La serie del apagón: Así anticipó la ficción cómo reaccionaría la sociedad española

La serie 'El apagón', una distopía televisiva española producida por Movistar + e inspirada en el podcast de ciencia ficción 'El gran apagón', está hoy en la mente de muchos ciudadanos españoles que han visto como un apagón real les ha afectado en su día a día. El podcast, escrito por Jose A. Pérez de Ledo, fue un éxito con casi siete millones de escuchas, lo que llevó a Movistar + a adaptarlo a la pantalla con igual éxito.

Aunque la serie toma como punto de partida un colapso eléctrico mundial causado por una tormenta solar, rápidamente se diferencia de la ficción sonora. Mientras que el podcast se centraba en una conspiración política, la serie de televisión planteaba las fórmulas para sobrevivir tanto desde las instituciones como de forma individual. La serie consta de cinco capítulos que, con la excepción del primero y el último que enmarcan la historia, presentan tramas independientes.

Bajo estas historias subyace un elemento común que a muchos se les ha pasado por la cabeza hoy durante el apagón general registrado en España: la idea de que el ser humano puede ser un lobo para el hombre, y que solo el trabajo colectivo puede ayudar a sobrellevar y superar la crisis. La serie explora distintos dilemas y los aspectos de cómo el apagón afecta a la sociedad, mostrando las respuestas de las personas ante una situación límite. Los guionistas buscaron ofrecer una visión de 360 grados de la situación, proponiendo distintos dilemas al público.

'Apagón', cuyo estreno tuvo lugar en el Festival de Cine de San Sebastián, está ambientada en España, donde el 11 de abril de 2018 ocurre una tormenta solar que inutiliza todos los satélites y sistemas eléctricos. El mundo se enfrenta a una realidad sin teléfonos, internet, televisión y, sobre todo, sin luz, así como sin telecomunicaciones ni medios de transporte. En esta nueva realidad, los personajes deben enfrentarse a sus necesidades, instintos y miedos más básicos.

Los cinco episodios se desarrollan en los siguientes escenarios, ofreciendo diferentes perspectivas de la crisis tras un apagón eléctrico:

El primer capítulo, titulado 'Negación', está escrito por Isabel Peña y dirigido por Rodrigo Sorogoyen. Se centra en el inicio del caos dentro de la Dirección de Emergencias y Protección Civil de España, mostrando a los primeros en darse cuenta de la catástrofe. Sorogoyen lo describe como un «thriller dentro de unos despachos», donde se va subiendo el tono de la tensión entre cuatro paredes. Este capítulo muestra cómo se gestiona la llegada de una inminente tormenta solar que pilla por sorpresa a la Dirección de Emergencias y Protección Civil de España. Luis Callejo es el encargado de arrancar el caos y la adrenalina en este episodio.

El segundo episodio, titulado 'Emergencia', está dirigido por Raúl Arévalo y escrito por Alberto Marini. Transcurre en un hospital que debe gestionar el día a día del fin del mundo con recursos cada vez más escasos. Isabel Peña explica que eligieron este escenario porque es donde trabaja el «colectivo más entregado y preparado y donde la humanidad tiene una lucecita en tiempos de oscuridad». Arévalo juega con la angustia de la gestión de un hospital con pocos recursos y muchos enfermos, narrando la entrega del personal sanitario que pone a los demás por delante.

El tercer episodio, titulado 'Confrontación', está a cargo de Isa Campo, quien lo dirige y coescribe junto a Fran Araújo. Presenta cómo se organizan los vecinos de una pequeña urbanización para la supervivencia. Campo juega con el miedo al otro, en un relato que se deja llevar por la mirada hipnótica de Zoe Amao, una adolescente que construye un mundo con tres frases.

El cuarto episodio, titulado 'Supervivencia', está escrito por Rafael Cobos y dirigido por Alberto Rodríguez. Se desarrolla en situaciones extremas, con mucha lluvia y nieve, y cuenta cómo un pastor y sus cabras deben huir de un grupo de personas de la ciudad. Rodríguez crea un «wéstern seco e implacable», con duelo incluido, a través de la mirada de un pastor acorralado por quienes desean su rebaño.

El quinto y último capítulo, titulado 'Equilibrio', es responsabilidad de Isaki Lacuesta y está escrito por Isa Campo y Fran Araújo. Transcurre en una finca donde la propietaria y los trabajadores inmigrantes deben aprender a vivir juntos. Esta entrega vuelve casi al principio para ofrecer una mirada menos intensa, más optimista quizás, de la mano de una María Vázquez perfecta. Este último episodio conecta aspectos de todos los demás sin romper con la idea de las narraciones independientes y cerradas.

La serie subraya que, si bien el ser humano puede ser egoísta, el trabajo colectivo es fundamental para sobrellevar y superar la crisis. Se ha buscado un enfoque de ciencia ficción lo más realista posible. Isaki Lacuesta resume la serie diciendo que han hecho «ciencia ficción lo más realista posible». Aunque comparte la premisa de un colapso con la serie francesa 'El colapso', 'Apagón' se ambienta en España, permitiendo una reflexión sobre la propia sociedad y estableciendo paralelismos con la pandemia vivida. Isabel Peña apunta que todo el equipo de guionistas buscó mirarse a sí mismos y que fue interesante hacer paralelismos con la pandemia. A pesar de haber vivido una pandemia, 'Apagón' no pretende generar miedo, y de hecho contiene algún momento esperanzador. Los creadores apuntan que la serie sí parece algo totalmente cercano.

Si bien las historias son autoconclusivas, existe una conexión entre el primer y el último capítulo, y algunos personajes aparecen en varios. El último capítulo responde algunas preguntas, pero genera muchas más, y como todo buen relato sobre el día después del fin del mundo, aparece la gran cuestión sin respuesta: ¿Cómo nos comportaríamos ante el caos?.

La organización de la historia se fijó en cinco puntos para imaginar qué ocurriría tras una tormenta solar: el inicio en Protección Civil, un hospital, una urbanización, un pastor y una granja. Se podría haber explorado el caos en las ciudades, pero sus autores prefirieron mantener el intimismo de ciertas historias.

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