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Una atención personalizada, acorde a las necesidades de cada residente

Fermín Apezteguia

SAN SEBASTIÁN.

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Miércoles, 31 de julio 2019, 08:14

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Una de las principales novedades que introduce la regulación de los geriátricos vascos es el cuidado de la dignidad de los mayores. Los profesionales del sector han venido quejándose desde hace años que ésta es una de las principales asignaturas pendientes de los actuales servicios para la atención a los mayores dependientes o en vías de estarlo. Según han denunciado, a los residentes a menudo se les trata como si fueran niños, sin tener en cuenta su biografía o sus gustos de nada. La nueva normativa quiere acabar con todo esto.

Como principio, la atención prestada deberá ser «personalizada» y «adaptada a las necesidades de cada residente, mediante la elaboración de un plan de atención individualizado (PAI). Según se detalla en el texto legal, los cuidados deberán «tender a la consecución de un modelo global de salud y bienestar, que deberá abarcar, debidamente coordinados entre sí, los aspectos sanitarios, físicos, sociales, psicológicos, ambientales, convivenciales, relacionales y culturales, entre otros».

Ese Plan de Atención Individualizado deberá delimitar las acciones que se llevarán a cabo en los «tres grandes procesos» alrededor de los cuales girarán todos los servicios, protocolos y demás intervenciones. Serán el momento de ingreso, la estancia y el de la salida del centro.

Los cuidados no sólo se refieren a la dieta que deba llevar el alojado o la vigilancia de las enfermedades que sufra. El PAI recogerá una visión integral de su atención, será toda una «planificación centrada en la persona», que se estructurará «como un proceso continuo de escucha y aprendizaje, orientado a determinar lo que es importante». El proceso tendrá un «carácter colectivo» en el sentido de que participarán tanto el residente como las personas que mantengan con él una estrecha relación, un «fuerte vínculo», como «familiares, amigos y profesionales».

La programación diseñada para cada residente deberá cubrir cuatro objetivos. Además de respetar la individualidad «y sus diferencias personales», deberá ayudarle a preservar sus capacidades y actitudes; mantener su vida personal «en todas sus facetas» e «incorporar el enfoque de género» con el triple fin de «detectar, prevenir y erradicar las diferentes formas de violencia contra las mujeres».

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