«Por supuesto que la inclusión social tiene ideología política»

– ¿Qué pide a los políticos?

– Que escuchen a los niños (de nuevo). Hay mucha investigación subrayando una y otra vez, de forma tozuda, el valor de la educación inclusiva frente al valor de cualquier propuesta de segregación. Me refiero tanto a lo académico como a las relaciones sociales y al aspecto emocional. Sabemos que la calidad de la educación mejora si los sistemas de educación son inclusivos y equitativos...

– Pero...

– ¡Pero tienen que escuchar! Y ahora mismo no lo están haciendo. Ni siquiera atienden a los informes de la ONU. ¿Qué están haciendo los políticos? Hace tres años, mientras se tramitaba la Lomloe, hicimos un trabajo con 200 personas. Entre ellas había políticos y coordinadores de mesas de educación de diferentes partidos, entre otros. De ahí salieron propuestas muy claras, pero no se han tenido en cuenta, como muchas otras veces. Los políticos tienen que escuchar y ser sensibles a la realidad del sufrimiento de muchos colectivos en las escuelas, y que atiendan a los científicos que construyen conocimiento.

– ¿Hay algún proyecto educativo del extranjero que le estimule y le parezca atractivo?

– El ejemplo más cercano es Portugal. Es el sistema educativo que ha avanzado más en la última década hacia la inclusión. La educación inclusiva no es un estado, si no un proceso, un cambio social y educativo que se tiene que ir dando. Para ello, claro, tiene que haber viento favorable del gobierno, que en el caso portugués ha sido muy sensible para avanzar en esa dirección, que no es otra que la del objetivo del desarrollo sostenible. Todavía queda mucho camino por recorrer.

– ¿Tiene la inclusión social ideología política?

– Claro que sí, todo lo educativo lo tiene y la inclusión social, también. No es difícil ver cómo unos partidos políticos favorecen lo uno, y otros, lo otro. Lo he dejado claro, ¿no?