Siete torres de iluminación se colocarán tras el Kursaal y en el espigón durante la Aste Nagusia

Los responsables de seguridad trabajan intensamente durante las últimas semanas para garantizar que la Semana Grande de San Sebastián transcurra con los menores incidentes posibles. Es un momento crítico del verano al juntarse en las calles miles de donostiarras y personas venidas de fuera de la ciudad, lo que atrae a diferentes tipos de delincuentes. Tras dos años de pandemia y sin Aste Nagusia, se va a recuperar una medida que se antojó exitosa en agosto de 2019: iluminar espacios festivos y de esparcimiento que congregan a cientos jóvenes en la parte trasera del Kursaal, playa de la Zurriola y espigón de la desembocadura del Urumea. Quien quiera hacer algo punible debe saber que los focos de las siete torres de iluminación y los policías que rondarán la zona no se lo van a poner fácil.

Guardia Municipal y Ertzaintza han engrasado sus dispositivo para tratar de garantizar la máxima seguridad durante la Semana Grande, con una reunión al más alto nivel celebrada hace una semana en el Ayuntamiento. Ambos cuerpos refuerzan sus plantillas en verano y autorizan vacaciones contadas a su personal porque es la época del año más exigente en materia de seguridad.

El concejal de Seguridad, Martín Ibabe (PNV), explica que la Guardia Municipal ha contratado a 55 agentes este verano que se suman a los 362 guardias operativos estos días. La Ertzaintza dispone de unos 450 agentes en la comisaría de Donostia, a la que se suman unidades de otras zonas de Euskadi cuando se necesitan más policías para eventos concretos. En total, casi un millar de agentes tendrán los ojos puestos en la Aste Nagusia que arranca este sábado.

La Semana Grande es un reto de seguridad porque «cuanto más gente hay en la calle más interesados en lo ajeno hay». Es algo que se constató durante la pandemia y, en concreto, durante los confinamientos: sin actividad ni movimiento de personas en la calle cayó en picado la delincuencia.

Y luego hay delitos y delitos. Los que más se producen en la ciudad durante el año y durante la Aste Nagusia son los hurtos y los robos, pero son otros, mucho menos numerosos, las agresiones y los delitos contra la libertad sexual de las mujeres, los que provocan la mayor alarma social y, por tanto, no solo no se pueden descuidar sino que exigen dispositivos especiales para prevenirlos.

Este año, además, con un factor perturbador nuevo, como son los pinchazos a mujeres jóvenes en espacios festivos, una 'moda' que mantiene en jaque a la policía de varios países y que aquí tendrá como respuesta un dispositivo especial con agentes de paisano para atajarlo. Ibabe explica que el fenómeno «nos preocupa y es difícil abordarlo» porque no se han detectado restos en el cuerpo de las víctimas, aún no se ha detenido a nadie como supuesto autor y no se sabe el fin que se persigue. Pese a que es controvertido jurídicamente el imputar a los autores por un delito de odio, Ibabe argumenta que la Policía abrirá diligencias por este delito, y no por el de lesiones, a los responsables de estas agresiones. «Aunque aún no hemos tenido ninguna denuncia en San Sebastián, nos, nos tomamos este asunto muy en serio porque se dirige contra un colectivo concreto como es el de las mujeres jóvenes». Aunque algunos investigadores descartan que se trate de casos de sumisión química, el concejal insiste en que la Policía «no descarta ninguna hipótesis, ni ninguna motivación para actuar así. Hay que investigar», zanjó Ibabe.

Habrá agentes de paisano infiltrados en los eventos para tratar de actuar lo más rápido posible si se produce una situación de estas, pero también se extenderán por una extensa área de la ciudad (hasta la plaza Centenario) las patrullas a pie conjuntas de Ertzaintza y Guardia Municipal en «vigilancias preventivas» para evitar delitos contra la libertad sexual. Este tipo de operativos se vienen realizando desde hace tiempo con éxito en la Parte Vieja.

Ibabe señaló que para garantizar la seguridad en la Semana Grande es importante la labor de investigación que se hace antes de las fiestas, es importante la labor preventiva con agentes uniformados en la calle que se hace durante la Aste Nagusia y es importante la labor in situ de los agentes no uniformados si ocurre algo.

Los patrullajes a pie de agentes uniformados, la presencia de vehículos policiales en puntos estratégicos y las furgonetas de atestados de la Guardia Municipal para interponer denuncias van a ser «muy visibles». En apoyo de esta labor de seguridad se van a volver a colocar torretas de iluminación en una zona con poca visibilidad y muy concurrida durante las noches de Semana Grande. Se trata de la trasera del Kursaal, la playa y el espigón que separa el río de la Zurriola. Funcionaron muy bien en 2019, al permitir a la seguridad privada de la Disco Festa observar todo lo que pasaba alrededor. Este año vuelven. Serán siete torres de iluminación y actuarán como elemento disuasorio de posibles agresiones y otros delitos en esta esquina de la playa donde se juntan miles de jóvenes y menores de edad.

Ibabe animó a la ciudadanía a disfrutar de la fiesta y a concienciarse también de que su propio comportamiento contribuirá a tener la fiesta en paz. Entre las recomendaciones que lanza a los donostiarras está el «utilizar rutas seguras para volver a casa» –DV publicó el día 10 de julio en la página 19 un reportaje con estos recorridos–, colaborar con la Policía si observa algo extraño, mantener un control de las pertenencias, no hacer exhibiciones de dinero en efectivo y no hacer uso del vehículo particular. Son comportamientos que ayudarán a minimizar los riesgos que entrañan unas fiestas con miles de personas en las calles.

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