«Mi olla se convierte en una discoteca»
Hugo Alves recorre las fiestas de Gipuzkoa con su 'Coco Bongo'. Ahora está en Donostia. «Cuando pongo la música la gente se viene arriba»
Josu Álvarez
Martes, 13 de agosto 2024, 02:00
Las barracas del Paseo Nuevo son sinónimo de Semana Grande y dan mucho juego cuando se trata de pasarlo bien, como la olla 'Coco Bongo' ... de Hugo Alves, que puede pasar de ser el clásico plato que da vueltas a una «pista de baile» en cualquier momento. «Ponemos buena música. La gente se sube a los asientos, se viene arriba y empieza a bailar», confiesa el feriante. Los transeúntes no se lo pierden y deciden inmortalizar el momento. «Cuando paro la atracción les dejo con la música porque siguen bailando a gusto y la gente que pasa empieza a grabar», asegura el urretxuarra, hijo de una familia de feriantes.
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El feriante escogió a la perfección el nombre de la olla –'Coco Bongo'– pues con la música la atracción se convierte en una discoteca de verano y su dueño en el DJ. El fenómeno de la pista de baile deja anécdotas de lo más variopintas. Las ferias se asocian a los jóvenes, aunque nunca faltan los adultos más atrevidos. «El año pasado una pareja disfrazada se puso a bailar en el plato cuando estaba el paseo lleno de personas. Bailaban bien y causaron furor, muchos se acercaron a mirar y grabar». También es consciente de que logra que los clientes pasen un buen rato «de cachondeo» durante los días festivos con «una atracción animada de toda la vida». Alves cree que nunca le faltarán clientes porque «al que le gusta la olla se monta siempre y repite seguro». Además, con el paso del tiempo ve crecer a los fieles que se suben año tras año. «El viernes se montó un chico de aquí con la cuadrilla y pensé en cuánto había crecido. Es bonito vivirlo».
La olla de Alves se ha dejado ver en las últimas tres ediciones de Semana Grande en el Paseo Nuevo, una ubicación «con vistas muy bonitas» en la que espera continuar por muchos años. «Es una atracción que hicimos nueva hace tres años, gustó y la eligieron como novedad por ser la fabricación más reciente. Agradezco a todos los que nos dan la oportunidad de venir y esperamos volver todos los años que podamos», asegura Alves. La atracción abre todos los días de Semana Grande a las 17.00 horas y el cierre depende de la afluencia de personas. «Hacemos jornadas de seis, siete u ocho horas, depende de la gente que haya», relata el feriante. Su caso es opuesto al de los hosteleros, que viven sus horas más frenéticas antes del espectáculo pirotécnico. «La gente se marcha para cenar y ver los fuegos. Cuando terminan vienen de golpe porque hace menos calor y de noche es muy bonito».
Toda la vida por Gipuzkoa
Hugo Alves, vecino de Urretxu, es miembro de una familia de feriantes. Sus padres empezaron desde jóvenes a dedicarse al mundo de las ferias y Alves continúa la tradición familiar junto con dos de sus cuatro hermanos. Cuentan con variedad de atracciones en la empresa. La barraca más reciente fue la elegida para formar parte de las ferias de la Semana Grande, pero no es la única en Donostia. «También tenemos unas camas elásticas en la plaza Easo». Se ha recorrido Gipuzkoa desde pequeño y cuando «termine la Aste Nagusia salimos corriendo al barrio de Ergobia, en Astigarraga». Todavía no se ha aventurado a ofrecer diversión fuera del territorio, aunque no le cierra la puerta.
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A pesar de su condición de escenario musical, la olla de Hugo Alves también piensa en los más pequeños que sufren con los sonidos muy altos. «En Semana Grande, hay espacios de tiempo acordados en los que no ponemos sonidos ni ruidos por respeto a esos niños», explica el propietario.
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