Reparaz se siente bien bajo el foco

Podría suponerse que la fusión de géneros que plantea el cuarteto navarro iba a llevar anoche a Sagüés a un público muy diferente al que acudió el lunes a disfrutar de Ariel Rot y Kiko Veneno. Pero nada más lejos de la realidad. Aunque si bien la convocatoria fue mucho más numerosa y la media de edad descendió considerablemente, la propuesta de Zetak parecía atraer a una masa muy heterogénea en la que cabían desde adolescentes a parejas jóvenes con niños.

Pop electrónico sería la etiqueta más adecuada para definir unas canciones que, sin embargo, beben del rock progresivo, del techno, del funk y del ambient. De la más oscura de las tinieblas iban naciendo haces de luz que iluminaban una 'Santísima Trinidad' formada por una batería, un set de percusión y los sintetizadores. Equipados con chándal blanquinegros, los músicos acompañantes comenzaron a hacer crecer una ola sonora que elevó a Reparaz al escenario, ante el griterío juvenil.

«Bederatziak ta hamar, uda hastera doan goiz batean, ametsekin borrokan...», alcanzó a cantar el líder de Zetak antes de dejar los siguientes versos en las gargantas de su público, al que admiraba emocionado con una mano en el pecho. «Ametsekin borrokan...» parecía estar pensando mientras escuchaba casi ajeno uno de sus primeros éxitos 'Errepidean'.

Superados ya los primeros instantes de conmoción, el navarro se soltó con todo tipo de saltos y bailes, dejándose llevar por una posesión demoniaca repleta de ecos, muros de sonido, bombos penetrantes y luces rojas. Y es que ese show de focos le sienta bien y, con él, también se siente bien. No se amedrenta ante el escenario, al que se lleva subiendo desde que sopló 13 velas y sobre el que ha estado en lugares desde el Perú hasta el Sáhara.

Drum and bass para continuar subiendo el tono en 'Argitan' y aprovechar ese estado de hipnosis para interpretar la melodía aérea que las manos del teclista hacían danzar en el theremin. Entre tanto, Reparaz soltaba el micrófono para repetir un 'riff' pegadizo sobre el sintetizador, acompañar a la percusionista en su set o coger las baquetas para solear con nervio en la batería.

Los cuatro músicos mostraron una confianza total y empatizaron con un público que constantemente les reaccionaba de vuelta. El potencial himno 'Kaliza hau' despertó toda la psicodelia del cantante, seguido por un foco parpadeante que le hacía recogerse y buscar asilo en sí mismo mientras entonaba: «orgia istoriko sekretua». Tras las baladas suaves de 'Beti da garaiz' o la atmósfera ambiental de 'Nirekin topatu naiz', el cuarteto se sumergió en clásicos del techno como 'Right Here, Right Now' de Fatboy Slim. Aunque sin duda, todos esperaban su éxito de cabecera, ese que el compositor Fernando Velázquez arregló para llevar al terreno sinfónico. 'Zeinez ederra izango zen' no fue la última, pero sí la mejor.