La metamorfosis de una semana
1980-2000. Ángel Cristo se instalaba con sus leones en Amara y Pedro Osinaga, Mari Carrillo y Montxo Borrajo cubrían la temporada teatral
Javier Sada
San Sebastián
Domingo, 18 de agosto 2024, 09:14
Algo estaba cambiando en la Semana Grande cuando el año 1980, todavía faltando mucho para una completa normalidad, aumentó considerablemente el número de visitantes y la hostelería de la parte vieja reconocía haber crecido su trabajo.
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Desierto el pleno del Concurso de Ideas para potenciar el programa festivo, se aceptaron proyectos como los de organizar una cabalgata con coches de época, crear un critérium ciclista nocturno en el Boulevard, regatas en el Urumea o «una noche de la salsa». El 13 de agosto se inauguró la discoteca Discólobo, donde había estado Sandown, y los clásicos Zori-Santos coincidían con las compañías de Adolfo Marsillach y Lola Herrera, Conchita Velasco, Florinda Chico y José Sazatornil.
Algunos colectivos populares propugnaban la creación de «los blusas» para dar «mayor animación y distinto carácter a la Semana Grande», pero su presencia en la calle no pasó de ser testimonial. En 1981 comenzó un lento retorno de las personas que procedían del interior de la península, volviendo a existir dificultades para encontrar un apartamento vacío, y la ocupación hotelera se incrementó un 15%.
«San Sebastián era una ciudad triste, pero la tristeza está desapareciendo»
La Quincena Musical cada año adelantaba más su inicio para hacerlo coincidir con la Semana Grande y, en conjunto, al visitante se ofrecía un amplio abanico que incluía desde ópera hasta charangas, pasando por concursos infantiles de pesca, atletismo, sokamuturras y fiestas en los barrios; festivales aéreos y concursos internacionales de fanfares, siendo muy aceptada la concentración de comparsa de gigantes a la que acudieron las de «Azpeitia, Eibar, Elgóibar, Irún, Gorliz, Mondragón, Munguía, Placencia, Puente la Reina, Rentería, Salvatierra, Tolosa y Zarauz».
En el entorno del citado circuito de la Alameda, en 1981 se celebró la I Clásica Ciclista San Sebastián, ganada por Marino Lejarreta.
Encontró su sitio la Semana Grande del Niño y los feriantes, que buscaban espacio por toda la ciudad, lo encontraron en el Paseo Nuevo después de fracasar en otros lugares. No sin problemas, las txosnas ensayaban emplazamientos entre el Boulevard, Paseo Nuevo y Muelle terminando en el puerto. Paralelamente «casi desaparecían de los carteles» entidades deportivo-sociales que durante décadas habían tenido protagonismo.
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Hoteles llenos cuando Donostia tenía 177.984 habitantes, 54.837 casas ocupadas y 11.242 vacía
El balance de estas Semanas Grandes, en palabras del alcalde, Ramón Labayen, fue que «San Sebastián era una ciudad triste, pero la tristeza está desapareciendo».
La Copa de Oro, costeada por el Ayuntamiento desde 1981, sería, y es, uno de los referentes de la temporada de caballos como, en otro orden de cosas, lo es la Comparsa de Gigantes y Cabezudos, creada el año 1982, para la Semana Grande.
Séame en este punto dos líneas de vanidad personal, al recordar que tuve la idea, aceptada, de que los cabezudos representaran el calendario festivo donostiarra: tamborrada, iñudes, caldereros, carnaval, veraneo, euskal-jaiak/Santo Tomás, etc.
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La Orquesta Mondragón, con Javier Gurruchaga, llenaba el polideportivo y el paseo del Tenis y se anunció la pérdida de un 'tipical-donosti': las vendedoras de carraquelas anunciaban su desaparición, porque solo se habían autorizado cinco de los dieciséis puestos pedidos.
El Circuito nocturno del Boulevard fue antesala de la Clásica Ciclista de San Sebastián
De justicia es, en este momento del relato, recordar al niño fallecido durante el disparo de fuegos artificiales en 1985, motivando que a partir de la siguiente edición, y hasta nuestros días, las medidas de seguridad hayan venido extremándose en todo lo posible.
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Tenía San Sebastián 177.984 habitantes, 54.837 casas ocupadas y 11.242 vacías cuando funambulistas como 'Los Aranis' y 'Los Bordini' realizaban sus ejercicios a gran altura en la Alameda, Ángel Cristo se instalaba con sus leones en Amara y Pedro Osinaga, Mari Carrillo y Moncho Borrajo cubrían la temporada teatral. Entrados ya en 1990, apatosaurus, triceratops, stegosaurus, tyranosaurus, parasaurolophos y pachicephalosaurus, quedaban expuestos a tamaño natural en una impresionante exposición instalada en el Museo de San Telmo.
Basta, para comprender la metamorfosis producida en los gustos del personal, citar los cantantes y grupos musicales que actuaron en la Semana Grande de 1996, comparados con los clásicos de antaño: Marching Band, Ostadar, Kiko Veneno, Xabier Montoya, Los Eúskaros, Blue Velvet Band, Los amigos de Bert, Drindots, Akelarre, Basakabi, Arkaitz, Parafunk y Los piratas, Xuia, Etsaiak, Banda Jugendblasorchester de Wiesbaden, Paco Formoso y su mariachi, Boleros 4, Chab Samir, Egan y Llan de Cubel.
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Terminando como se empezó, allá por 1876-1879, el 8 de agosto de 1998 se inauguró la plaza de toros de Illunbe, pero esa es otra historia como lo es también la del tradicional abordaje pirata, creado el año 2000.
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