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Los tambores vinieron desde Barcelona. SARA SANTOS

San Sebastián supera a Bollywood

Un hindú y una filipina se casan en Donostia por los ritos católico e hindú y disfrutan en la ciudad con sus 150 invitados

Ana Vozmediano

SAN SEBASTIÁN.

Miércoles, 5 de septiembre 2018, 07:12

El encargo que recibieron de Jeam y Rohit no podía ser más orignal: la empresa 20 Eventos-Wedding Planers debía organizar en un año una doble boda por los ritos católico e hindú. Y hacerlo por todo lo alto. La novia, filipina, el novio de India. Los dos conocían San Sebastián y desde que están juntos pensaron que si alguna vez se casaban sería en esta ciudad. Flores, lugares hermosos, buena gastronomía y 150 invitados procedentes de todos los países del mundo participarían en esta boda que una de sus organizadoras, Leire, todavía no se quita de la cabeza. «Es la primera hindú que se hace en Gipuzkoa, pero la verdad es que ha sido lo más bonito que he visto en mi vida.

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Claro que un novio que entra en el Palacio Miramar y monta descalzo en un caballo blanco, tatuadores de henna para la novia y sus invitadas en el hotel María Cristina y un hermoso vestido para la boda católica de la diseñadora Vera Wang no son algo que se ve todos los días.

El miércoles llegaron los novios y la mayor parte de los invitados, todos hospedados en el cinco estrellas de la ciudad. El viernes se hizo un ensayo en la basílica de Santa María, todos los asistentes vestidos de blanco salvo los novios. Un aperitivo en el Bokado-Aquarium que les esperaba a la salida. La boda católica, a las 12 horas con un coro y dantzaris a la salida, remataba el primer sueño de la novia. El Gandarias les esperaba y por la noche, una cena en el Mugaritz iluminado y lleno de flores para la ocasión y con música elegida por los novios.

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Imagen. La llegada de la novia al Palacio Miramar. SARA SANTOS

La boda de Jeam y Rohit sigue. Llega el turno del rito hindú. Las tatuadoras de henna llegan al María Cristina y todos los invitados se dirigen al palacio Miramar, con una decoración singular llena de flores de Endanea en la que han trabajado diez personas. Ni flores blancas ni negras. Color, mucho color, el caballo blanco del novio, el vestido rojo bordado en oro de la novia, como manda la tradición hindú, centros de mesa que miden más de un metro de alto, morados y naranjas bien iluminados por los seis trabajadores que se han esforzado en ello... Los tambores, traidos desde Barcelona, igual que el religioso que condujo la ceremonia, convierten el Palacio de Miramar en un Bollywood espectacular que no es la filmación de una película aunque quienes lo vieron aseguran que todo lo visto fue una boda de cine.

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