Devuelve los regalos en bandeja

Es cierto que, al igual que la escuadra azulgrana, el Albacete también venía de ganar dos partidos ante el Tenerife y en Elda, pero dado que muchos de los que le rodean en la zona de abajo puntuaron, se encontró con que su renta sobre la barrera del descenso se había difuminado por completo y que se arriesgaba a dormir empatado a 39 puntos con el Villarreal B, con solo uno más que el Amorebieta, y dos por encima del colista Andorra.

Ante semejante tesitura para los dos equipos, ambos salieron con la portería contraria fijada en su punto de mira, con rápidas asociaciones que amenizaron los primeros minutos a base de varios córners seguidos para los locales y llegadas amenazantes del Eibar, que en el minuto 18 llegó a celebrar un gol de Arbilla que fue anulado porque el navarro estaba algo adelantado cuando Tejero le mandó el balón a su cabeza.

Pero de lo que pudo ser el ilusionante 0-1 se pasó, en un visto y no visto, a verse por detrás en el marcador tras una imparable incursión de Juanma que, sin oposición y tiempo para pensar, telegrafió una asistencia perfecta que su compañero Quiles, también solo en el corazón del área, empujó el balón al fondo de la red. Con una acción con solo dos toques tras el saque del portero, los manchegos pagaron al Eibar con la misma moneda con la que han adquirido muchos de sus puntos.

El golpe seco desequilibró a los armeros que solo unos minutos después tuvieron que encomendarse a las dotes salvadoras de Luca Zidane, que manteniendo el temple fue capaz de frustrar el uno contra uno que le planteó Riki, y a que la suerte le acompañara para que un zapatazo posterior de Agus Medina desde la frontal se marchara fuera.

Corría la media hora de juego cuando la primera incursión de Cristian anticipó lo que debía ser el inicio de la necesaria remontada, una esperanza que Jon Bautista se encargó de alimentar cuando estableció el empate a dos minutos del descanso al cabecear de manera imperial un centro preciso de Tejero con su zurda de oro.

Un gol de los llamados psicológicos que hacía pensar que el Eibar saldría del vestuario con los dientes afilados dispuesto a comerse al Albacete y al mundo entero si hiciera falta, pero nada más lejos de la realidad.

De manera incomprensible, los de Joseba Etxeberria se mostraron atenazados, incapaces de frentar a un queso manchego lanzado en tromba a por un nuevo gol que le diera la tranquilidad.

Y cómo no, lo consiguió a balón parado, una de sus especialidades y también una de las grandes debilidades de los azulgranas en el presente curso, porque Olaetxea le comió la tostada a Cristian para cabecear de forma plácida un córner botado por Manu Fuster.

Aún quedando media hora larga para poder deshacer el entuerto, las opciones de que el Eibar lograra al menos rescatar uno de los puntos que tanto necesitaba para recomponer su ánimo se antojaban remotas, porque pese a que el elgoibarrés realizó cuatro cambios con vocación ofensiva para buscar el empate, nadie salvo Bautista con un cabezazo forzado a pase de nuevo de Tejero fue capaz de inquietar el cerco de un Vaclik muy seguro.

De hecho, quedó la sensación de que ni con toda la noche por delante habrían conseguido hacerle cosquillas a un Albacete que dio un paso de gigante hacia la salvación a costa de cortarle las alas al conjunto eibarrés.

Obviamente, no está todo perdido, porque aún quedan cinco partidos, tres de ellos en Ipurua, donde el próximo domingo se vivirá un derbi ante el Amorebieta a cara de perro, puesto que los azules también necesitan como el comer unos puntos que le caerían como agua de mayo en su pelea por eludir un descenso del que reniega. Habrá que ver cómo se toma la afición azulgrana esta nueva decepción.