Las nuevas instalaciones del Archivo Municipal serán más accesibles y contarán con todas las medidas para garantizar la conservación de los fondos. D.U.

El nuevo hogar del Archivo municipal

La nueva sede de Egia estará terminada en unas semanas y permitirá albergar y conservar en condiciones óptimas cerca de 120.000 documentos históricos de la ciudad

Dani Soriazu

San Sebastián

Domingo, 22 de noviembre 2020, 07:29

El Archivo Municipal está a punto de estrenar hogar. Una vez finalizadas este mes de noviembre las obras para construir la nueva sede en Egia, en el paseo Duque de Mandas (bajo la plaza Blas de Otero), los trabajos se centran ahora en el acondicionamiento de las instalaciones, de forma que en unas pocas semanas estén listas para empezar a albergar los cerca de 120.000 documentos históricos que hay de la ciudad. Y a partir de enero, abrir sus puertas a la ciudadanía.

Publicidad

Las nuevas dependencias contarán con todas las medidas necesarias para poder conservar y preservar con garantías este patrimonio, que en la actualidad se encuentra repartido en distintos puntos. La mayor parte está en los bajos del Ayuntamiento, pero también se reparte en locales ubicados en Belartza, Errotaburu y Buenavista. Todos los documentos que conforman el Archivo ocupan 1.725 metros lineales, casi dos kilómetros de papeles y tomos almacenados desde el año 1292, que contienen la historia de la ciudad y de sus habitantes.

«En 2016 decidimos empezar a buscar una nueva ubicación donde reunir todo el archivo porque las actuales se han quedado obsoletas», explica el concejal de Gobernanza, Juanra Viles. Problemas de humedad, espacio, de accesibilidad, de conservación de los propios documentos históricos... Todos esos problemas, garantiza el edil jeltzale, se verán subsanados en este nuevo espacio. «Vamos a contar con un archivo histórico físico, amplio, modernizado, con todas las garantías de atención y acceso. También las de conservación gracias a técnicas constructivas que permiten controlar aspectos tan importantes como la humedad y la temperatura, así como el aislamiento acústico».

Las instalaciones cuentan con 2.500 metros cuadrados de superficie construida. El acceso principal se realizará desde la plaza Blas de Otero, donde habrá un ascensor y unas escaleras que comunicarán con la planta bajo rasante. Asimismo, también se podrá entrar desde Duque de Mandas a través de una rampa.

Desde ahí se accederá a un hall principal, que contará con un espacio de recepción-información donde habrá un mostrador para la atención a los usuarios y el préstamo de documentos. También habrá una zona separada con dos terminales de ordenador para consultar los fondos del archivo. Asimismo, se prevé un lugar con taquillas equipadas con cerraduras individuales para el uso de los investigadores.

Publicidad

La sede se completa con el espacio para los depósitos del archivo (casi 1.000 metros cuadrados) y una sala de consultas con capacidad para 15 personas, con mesas habilitadas con puntos de conexión a internet y una zona perimetral que albergará estanterías para el depósito de libros. En su actual ubicación en el sótano del consistorio la sala de consultas se comparte con la biblioteca municipal.

Se podrá acceder desde el paseo Duque de Mandas o desde un ascensor en la plaza Blas de Otero.

También habrá otra sala para reuniones, oficinas para el personal técnico administrativo, una sala de clasificación, un muelle de carga y descarga, una sala polivalente, office, baños y un espacio para servicios sanitarios. Las obras las ha realizado Moyua, con un coste de 3,3 millones de euros. «La previsión es que en enero ya tengamos todos los fondos históricos y el mobiliario en su nueva ubicación», informa Viles.

Publicidad

Digitalización

Paralelamente a este proceso de encontrar una nueva sede para el archivo, el Ayuntamiento ha emprendido una serie de trabajos para digitalizar todos los documentos históricos de la ciudad. El proceso está previsto que dure tres años y que termine a finales de 2022, con un coste de 2,5 millones de euros. El objetivo es que, finalizado este trabajo, cualquiera desde su casa pueda consultar el archivo municipal.

«Es un trabajo complejo y largo», reconoce Viles, «ya que hay que digitalizarlo y también indexarlo, crear un índice de búsqueda». Según informa, se ha empezado por los libros de actas entre los años 1813 y 1987, así como todos los padrones de 1833 a 1912, y los de 1935 al 1937, «que son muy solicitados». «Los criterios para dar prioridad a unos u otros tienen que ver con el valor histórico o probatorio, seguido de los documentos de valor excepcional en peligro de deterioro, como pergaminos medievales, cartularios o cartas reales».

Publicidad

El archivo está repartido en varios puntos, la mayor parte se encuentra en los bajos del Ayuntamiento

de mudanza

Permitirán controlar la humedad y la temperatura, explica el concejal Viles (PNV)

instalaciones adaptadas

Aguarda tesoros como las actas de Zubieta o una carta de los Reyes Católicos, entre otros

antigüedades

En el Archivo descansan desde el acta del pacto de Zubieta, por el que hace dos siglos se acordó reconstruir la ciudad, hasta los libros del padrón de todas las décadas, pasando por una carta de los Reyes Católicos. El archivo se nutre del fondo municipal de Donostia, es decir, los documentos producidos por el Ayuntamiento en el ejercicio de sus funciones. Los expedientes disponibles abarcan desde 1813, pues la documentación anterior se quemó, prácticamente en su totalidad, en el incendio de la ciudad. «El incendio supuso una laguna irreparable para nuestra memoria documental», lamenta el delegado del PNV.

En el Archivo Municipal se encuentra asimismo el fondo municipal de Altza, documentos originados por el Ayuntamiento de Altza desde 1609 hasta su anexión a Donostia en marzo de 1940. «Es un patrimonio histórico de primer orden, que es de la ciudad y hay que conservarlo, mantenerlo y dar facilidades para poder acceder a él», afirma Viles.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete los 2 primeros meses gratis

Publicidad