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Los valencianistas Cillessen y Gabriel Paulista discuten con Kike García, en Mestalla. David González
S.D. Eibar

Una despedida con venganza

La goleada sufrida a manos del Valencia y la remontada del Elche envían al Eibar a Segunda seis años después de salvarse a costa de los ilicitanos

Domingo, 16 de mayo 2021, 23:30

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Ni aparición mariana ni milagro caído del cielo. El Eibar certificó su descenso a Segunda por los deméritos que se reflejaron todos juntos en la goleada sufrida ante el Valencia, aunque el destino que tantas jugarretas le ha deparado en este año para olvidar aún le reservaba otra cruel vileza.

Si había un rival que soñaba con darle el empujón definitivo hacia el fondo del barranco era precisamente el Elche, cuya afición y seguramente también sus dirigentes, suspiraban por cobrarse la revancha por el descenso administrativo que acabó salvando a los armeros en la campaña de su estreno en Primera. Y vaya si lo hicieron, porque aunque empezaron perdiendo en Cádiz, ellos sí fueron capaces de darle la vuelta al marcador y conseguir un triunfo que les aseguraba superar a los armeros en caso de empate a puntos, gracias a que habían ganado los dos partidos disputados ante ellos, tanto en Ipurua como en el Martínez Valero. Los franjiverdes sirvieron así en plato frío una venganza que se han podido cobrar tras ascender este año después de pasarse cinco en la categoría a la que el club azulgrana volverá después de haberse acostumbrado a vivir los placeres de la élite.

Pero casualidades despiadadas al margen, el fin de la era más gloriosa del Eibar ha venido motivada por las carencias y errores que quedaron perfectamente plasmados en Mestalla, donde los de Mendilibar fracasaron de inicio al recibir un gol a los dos minutos y después otros dos casi calcados cuando el cronómetro solo había consumido los primeros 30. Aunque el Elche haya tenido la satisfacción de dar la última palada, ha sido el propio Eibar el que ha cavado el agujero donde sus restos reposarán a la espera de que pueda resucitar lo antes posible.

Desolación desde el inicio

No es cuestión de hacer leña del árbol caído, porque hay que ponerse en la piel de unos jugadores que llevan mucho tiempo arrastrando una mochila muy pesada, pero con la supervivencia en juego, lo mínimo que se podía esperar era que el equipo saliera con sangre en los ojos a comerse a un rival que ya había certificado su salvación. Pero la incapacidad y la impotencia que transmitieron en un arranque desolador no fueron más que la constatación, una vez más, de los males que han convertido al cuadro armero en el peor de la categoría.

La ilusión por llegar vivos a la jornada final se evaporó tras un gol en contra a los dos minutos

un mal recurrente

La reacción experimentada gracias a los triunfos ante el Alavés y el Getafe abrieron la puerta a una esperanza que aún perduraba pese a que el empate cedido frente al Betis en Ipurua se había comido una importante porción de la ilusión. Las migajas no le dieron más que para aguantar en pie los dos minutos que el Valencia tardó en cerrarles la puerta en los morros sin que los armeros mostraran capacidad alguna para oponer resistencia.

Más bien al contrario. En cuanto Cote perdió un balón antes de poder cruzar hacia el campo contrario, se armó el belén. En una sucesión de despropósitos, el equipo azulgrana se replegó peor que mal, Correa no cortó un pase dirigido a Guedes que le pasó por debajo de las piernas y Dmitrovic tampoco fue capaz de evitar el inicio de un desastre que fue a más.

La incapacidad y la impotencia le llevarona recibir otros dos para la media hora

hundido en la miseria

Porque, pese a un apocado intento por recuperar el pulso mediante a un disparo de Expósito desde la frontal que se marchó fuera pegado al palo derecho de Cillessen y una baldía tentativa de Kike García por llegar a un centro de Correa, el Eibar se volvió a disparar no en un pie, sino en los dos, al no imponer ningún peaje en una banda derecha que Guedes y Gayá convirtieron en una autopista que empujaba a los eibarreses a Segunda.

En plato frío

Con el Alavés y el Getafe ya fuera de la quiniela del descenso incluso antes de que el doblete de Soler pusiera el 3-0 para la media hora de juego, los de Mendilibar ya solo podían encomendarse a que el resto de los rivales implicados fracasara. El Valladolid no era el problema, porque los pucelanos también se cayeron con todo el equipo en Anoeta, de modo que las miradas se dirigieron hacia Sevilla con la esperanza de que el Betis lograra imponerse al Huesca, lo que le dejaría con una remota opción de cara al último partido, aunque con la obligación de tener que golear al Barcelona para superar los tres goles de diferencia del golaverage general a favor de los oscenses.

Pero mientras se hacían estas cuentas, el Elche remontó el gol inicial del Cádiz, lo que propició que los ilicitanos sirvieran en frío la venganza que le tenía reservada al club eibarrés desde que tuvieron que dejarles su plaza tras ser condenado a descender por ser reincidente en sus impagos. Aunque fuera el gran beneficiado de una sentencia ejemplarizante impulsada por Javier Tebas, en la capital de Vinalopó siempre pensaron que los de Ipurua habían sido los causantes de las desgracias. Ni el Eibar fue el responsable, ni tampoco se le puede achacar al Elche la culpa de la caída sin remisión de los de Mendilibar, que han tenido mil y una oportunidades para reconducir el rumbo que se torció con el inicio del 2021 y las han desperdiciado todas. Y es que el hecho de que aún con solo 30 puntos haya tenido opciones de salvarse prácticamente hasta el final da una clara muestra de lo barata que está este año la permanencia... para otros.

La entrada de Enrich y Bryan Gil tan solodeparó un tanto baldío del barbateño

un gol para la galería

Ya solo quedará para la estadística el gol que Bryan Gil marcó a los dos minutos de salir junto a Enrich en sustitución de Muto y Kevin, los grandes sacrificados de la debacle por el técnico de Zaldibar, que les mandó al vestuario 35 minutos después de haberles alineado de inicio ante las molestias que el barbateño y el menorquín arrastraban tras acabar con calambres ante el Betis.

No estaban siendo ni de lejos los peores, porque ese galardón se lo ganaron con creces los defensas, en especial Cote y Correa, pero al menos con la salida de Bryan y Enrich el empuje fue otro bien diferente. Eso no impidió que el Valencia marcara el cuarto al comienzo de la reanudación y que Cillessen impidiera que la reacción fuera a más.

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