Las diez noticias clave de la jornada
Nerea Melgosa, sentada en un banco del centro de Donostia, en plena Samana Grande. Lobo Altuna
Nerea Melgosa | Consejera de Bienestar, Juventud y Reto Demográfico

«Tenemos que tener tolerancia cero ante episodios de odio o xenofobia»

La cohesión social y la solidaridad intergeneracional vertebran el discurso de una servidora pública implicada con las familias

Gaizka Lasa

San Sebastián

Domingo, 17 de agosto 2025, 00:10

Su modo de expresarse eleva a la persona sobre la gestora. La gesticulación y la mirada fija, seria, denotan implicación humana, más allá de afectación ... profesional. Nerea Melgosa (Vitoria, 1970) aplica un programa de Gobierno pero transmite más bien librar una batalla interna ante asuntos como el bienestar familiar, el futuro de los jóvenes, la violencia machista o la integración de los inmigrantes. Gasteiztarra confesa, visita con agrado Donostia.

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– Cuando sale a pasear, ¿cómo ve la proporción entre personas adultas y carros de niños?

– Pues depende de la hora. Pero fuera de chanzas, es verdad que Euskadi tiene una tasa demográfica bastante envejecida, de las más envejecidas de Europa. Llevamos ya 30 años con los indicadores creciendo. Me acuerdo que en la ikastola nos enseñaban la pirámide de población y era, efectivamente, una pirámide. En este momento tenemos un rombo, y con la parte más gruesa muy arriba, la de esas edades que están acercándose ya a la jubilación, lo cual nos pone ante la necesidad de ese relevo generacional.

– ¿Nos debemos preocupar o tenemos que relativizar?

– De relativizar, nada. Al Gobierno Vasco le preocupa y ocupa. Por eso trabajamos en una política de solidaridad intergeneracional.

– Explíquese.

– Me refiero a estrategias que conlleven no solo el relevo generacional en organizaciones y empresas, sino a aquellas que favorecen que los jóvenes tengan esa parte política también activa. Las personas jóvenes tienen que tomar conciencia, y creo que lo están tomando, de que la posición política que ejerzan va a tener en el futuro unas consecuencias. Ahí tenemos el ejemplo del cambio climático. Es importante que esa parte de la política pública vasca la puedan decidir los jóvenes y las jóvenes. En este país siempre hemos trabajado en la cohesión social, lo que quiere decir que yo y tú tenemos las mismas oportunidades de elección y eso es lo que tenemos que hacer: trabajar para que nuestros jóvenes tengan las herramientas para poder ser libres a la hora de decidir.

– ¿Nos puede desvelar medidas concretas del V Plan de familias, infancia y adolescencia?

– Primero te diré que hemos hecho un proceso participativo para que los diversos agentes implicados en la política familiar nos digan qué es lo que quieren como familia y qué debe poner la parte pública sobre la mesa.

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– ¿Qué les han respondido?

– Primeramente, conciliación y corresponsabilidad. Por eso estamos trabajando en ayudas a las familias que piden la parte de la conciliación. También estamos invirtiendo en las personas que puedan hacer una contratación para que cuiden a sus niños y niñas, de manera que se les pague parte de este contrato. A la vez estamos trabajando en el tema de los permisos codo a codo con el empresariado.

– ¿Cómo actúan con las empresas?

– A través de la comunidad Concilia. En este momento hay 39 empresas participantes. Se les hace primero un plan de detección de medidas de conciliación y, en función de eso, se les otorga un dinero para ejecutar ese plan de conciliación. Ahí entran cuestiones como la flexibilidad de horario, permisos para atender a niños o abuelos...

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– ¿Cómo responden las empresas?

– Sabemos que la cuenta de resultados pesa y lo que estamos trabajando con ellas es que puedan poner sobre la mesa sus indicadores de conciliación, que sirvan como indicadores de calidad para que a la hora de poder hacer contrataciones públicas aporten puntos. Se está haciendo un experimento con tres empresas de Concilia de diferentes tamaños y territorios. Está el manual y ahora lo que nos toca es pasar ya a la parte de la evaluación. Creemos que para finales de este año, principios del que viene, ya tendremos el manual para poder hacerlo.

– Vale. Conciliación y corresponsabilidad. ¿Qué mas recoge el Plan?

– Por ejemplo, el decreto de monomarentalidad, porque cada vez hay más familias monomarentales y hay que hacer un reconocimiento por ellas. Va a salir a finales de septiembre, inicios de octubre. Otro frente es el del observatorio de infancia y familias. Claro, necesitamos datos para conocer hacia dónde va la situación sociodemográfica y acertar realmente dónde se pone el presupuesto público. También está el foro de participación infantojuvenil, para que niños y niñas tengan una construcción colectiva crítica. Y el Barnahus, el centro en el cual se va a atender a niños y niñas violentadas por abusos sexuales.

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– El proyecto viene de la pasada legislatura. ¿Cuándo estará operativo el centro?

– Esperamos que lo esté para finales de año. Lo que se va a tener claro es que el niño y la niña violentada no va a salir del centro. No va a ir a hacer diferentes visitas para ser preguntado por Justicia, Salud, el municipio... No. Todos los agentes irán al centro. Así les damos protección.

– Su departamento ha impulsado encuestas sobre uso inadecuado de nuevas tecnologías.

– Una de las preocupaciones de las familias es, efectivamente, qué está pasando con las redes sociales y sus hijos. Yo digo que en primer lugar necesitamos comunicación asertiva. A finales de año vamos a hacer una presentación con el tema de las parentalidades positivas. Si los padres y madres, o tutores, necesitan herramientas, no se preocupen que desde el Gobierno se las vamos a dar. Pero primero, comunicación y ponerse a la altura de niños y niñas. Es mejor el refuerzo positivo que el castigo.

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– A veces, del mal uso de las redes se inicia la tendencia a la violencia machista...

– Una cosa es el uso de la tecnología y otra el contenido de las redes y cómo ese contenido está totalmente manipulado para que a determinados sectores de la población les lleguen determinados algoritmos y mensajes contra los que hay que luchar. Ahí sí que la tolerancia es cero y el no es no. Hay que hacer políticas de coeducación como se están haciendo y decir a los chicos que no está bien lo que están viendo y sobre todo que no transmitan determinados mensajes. A las chicas, que pongan pie en pared y que se quieran mucho.

– ¿Qué línea de actuación mantiene el Gobierno ahora mismo en esta materia?

– En nuestro departamento gestionamos todas las ayudas respecto al tema de la violencia machista y nos parecía interesante ver el diagnóstico de los datos. En la última encuesta que hemos presentado con Emakunde hablamos de la prevalencia de las violencias a lo largo del tiempo. Ese estudio solo existe en Euskadi. Nos dice que el 78% de las mujeres vascas hemos sufrido en algún momento de nuestra vida un episodio de violencia. También nos dice que las víctimas son asimismo los niños y niñas que conviven en casa con la persona violentada. Y un tercer dato que nos da la encuesta es que el 82% de las mujeres acuden a sus familiares a contarles el episodio de violencia.

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– ¿Qué nos dice ese dato?

– Que las instituciones tenemos que seguir dando pasos para que también se nos reconozca como garantes de poder llegar a esa información. El año pasado Satevi incrementó un 10% las consultas, pero no es suficiente porque nos lo están diciendo las propias mujeres.

– ¿Qué más revela esa última encuesta de prevalencia?

– Nos dice cómo es ese ciclo de la violencia, según el cual la media son 10 años los que está la mujer completamente machacada, con la autoestima bajo tierra. Poco a poco tiene que ir saliendo de esa espiral y ahí es donde tenemos que estar las instituciones.

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– ¿Cómo?

– Poniendo sobre la mesa básicamente prevención, detección y atención, aparte de la coeducación. Creo que muchas veces son las mujeres las que saben perfectamente lo que necesitan y dejan de necesitar cuando salen de esa espiral. Lo que tenemos que hacer es ese acompañamiento continuo, porque hay alguna mujer que no está preparada para salir de la espiral y entrará y saldrá en reiteradas ocasiones, porque la violencia machista es estructural, está en nuestra sociedad. No es cuestión de acelerar y decir que la mujer tiene que poner una denuncia. La mujer pondrá la denuncia cuando esté capacitada para ello. Tenemos que estar acompañando y dando las herramientas necesarias para que esa mujer pueda salir de esa espiral, deje al maltratador y por lo menos tenga ese colchón de acogida y de recogida y ese balón de oxígeno en las instituciones. Quiero aprovechar para recordar el número de Satevi, el 900 840 911, el cual es un servicio 24 horas 365 días al año donde hay grandes expertas que estarán ahí para atenderlas. Es totalmente anónimo.

– ¿Dónde quedan aquí los niños?

– Estamos viendo que esa violencia repercute en los hijos y en las hijas y hay estudios que nos dicen que se reproduce cuando estos hijos e hijas son mayores, al igual que hablábamos con el tema de los móviles, donde muchos niños y niñas pueden copiar los modelos de los padres y de las madres. Puede haber muchos críos y crías que piensen que eso, la violencia, es una relación normal de modo que lo reproducen cuando sean mayores. Hay estudios que lo confirman. Yo sí que pido que, en la medida de lo posible, las mujeres, además de pensar en ellas, lo hagan también en sus hijos e hijas.

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– Cada vez se tienen menos hijos e hijas y el flujo migratorio compensa el balance demográfico. Hay quien manifiesta ser reticente ante el crecimiento de la población extranjera.

– Este país tiene unas necesidades tanto laborales como sociales para poder mantener el estado de bienestar. A día de hoy vienen a Euskadi porque es un lugar atractivo para poder trabajar y para poder integrarse. Ante episodios de odio o de xenofobia tenemos que tener tolerancia cero. Este país ha vivido durante muchos años el odio y la diferenciación entre unos y otros. Esto no cabe ya en una sociedad moderna. Nosotros hablamos de comunidad, hablamos de familia, hablamos de bienestar y hablamos de cohesión.

– ¿Y de identidad euskaldun?

– Claro que sí. Cuando hablamos de ocio y tiempo libre, cuando hablamos de integración de determinadas personas, ahí cabe el euskera y la transmisión de identidad y valores propios. Eso se hace no solo desde la familia sino también desde las políticas públicas.

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«Queremos un plan de inmigración estructural ya»

Esta semana, Nerea Melgosa ha llamado al ministro de Interior Fernando Grande-Marlaska para pedir que se acelere la concesión de citas para tramitar las peticiones de asilo.

– ¿Nos puede desvelar algo de esa conversación?

– Queremos que haya un plan de inmigración estructural ya. Hoy hablamos de la situación de las personas de Mali por un tema de petición de asilo, otro día hablamos del tema migratorio con los permisos de trabajo para poder incorporarse bien a la vida económica de un país, otro día hablamos de los jóvenes y referentes familiares... Hablamos de diferentes aspectos de la parte migratoria, pero es que es un todo. Lo que pedimos al Gobierno estatal, y te puedo asegurar que esta consejera puede ser hasta pelma, es que haya un plan estructural de migración ya. No solamente para hablar de la situación de Mali sino para hablar de todo.

– ¿Qué es todo?

– Gipuzkoa, por ejemplo, en este momento, por ser frontera, tiene un proceso migratorio bastante interesante. Vamos a sentarnos, a analizar y ver cuáles son las características, por qué hay o deja de haber tránsito, cuál es la legislación internacional, qué podemos hacer y qué podemos dejar de hacer.

– ¿Qué puede hacer Euskadi?

– Es que además hacemos más de lo que nos toca hacer en este momento porque Euskadi tiene dos centros, en Oñati y Tolosa, siendo la única comunidad en el Estado para solicitantes de asilo. Si los tenemos que tener, por una visión humanista los vamos a tener, pero lo que decimos es: pongan orden ustedes y hagan de verdad políticas migratorias; hablen con todo el Estado y que cada cual haga su trabajo. No puede ser que aquí se den citas y se agilicen alguna de las citas y sabemos que en Valencia no se están dando.

– ¿Cómo se soluciona?

– Sentémonos y hagamos política de país en vez de estar haciendo llamadas para resolver asuntos puntuales.

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