San Sebastián revive su particular asedio del 31 de agosto de 1813

Misa, ofrenda floral, recreación de la batalla, minuto de silencio, Tamborrada, asalto por las brechas de la muralla, procesión cívica y música. Cada 31 de agosto Donostia rememora la tragedia de 1813 en la que murieron casi la mitad de sus ciudadanos.

Las conmemoraciones han comenzado en la basílica de Santa María con una solemne misa en recuerdo de quienes entonces perdieron la vida. El oficio ha sido presidido por el sacerdote Iñaki Zabaleta y en el mismo han participado el coro Easo Gazte, dirigido por Gorka Miranda y la orfeonista Alice Mendizabal. Ya caía una cortina de agua sobre Donostia cuando se interpretó en el templo la Martxa de San Sebastián al final del oficio.

Pocos minutos después de la misa, el alcalde y buena parte de la corporación municipal han realizado, paraguas en mano, en Portaletas, la ofrenda floral en homenaje a los fallecidos en el episodio más trágico de la historia de la ciudad, un acto en el que Eneko Goia ha colocado la bandera de la ciudad y un ramo de flores, mientras en el Muelle grupos de fusileros británicos y franceses se movían en formación.

Por la tarde, la lluvia ha seguido sin dar tregua y pasadas las 16.00 horas la organización ha decidido suspender la recreación del cañoneo vivido hace dos siglos entre las baterías británicas apostadas en la Zurriola y las tropas francesas atrincheradas en Urgull.

El mal tiempo parecía que podía arruinar el programa de actos, pero en la plaza Zuloaga, a las 18 horas, se ha constatado que no iba a ser así. Allí se han ido concentrando tropas y se ha formado un variopinto desfile con miembros de 15 tamborradas de la ciudad. Era el lugar elegido para homenajear a Médicos Sin Fronteras por su impagable «labor humanitaria en conflictos de todo el mundo» y, de forma póstuma, a Odón Elorza Brauer, director de marketing del casino Kursaal por su «incondicional apoyo» a las conmemoraciones de este día a lo largo de tres décadas.

Ha sido un momento crítico porque ha empezado a llover de forma muy intensa mientras se ejecutaban disparos de las tropas de ambos bandos. Los tamborreros estaban ya empapados cuando comenzaron a desfilar por la calle 31 de Agosto, tocaron la Martxa de San Sebastián frente a la basílica de Santa María y siguieron hasta el Boulevard donde se ha celebrado otro de los momentos importantes del día: el minuto de silencio en homenaje a los donostiarras víctimas de aquel episodio bélico. Con el alcalde y buena parte de la corporación en el quiosco del Boulevard y cientos de personas detrás de los vallados se ha interpretado la Marcha Antigua de la ciudad, bailada por dantzaris de Eskola.

El silencio se ha roto a base de disparos. Al acercarse la noche las tropas de uno y otro bando han comenzado las escaramuzas para tomar y defender la ciudad.

La lluvia ha empezado a remitir y tampoco ha podido con la escena final del asalto nocturno con antorchas y velas en la calle 31 de Agosto. Tras el repique de campanas en varias iglesias, ha arrancado en San Vicente una procesión cívica en dirección a Santa María. Con el alumbrado apagado y la sola luz de las velas encendidas en los balcones, el evento concluyó con la actuación de los coros Santa Cecilia, Easo y Gaztelupe dirigidos por Laida Otaduy.