El curioso nombre de las plataformas de las playas que no se usa fuera de Euskadi
Estas zonas de ocio y reposo se encuentran frente a varios arenales guipuzcoanos, varios de ellos en la bahía de La Concha de San Sebastián
M. S. y R. M.
San Sebastián
Sábado, 23 de agosto 2025, 08:02
El resto del mundo lo llama plataforma, aunque en Euskadi se llama gabarrón. Estas zonas de ocio y reposo se encuentran en varias playas guipuzcoanas, tres de ellas en el centro de la bahía de la playa de La Concha de San Sebastián y otras tres en la playa de Ondarreta en la capital guipuzcoana, pero ¿a qué se debe este nombre que no se usa fuera del territorio?
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Estas pequeñas islas flotantes compuestas por dos unidades de poliéster, que superan las 2,5 toneladas de peso y que se instalan en cuanto llega el verano, deben su nombre a las 'gabarras', unas embarcaciones, generalmente de gran tamaño y con fondos planos, que se utilizaban para el transporte de mercancías o materiales y que tanta importancia han tenido en la cultura vasca.
Estas plataformas son muy comunes sobre todo en la bahía de La Concha de San Sebastián, en donde es un elemento de descanso y ocio bastante popular para quienes disfrutan más del mar que de la arena y de los que prefieren hacer algo de ejercicio antes que tumbarse en la toalla, ya que para acceder a ella deben llegar a nado o en kayak.
125 años del gabarrón en San Sebastián
En San Sebastián cada año se instalan seis gabarrones en la bahía, tres frente a La Concha y otros tres en Ondarreta, que se colocan a principios del mes de junio. Son miles los donostiarras y visitantes que disfrutan de los mismos para descansar de la travesía a nado o para saltar desde sus pequeños toboganes, sobre todo los más pequeños.
El primer gabarrón lo instaló el Real Club Náutico de San Sebastián y perduró entre 1896 y 1905. A partir de 1928 fue el Ayuntamiento de San Sebastián el encargado de su instalación y mantenimiento. Curiosamente al principio su uso era exclusivo para mujeres y tenían una finalidad terapéutica, ya que en aquel momento estaban de moda los tratamientos médicos relacionados con el mar.
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Los gabarrones se sitúan a una distancia media de 200 metros desde la playa y su existencia y mantenimiento es posible gracias a la protección contra el oleaje que ofrece la isla de Santa Clara de San Sebastián.
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