Niños de 8 años ya sufren ciberacoso
El 9,2% de los chavales de Primaria ha sufrido vejaciones online, un problema que antes no se sufría hasta la adolescencia
Los pediatras atienden estos días muchos dolores de tripa sin explicación. «Lo primero que buscamos es una causa física: apendicitis, algún trastorno intestinal... Descartado ... esto, el dolor sigue ahí, no es inventado. Y, a veces, es la somatización de algo más que los típicos nervios de la vuelta al colegio; es el miedo al bullying, que cada vez sufren más niños y a edades más tempranas». La advertencia la hace Pedro Gorrotxategi, presidente de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap).
¿Cuántos escolares viven con temor el regreso a las aulas? Cada vez más. Un 9,5% de los menores de 12 años asegura haber sufrido acoso y un 9,2%, ciberacoso, según el Estudio Estatal sobre la Convivencia Escolar en Centros de Educación Primaria, publicado por el Ministerio de Educación. Más allá de lo alarmante de unas cifras 'in crescendo', desde la AEPap llaman la atención sobre una cuestión inquietante: el ciberacoso, hasta ahora una problemática más asociada al universo adolescence, ya iguala en prevalencia en el colectivo de 6 a 12 años al maltrato físico del insulto y el empujón. «Cada vez detectamos en consulta a niños y niñas más pequeños, desde los 8 años, víctimas de ciberacoso», asegura Teresa Cenarro, vicepresidenta de la AEPap.
ANTE EL ACOSO...
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¿Qué hiciste ante un caso de acoso? En la encuesta sobre convivencia escolar del Ministerio de Educación se preguntó a los chavales de Primaria cómo reaccionaron cuando vieron que acosaban (físicamente u online) a un compañero. Solo un 17,6% dijo sentirse mal y menos aún se enfrentaron al agresor (9,8%). Uno de cada tres se lo dijeron al profesor pero dos tercios callaron.
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«Me acosan online, ¿qué hago?» La recomendación es «no responder al agresor y hacer capturas de las imágenes o mensajes ofensivos».
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Las chicas, más vulnerables Son más propensas a sufrir ciberacoso (46,7%) que los chicos (33,1%).
Enrique Pérez-Carrillo de la Cueva, presidente de la Asociación española para la prevención del acoso escolar, confirma este adelanto en la edad. «Recibí un email de una madre que me contaba que su hija de 10 años soportaba insultos por WhatsApp». Hasta ahora, dice, empezaban a impartir charlas sobre ciberacoso en colegios «a niños a partir de 11 años, pero hace poco, en una clase de segundo de Primaria (8 años), tres cuartas partes de los alumnos aseguraron tener acceso al mundo online: o bien tenían móvil o se lo dejaban sus padres, o bien accedían con frecuencia a redes sociales o jugaban a videojuegos en línea...». La amenaza que lleva años instalada en los institutos se cuela así en las aulas de Primaria. «Es como si cada cinco años se adelantara uno el acceso de los chavales a los dispositivos móviles».
Y ese gesto de darle al chaval un teléfono con internet o dejarle jugar al Fortnite con 10 años ha agravado el fenómeno del acoso. «El maltrato en el colegio ha existido siempre. Si eras gordito, se metían contigo. Y también si eras un chico que no jugaba al fútbol. Se burlaban de ti, te insultaban, te daban patadas o collejas... Era un acoso presencial, pero fuera de la escuela el niño al menos estaba seguro», recuerda Pedro Gorrotxategi.
El proceso inverso
La irrupción de los dispositivos móviles eliminó las fronteras seguras e inauguró una nueva forma de maltrato: el ciberacoso. «Las humillaciones presenciales entre los más pequeños derivaban, años más tarde, cuando los acosados y las víctimas tenían su primer móvil, en acoso online». El problema añadido, señala Enrique Pérez-Campillo, es que «ahora se está dando también el proceso inverso: como hay chavales de 10 años con móvil o redes sociales –el 70% del alumnado de sexto de Primaria tiene perfil en una red social– empiezan a acosar por esta vía y muchas veces a esto se suma luego el acoso físico».
Más allá del papel de la educación, la solución al problema –apuntan los profesionales– debe empezar precisamente por lo que lo provocó. «Entendemos que a un niño de 10 años que vaya solo al colegio sus padres le den un móvil, pero basta con un teléfono para llamar y recibir llamadas. A esa edad no hay que dejarles un móvil con acceso a internet», alerta Gorrotxategi.
Sobre los síntomas que pueden ayudar a las familias a identificar que su hijo o hija está siendo víctima de cualquier modo de acoso, los físicos y los psicológicos. «El empeoramiento del rendimiento escolar, los cambios de comportamiento, la negativa a hacer actividades que antes disfrutaba o la exacerbación de enfermedades crónicas son señales de alerta. Además de los moratones, los arañazos o que lleve a casa parte del material escolar dañado», alertan desde la AEPap.
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