El lanzamiento del satélite Lur-1 a bordo de un cohete Falcon 9 de la empresa Space X es un acontecimiento cargado de significado. Lo ... es, desde luego, para AVS, la empresa que lo ha producido y comercializará las imágenes de alta resolución que obtenga. Tras empezar su andadura hace 18 años, no ha dejado de crecer, con filiales hoy en varios países europeos y en Estados Unidos. Aunque ya contaba con una posición destacada en el sector aeroespacial y en otros de alta tecnología, la producción y lanzamiento de Lur-1 supone, como afirma la propia compañía, un verdadero salto cualitativo. Ha pasado de ser proveedora de proyectos liderados por otras agencias o empresas, a convertirse en la creadora del proyecto, una misión espacial en este caso. El salto ha contado con un importante apoyo público, dado que el 40% de los ocho millones de euros invertidos ha tenido ese origen.
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También está cargado de significado para Euskadi. Ningún proyecto de alta tecnología se desarrolla en la actualidad sobre la base de conocimiento generado de forma exclusiva en un único lugar o país. La ciencia y la tecnología se nutren de conocimiento con orígenes múltiples. Pero las empresas que utilizan conocimiento científico y tecnológico de alto nivel no se ubican en cualquier parte. Aunque lo desconozco casi todo con relación a las características de la tecnología utilizada en este proyecto, lo cierto es que la empresa de Elgoibar tiene su sede en Euskadi, en el parque tecnológico de Miñano (Álava). El hecho, en sí, es relevante, porque pone de manifiesto el atractivo de nuestra comunidad para desarrollar proyectos de muy alta tecnología; en otras palabras, la CAV reúne las condiciones necesarias para que se puedan desarrollar proyectos tecnológicos-empresariales en la frontera del saber. Y, además, porque un proyecto como este puede servir de incentivo para desarrollar otras iniciativas semejantes, con todo lo que ello implica.
Euskadi está a la vanguardia, aunque necesitamos personas formadas en áreas científico-tecnológicas
El proyecto en sí y algunas de sus características merecen mención especial, en este caso por su relevancia científica. Cabe destacar que Lur-1 sea el primer satélite producido en Europa equipado con el dispositivo que permitirá su retirada y eliminación controlada, evitando de esa forma contribuir a aumentar la cantidad de basura espacial que orbita nuestro planeta de forma incontrolada, con los riesgos que ello entraña. Y también es reseñable que las imágenes que obtendrá servirán para disponer del mejor conocimiento posible hoy para monitorizar el estado de salud de nuestros ecosistemas. En otras palabras, es un proyecto que tendrá una incidencia positiva en el desarrollo científico y en el medio ambiente de nuestro país. Un último (pero no por ello menos importante) aspecto de este hecho tiene que ver con la capacidad de Euskadi para contar con profesionales con el conocimiento y destrezas adecuadas para desempeñarse en sectores de alta tecnología. Es este, sin duda, uno de nuestros principales retos. En Euskadi necesitamos personas formadas en áreas científico-tecnológicas, con carácter general, y en algunas especialidades en particular. Corremos el riesgo de ver estrangulado nuestro potencial desarrollo industrial si no somos capaces de formar al suficiente número de personas en esas áreas o, en su defecto, de atraerlas. Al respecto se están haciendo cosas interesantes en Euskadi. Pero pocas serán tan eficaces como mostrar los resultados prácticos de proyectos de alta tecnología tan atractivos como Lur-1.
Lur-1 no es fruto de la casualidad. Y a quienes tenemos responsabilidades en las políticas públicas de ciencia, tecnología e innovación nos toca trabajar para que cada vez sean más los proyectos que se desarrollan en nuestro país. Ese es nuestro compromiso.
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