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Varicela, la vacuna de la discordia

La Sociedad Española de Pediatría recomienda inmunizar a los niños pequeños, pero no está a la venta. La situación hace que muchos pediatras se sientan impotentes «frente a las familias y nuestro propio criterio»

NEREA AZURMENDI

Martes, 22 de abril 2014, 11:45

En el calendario de vacunación infantil de Euskadi, por lo menos en el que se puede consultar en la página web de Osakidetza, la vacuna de la varicela está marcada en gris y ocupa la primera casilla de la columna que corresponde a los niños y niñas de 10 años. Es la opción del Departamento de Salud del Gobierno Vasco, que no ha facilitado a este periódico más explicaciones al respecto. Es también la del Ministerio de Sanidad y la de todas las comunidades autónomas excepto Navarra, Ceuta y Melilla.

Esa opción, sin embargo, no solo no es la única posible sino que entra en contradicción con la propuesta del Comité Asesor de Vacunas de la Sociedad Española de Pediatría, que recomienda expresamente «la vacunación de todos los niños con dos dosis, la primera a los 12-15 meses de vida y la segunda dosis a los 2-3 años de edad». Asegura que la recomendación «está basada en la mejor y más rigurosa información científica disponible actualmente, que demuestra los beneficios de la vacuna de varicela aplicada a estas edades».

En concreto -subraya- «donde se está utilizando la vacuna de la varicela en niños pequeños han comprobado una gran disminución de casos, de complicaciones y de ingresos en el hospital, así como del número de fallecimientos». La vacuna que hace una década se aprobó en España para su uso no hospitalario responde al nombre de 'Varivax', y es del laboratorio Sanofi-Pasteur.

La apreciación de la AEP, como todas, puede estar sujeta a crítica, puede ser discutida, pero da la sensación de que no son pocos los pediatras que tienden a tomarse en serio las recomendaciones de una asociación con más de 60 años de experiencia que engloba a 9.000 pediatras y cirujanos pediátricos.

Esos profesionales se ven, sin embargo, confrontados a una situación cuando menos paradójica: pueden prescribir la vacuna, pero recetarán un medicamento que no solo no está financiado, sino que no está en las farmacias. El tema no es nuevo, ni son nuevas las tomas de posición profesionales y políticas respecto a un tema que ha llegado incluso al Congreso de los Diputados. Sin embargo, el fallecimiento hace un mes de la pequeña Anne Ganuza en Treviño como consecuencia de las complicaciones de una varicela, que la vacuna habría podido evitar, ha reavivado el debate. La decisión de la compañía que la produce de denunciar al Ministerio de Sanidad también ha dado aire a la polémica.

Desfinanciada y retirada

Porque el tema viene de lejos. Como recuerdan en el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Gipuzkoa, «mediante una resolución del 11 de julio de 2013, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) confirmó su decisión de no liberar lotes de la vacuna contra la varicela 'Varivax' con destino a las farmacias comunitarias, salvo en Madrid, Navarra, Ceuta y Melilla, de tal modo que en el resto de Comunidades Autónomas, el uso de esta vacuna quedara limitada al ámbito hospitalario con destino a campañas oficiales de vacunación».

Las formas con las que se comunicó una decisión que la AEP califica de «ilógica» y el Ministerio justificó en su día asegurando que tenía como objetivo «evitar un el uso inadecuado» y las «prescripciones incorrectas» de una vacuna cuya aplicación temprana había quedado fuera de los calendarios oficiales, también fue cuando menos llamativa. «La resolución solo se notificó al laboratorio farmacéutico, no llegando a informar sobre la misma ni a los prescriptores ni a los farmacéuticos», precisan. Después llegaron el desabastecimiento, algunas dudas y, con carácter que parece permanente, el dilema al que se ven confrontados muchos pediatras todos los días.

Miles de casos al año

Porque, aunque las consecuencias rara vez son tan trágicas como en el caso de Anne Ganuza, la varicela sigue afectando a miles de personas al año en Euskadi. Los datos disponibles en la web de Vigilancia Epidemiológica de Osakidetza pueden servir para hacerse una idea de la incidencia que tiene esa enfermedad.

A 5 de agosto de 2013, último dato disponible, se llevaban acumulados 5.973 casos. Entre el 15 de julio y la fecha de referencia se habían registrado 175 nuevos casos y, después de la gripe (24.427 casos acumulados a esa fecha), era la segunda enfermedad de declaración obligatoria que había afectado a más personas. Le seguían la parotiditis (paperas) con 1.122 casos, la tuberculosis (167) y la tos ferina (151). Parotiditis y tos ferina sí están incluidas en el catálogo de vacunación infantil de Osakidetza.

Los pediatras consultados para la elaboración de este reportaje, que han preferido mantener el anonimato, admiten que no es habitual que una varicela, más allá de las molestias que cause al enfermo durante los días que necesita para completar su curso, se complique de manera extraordinaria, por lo menos entre los niños.

«Se refieren entre seis y diez muertes al año en España, pero es que solo una muerte evitable debería ser razón suficiente para dar a las familias la posibilidad de inmunizar a sus hijos e hijas contra la varicela», afirma un profesional con muchos años de experiencia. Como la mayoría de los profesionales consultados, admite que, al igual que ocurre con otras vacunas que se entran en la categoría de 'recomendadas' -la antineumocócica y la del rotavirus, por ejemplo- se puede llegar a entender que no esté financiada y que sean las familias las que corran con el gasto (cada dosis cuesta en torno a 70 euros), «pero de ahí a la situación en la que nos encontramos hay un salto gigantesco».

También recuerdan, como lo hace la AEP, que países poco dudosos como Canadá, Australia, Japón, Alemania o Grecia, por ejemplo, recomiendan vacunar de la varicela a niños pequeños. «En Estados Unidos es prácticamente una condición imprescindible para que acepten a un niño en la escuela», apunta un profesional, que resalta la sensación de impotencia con la que muchos de ellos afrontan las consultas de muchas familias y, en no pocos casos, la contradicción entre «las recomendaciones de sociedades científicas de total confianza, nuestro criterio y la situación en la que nos encontramos con respecto a esta vacuna, que no es fácil de entender».

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