«Este problema no se detectó antes de obra, pero se está saneando el subsuelo»

La solución a la inestabilidad del terreno junto a la playa de La Concha que ha generado dos socavones en la calle Zubieta por las obras de la variante soterrada del Topo pasa por «independizar» el subsuelo por donde se abrirá el túnel de la superficie. Y la forma de hacerlo son las inyecciones de hormigón como con la que el martes se tapó el agujero abierto en la calzada para permitir ayer reabrir al tráfico. El consejero de Transportes, Iñaki Arriola, explicó ayer que estos trabajos para «consolidar» el terreno se realizarán en tres fases, con el fin de que para mayo o junio se pueda reanudar la excavación en ese punto, con «seguridad tanto para personas como para edificios».

El responsable político de la obra asumió, en una entrevista en Teledonosti, que «este problema concreto» originado junto a la playa «no se detectó» en las catas y estudios geotécnicos previos al proyecto, donde, añadió, se buscó «la roca que hay debajo de la arena y el agua», que es por donde se excava el túnel. Pero en este punto, añadió, esa roca «es permeable» y hay «zonas kárstikas» que es lo que se ha localizado ahora una vez originados estos socavones, el último a solo cuatro metros del primero aparecido en junio. Defendió en este sentido que ahora «se está saneando el subsuelo», es decir, se está «rellenando» con inyecciones de lechada de mortero para «consolidarlo», aunque no comprometió que no pueda haber algún nuevo susto. «ETS está abordando la solución de los problemas y respondiendo con celeridad y profesionalidad», defendió, y aseguró que el objetivo «es garantizar en todo momento la seguridad de las personas y edificios, y de la vida» diaria en esa zona «sensible».

El tratamiento para solucionar estos incidentes en el tramo Easo-Miraconcha, en la zona de la playa pero también en el túnel que avanzaba desde Easo, supone «un importante encarecimiento», calculado en más de 20 millones, que ha obligado a parar la excavación, rescindir el contrato anterior y volver a rehacer el proyecto. Mientras concluye esa redacción, prevista para antes de fin de año, los operarios siguen trabajando en superficie, en la plaza Xabier Zubiri y en San Martín, e irán 'rellenando' el subsuelo para «consolidarlo».

Esa tarea se está llevando a cabo en tres fases. La primera, que comenzó en verano, desde el voladizo de La Concha. La segunda, con una técnica similar, «ya está autorizada» para inyectar el hormigón desde el mismo arenal, labor que en temporada de baño no pudo hacerse. Y la tercera consolidará el subsuelo bajo la plaza Xabier Zubiri y en la calle Easo. «Las razones de esta secuencia temporal -justificó Arriola- no son aleatorias sino que responden a un criterio profesional, de sectorización del problema», y con esta técnica «conseguimos que cualquier incidente en el túnel no repercuta sobre las zonas edificadas, ya que la barrera realizada bajo los soportales independiza la zona del túnel de la superficie».

Esta explicación trasladada ayer públicamente en un acto en Donostia fue también comunicada en persona por los responsables de ETS y del Ayuntamiento, con el alcalde Eneko Goia a la cabeza, a los vecinos de la zona, en una reunión celebrada por la tarde, y en la que escucharon también sus inquietudes. Por la mañana, también hubo un encuentro con la responsable del Hotel Londres, situado junto a la zona afectada.

Estos incidentes volvieron ayer a elevar también la petición de explicaciones por parte de los grupos de la oposición municipal. Desde el PP, su portavoz Borja Corominas, pidió información sobre las empresas que participan en la obra y en los estudios geotécnicos para «saber en quién estamos confiando». Y Elkarrekin Podemos pidió que Goia dé explicaciones en la comisión de seguimiento de las obras.