El octogenario que mató a su hijo en Navarra, a la espera de pasar a disposición judicial
El suceso tuvo lugar el domingo sobre las 8.15 horas en Labiano, en el valle de Aranguren, tras una discusión entre ambos en la casa familiar
L. Domaica / C. Remírez
Domingo, 28 de abril 2024
El hombre de 83 años que mató ayer disparando con una escopeta de caza a su hijo, Ángel María Echeverría Salinas, de 55, en Labiano, localidad del valle de Aranguren, sigue en dependencias de la Policía Foral de Navarra a la espera de pasar a disposición judicial. El suceso ocurrió pasadas las 08.15 horas en el interior de la casa familiar en la que residían ambos, un domicilio de dos plantas ubicado en la calle Iturria.
Tras lo ocurrido, la encargada de dar la voz de alarma fue una vecina de una casa próxima al escenario del crimen, que llamó a los servicios de emergencia para informar del hecho. Hasta Labiano se desplazaron varias patrullas de Seguridad Ciudadana, Policía Judicial y Policía Científica de la Policía Foral, que se encargaron de dar los primeros pasos en la investigación y de detener al supuesto autor de los hechos, Ángel María Echeverría Iricibar, que reconoció haber ejecutado el disparo con una escopeta de caza durante el transcurso de una discusión que había dado comienzo a lo largo de la noche. Los agentes trasladaron al octogenario al cuartel de Beloso y hoy pasará a disposición del juez en Aoiz.
Por otro lado, los efectivos de Policía Judicial y Policía Científica desplazados hasta la vivienda recabaron información del escenario realizando la inspección ocular. El cuerpo del fallecido fue recogido y trasladado al Instituto Navarro de Medicina Legal y Ciencias Forenses para hacer la autopsia sobre las 11.45 horas por dos trabajadores del servicio fúnebre.
Desavenencias permanentes
Una de las primeras hipótesis barajadas ayer al mediodía por la policía atendía a las continuas disputas registradas entre las dos partes desde hace tiempo. Hasta las proximidades de la vivienda se acercaron a lo largo de la mañana varios grupos de vecinos que a lo largo del sábado celebraron las fiestas de la juventud de la localidad. La mayoría de los presentes, que observaban la casa desde la distancia delimitada por cintas, no quisieron entrar en valoraciones, pero algunos sí reconocieron que las disputas eran constantes.
«Al hijo no se le veía mucho por el pueblo», comentaban sobre el fallecido, que tenía dos hijas menores de edad y estaba separado de su pareja. Por otro lado, del autor confeso de los hechos añadieron que sí era conocido y que mantenían relación con él, un pastelero jubilado que es «amante de la naturaleza, cazador y jugador de mus». Sobre él también informaron que era uno de los más mayores de la localidad y que atraviesa desde hace tiempo una «dura enfermedad» física.
Una «relación rota» a pesar de vivir bajo el mismo techo
La existencia de una «relación rota» era el punto en común al que llegaban las fuentes cercanas a los involucrados. «Era normal escuchar broncas. Se les veía juntos alguna vez cuando se organizaban cenas de la escalera en la sociedad, que bajaba el hijo con el padre, pero nada más», indicaba un vecino. Según estas fuentes, el padre estaba en fase de acceso a una residencia de ancianos de Pamplona a la que quería entrar «desde hace tiempo» fruto de su estado de salud y la situación «insostenible» que vivía con su hijo. Hasta ayer siempre habían vivido bajo el mismo techo, primero en Pamplona y, después, en Labiano.