fue inmediata porque me sentí muy respaldo.
- ¿No lo consultó con nadie?
- Con nadie. Cuando llegué a casa se lo dije a mi mujer y a mi hijo, pero no lo consulté con nadie.
- ¿Tiene seguro privado de salud?
- No, no lo he tenido nunca. Siempre he trabajado en la sanidad pública y solo en la sanidad pública, en la que creo profundamente y con la que siempre he estado comprometido.
- ¿Tiene carné del PNV?
- Sí. No hace mucho, pero lo tengo.
- ¿De antes de ser consejero?
- Sí.
- ¿Su predecesora en el cargo le ha dado algún consejo?
- Hicimos el traspaso de información y se puso a mi disposición. Periódicamente tengo contacto con ella y con el resto de los exconsejeros, que me viene muy bien, por cierto.
- ¿Qué es lo que más echa de menos del día a día en el hospital?
- Echo de menos a mis compañeros y una dinámica de trabajo que para mí era más habitual, porque llevaba muchos años en el puesto. También el contacto con el paciente, y esa sensación de satisfacción. Ahora estoy metido en una vorágine que me absorbe. Estoy descubriendo otro mundo. Y tenía una vida mucho más ordenada que ahora.
- ¿Algún episodio en su carrera que le dejado marcado?
- He vivido momentos profesionalmente duros, aunque también otros en los que tienes la sensación de que has podido salvar la vida a alguien. El ejercicio de la medicina es muy noble porque te aporta un valor que va mucho más allá del económico.
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