Examen de Selectividad

«Es peor gestionar los nervios que la propia prueba»

Abrazos, resoplidos, llantos, risas. Los pasillos del campus de la UPV/EHU de Gipuzkoa vivieron una jornada plagada de emociones y nervios. Un total de 4.379 guipuzcoanos se enfrentaron al primero de los tres días de exámenes de acceso a la universidad. Tres jornadas que, en el caso de aquellos que necesiten media, decidirán su futuro universitario. Su primer contacto fue con el examen de Euskera, en el que se enfrentaron a un ejercicio de comprensión lectora y a la redacción de un texto. El segundo, Historia. Y tuvieron mostrar en el papel todo sus conocimientos sobre el franquismo o, quienes lo prefirieron, la creación de los fueros y el liberalismo.

Desde primera hora de la mañana, las diferentes zonas del campus de San Sebastián se llenaron de jóvenes agitados que buscaban calmarse los unos a los otros. «No me lo sé del todo bien y seguro que va a entrar eso», se podía escuchar entre los diferentes grupos que esperaban a las puertas de las diferentes facultades. Algunos, apuntes en mano, buscaban darle el último repaso y otros revisaban que habían traído todo lo necesario para las pruebas. Los nervios eran palpables hasta por los profesores o familiares que acompañaban a los jóvenes. «No sé si ha sido el calor o los nervios, pero apenas he podido dormir esta noche», aseguraba Aimar del Olmo, estudiante de Aldapeta María.

La jornada para ellos empezó con el examen de Euskera, en el que tuvieron que leer un texto y responder a una serie de preguntas, antes de escribir el suyo propio. Era una asignatura «factible» para muchos, de esas «que sirven para subir nota». Aunque algunos como Paul Urkola y Paul Ayala aseguraron que «ha sido de los más complicados de los últimos años. Lo dicen hasta los profes. Algunas palabras del texto eran difíciles de entender». En líneas generales las sensaciones fueron buenas. La prueba de Euskera sirvió para romper el hielo y tener un primer contacto con los exámenes de selectividad, pero por delante quedaba la asignatura que más temían: Historia.

Tras los dos primeros exámenes las sensaciones eran buenas. «Me ha salido bastante mejor de lo que pensaba, ¿tú qué tal?», era la comidilla que se escuchaba entre los corrillos que se formaban cada vez que uno de los estudiantes salía de las aulas. Había quien saltaba de emoción nada más entregar el examen y los que preferían reír por no llorar. «Me la he jugado a estudiarme uno de los temas de Historia y no ha salido. Ha habido mala suerte», le reconocía Eric Amoneda a su compañero Julen Saraza, de Santa Teresa, quien tampoco había salido con muy buenas sensaciones. Era sin duda la asignatura que más respeto causaba entre el alumnado. Algunos como Paul Urkola reconocía que había «acaparado el 80% del estudio», si bien su compañero Aimar del Olmo respiraba «tranquilo» por haberse «quitado de encima la más difícil por todo lo que hay que estudiar. Me sorprende que me haya salido mejor el segundo que el primero». Quizá los nervios le han pasado una mala pasada.

Leire Toribio no dudó en correr a los brazos de su amiga Beatriz Paramio nada más acabar el segundo examen de la mañana. «Teníamos las expectativas algo bajas, pero ha salido mejor de lo esperado», reconocían. Sus largas semanas de preparación y el nerviosismo han dado resultados y confían en que así se muestre en las notas. «Es más la presión que tenemos por hacerlo, que la prueba en sí. Han sido dos semanas en las que la biblioteca ha sido nuestra segunda casa, y se ha notado». Ellas son dos de las muchas alumnas que necesitan buena nota para acceder a una de las plazas universitarias. «Queremos estudiar psicología». Para ellas la jornada acabó a las 12.45 horas. Julen Galeano, de La Salle Donostia, aún no podía irse a casa a seguir repasando porque a la tarde tenía el examen de Química, «otro de los importantes». Su sueño es estudiar medicina y sabe que necesita como mínimo un 13, pero las buenas sensaciones de los primeros exámenes le animan a ser optimista. Además, también fue turno de las optativas Latín, Diseño, Economía, Cultura Audiovisual y Geología.

Tras varias semanas de mucho estudio y nervios por saber cómo iban a ser los exámenes, la jornada de este miércoles sirvió para que muchos alumnos hicieran desaparecer muchos de sus fantasmas. «No es tan difícil como me lo imaginaba», era la premisa que más se repetía entre los estudaintes. De ahí, que para muchos fuera inevitable pensar en cómo van a celebrar el final de los exámenes «Pase lo que pase, vamos a irnos de 'farra' cuatro días seguidos. Nos lo hemos ganado», apunta Beatriz. Julen subraya sus palabras y advierte que «va a temblar la ciudad». Paul prefiere ser cauto. «Todavía nos quedan dos días por delante».