La Zona de Bajas Emisiones reduce un tercio la presencia de gases contaminantes en el Centro de Donostia en seis meses
El descenso en la detección de dióxido de nitrógeno, producido por la quema de combustibles, alcanza un 31% respecto a la media obtenida entre los años 2021 y 2024 en esa zona de la ciudad
La Zona de Bajas Emisiones (ZBE) ha reducido el dióxido de nitrógeno (NO₂) un 19% en el Centro de Donostia en sus primeros seis meses ... de funcionamiento y un 31%, casi un tercio, si se toma la media entre 2021 y 2024. Así lo indica el Ayuntamiento de San Sebastián que ha presentado este lunes los primeros resultados de esta medida sobre la calidad del aire, un informe que «confirma» una mejora significativa en los niveles de dióxido de nitrógeno, un gas tóxico, en el centro urbano, «especialmente en el entorno de Easo», donde se ubica la única estación oficial de monitorizacion de la calidad del aire dentro del perímetro ZBE.
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Los análisis del Departamento de Salud Ambiental y Sostenibilidad donostiarra, basados en la estación de Easo, muestran la reducción de 3,93 µg/m³ de NO₂ respecto a 2024 (-19 %), la bajada de 7,33 µg/m³ respecto a la media 2021–2024 (-31 %) y ninguna superación del límite diario de 50 µg/m³ en 2025 (frente a 1 en 2024 y una media de 6 en años anteriores). Además, y según este estudio, en las estaciones de Ategorrieta y la avenida de Tolosa, los niveles de NO₂ se han mantenido estables o han experimentado un leve repunte, «lo que permite atribuir el descenso observado en Easo directamente a la ZBE», indica la nota municipal.
El dióxido de nitrógeno es un gas contaminante que se produce por la quema de combustibles en los motores de los coches, especialmente los diésel. Es un contaminante perjudicial para la salud, causando problemas respiratorios como el asma, y para el medio ambiente, contribuyendo a la lluvia ácida y formando nieblas tóxicas.
En las estaciones de Ategorrieta y la avenida de Tolosa, los niveles de NO₂ se han mantenido estables o han experimentado un leve repunte
La ZBE de Donostia entró en vigor el 14 de marzo de 2025, en cumplimiento de la Ley 7/2021 de cambio climático y transición energética, que obliga a los municipios de más de 50.000 habitantes a adoptar medidas para reducir las emisiones derivadas de la movilidad. Esta medida se enmarca también en el Pacto Verde Europeo y en la nueva Directiva de calidad del aire, que endurece los límites de exposición a contaminantes como el NO₂ y las partículas en suspensión.
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En cuanto a partículas (PM10 y PM2,5), los datos muestran un ligero repunte respecto a 2024, «aunque la tendencia general sigue siendo descendente». Estas partículas tienen «múltiples fuentes», por lo que su evolución depende también de factores externos como el polvo sahariano o la actividad industrial.
Iñigo García Villanueva, concejal delegado de Diversidad, Inclusión y Medio Ambiente, ha valorado positivamente este primer balance: «La instauración de la ZBE marcó un antes y un después en nuestra política ambiental. Seis meses después, los datos nos dicen que vamos en la dirección correcta: estamos reduciendo significativamente un contaminante muy dañino para la salud y vinculado directamente al tráfico rodado».
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Accesos excepcionales
Durante los primeros seis meses de funcionamiento de la Zona de Bajas Emisiones, el Ayuntamiento de Donostia ha tramitado un total de 109 solicitudes de acceso excepcional, divididas en dos categorías. La primera es la denominada IGEX: solicitudes individuales, presentadas por personas físicas que alegan circunstancias personales específicas (residencia, movilidad reducida, necesidades médicas, etc.) y la segunda es la MAKU: solicitudes colectivas, vinculadas a entidades, empresas o grupos que requieren autorización para más de tres matrículas. De las 106 solicitudes, 95 corresponden a solicitudes individuales (IGEX) y 12 a solicitudes colectivas (MAKU).
En el caso de las solicitudes individuales, 29 han sido autorizadas, 21 denegadas, 24 archivadas, 9 están pendientes de corrección, 10 se encuentran incompletas y 2 han sido derivadas al Departamento de Movilidad. Respecto a las solicitudes colectivas, se han autorizado 2, denegado 2, archivado 3, 2 están pendientes de corrección y 3 incompletas.
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García subraya la dimensión social de la medida: «La ZBE no es solo una medida de movilidad, sino una acción de salud pública. Protege especialmente a colectivos vulnerables como la infancia, las personas mayores o quienes padecen enfermedades respiratorias. Menos contaminación significa más calidad de vida para todas y todos.»
El Departamento de Salud Ambiental recuerda que los datos presentados abarcan únicamente los primeros seis meses del año, por lo que deben considerarse provisionales. «Las condiciones meteorológicas influyen de forma significativa en la dispersión de contaminantes, y no todas las estaciones del año son igual de favorables para evaluar el impacto de medidas como la ZBE», indica el edil del PSE.
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El concejal explica que en primavera y verano, las altas temperaturas y la radiación solar favorecen procesos como la formación de ozono troposférico, lo que puede dificultar la mejora de los indicadores de calidad del aire, tal y como han advertido organismos como AEMET y la Agencia Europea de Medio Ambiente. «A pesar de ello, los datos obtenidos hasta la fecha son positivos, especialmente en lo que respecta al dióxido de nitrógeno (NO₂)», dice
El Departamento añade que será necesario observar la evolución durante el otoño, cuando se prevé una mejora adicional en los niveles de calidad del aire, y especialmente tras el próximo invierno, periodo en el que las condiciones atmosféricas suelen ser más favorables para la dispersión de contaminantes. Solo entonces, advierten, se podrá disponer de una serie comparativa más robusta que permita consolidar las tendencias observadas y valorar con mayor precisión el impacto estructural de la ZBE en la ciudad.
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