Jone Zubizarreta Unzueta

«Fuego, aire, tierra, agua. Cuatro elementos para la belleza del arte utilitario»

– Me dices que eres de Arrasate y a mí me surge el nombre en castellano de la villa, Mondragón. Y nos acordamos las dos de esas criaturas fabulosas que lanzan fuego por sus fauces.

– Me dices que te parece lógico, casi un punto de realismo mágico, que siendo de Mondragón me haya convertido en ceramista-joyera-ceramista, formas del arte (tantas veces aplicado, utilitario) donde el fuego (como los demás elementos primigenios, aire, agua, tierra) resulta imprescindible.

– Entonces las dos nos acordamos de que hace poco pasaron en Tabakalera cuatro documentales sobre la cerámica. En uno se rendía homenaje a la donostiarra Carmen Sánchez; en otro a Francisca, alfarera castellana. El tercero era un poema visual y el cuarto estaba dedicado a un colectivo amado por los artistas que animan en Undermount, Igeldo. Ellas se hacen llamar...

– ...¡Dragonas! Recuerdo que en la agenda del Centro Internacional de Arte Contemporáneo, ellas escribieron (o escribieron sobre ellas), «Dragonas: una cocción en leña que desde hace varios años hacen amigas ceramistas controlando fuego, humo y tiempos para crear esmaltes increíbles. Discuten, ríen y curran».

– Luce guapo, ciertamente. Pero, si no me equivoco, tú de buenas a primeras no pensabas en ser ni ceramista ni joyera ni...

– En realidad, no. Hice Bellas Artes pero, ¿sabes lo que pasa cuando estudias ese grado?

– Francamente, no. No lo sé.

– Verás, terminas Medicina y eres médico. Informática y eres informática. Derecho y abogada. ¿Pero qué eres cuando te gradúas en Bellas Artes?

– Supongo que artista.

– Ajá pero, ¿qué clase de artista? ¿Visual? ¿Gráfica? ¿Escultora? ¿Pintor? ¿Animación 3D? Salí de Leioa hecha un lío. Al tiempo cogí la mochila y me fui de viaje.

– Sabia decisión. ¿Por dónde?

– El Mediterráneo. Todo. Italia, Grecia, Turquía... Llevaba lápiz, papel y cámara. En ese viaje fui recuperando la pasión por el arte clásico. Pero no tanto (aunque también) por el de los grandes templos destruidos sino por el que hoy llamamos funcional, por el arte aplicado, utilitario.

– Un ejemplo. O dos. O tres.

– Ánforas para guardar el vino. Vasijas para el agua o para conservar los órganos y las vísceras de un faraón embalsamado. Cofres y frascos para los ungüentos, los cosméticos... los venenos. También fantaseaba pensando por cuántas manos habrían pasado hasta llegar al lugar donde yo las contemplaba: museos, galerías. mercados. Volví y decidí que esa era la artista-artesana que yo quería ser...

– Ceramista.

– Ceramista, sí. Alfarera. Artista de objetos útiles. Quería trabajar sobre la idea de la belleza de los objetos cotidianos. Pero quise entrar en otros mundos y me apunté en el instituto Bideberri. En Bidebieta, Serapio Mugica 31.

– Fijo que te matriculaste en el Superior de Artes Plásticas y Diseño de Joyería Artística.

– Exacto. Y de nuevo volvieron a entrar en juego los cuatro elementos, fuego (mon-dragón...), aire, tierra y agua. En estos momentos estoy preparando mi trabajo de fin de grado que también es mi proyecto artístico. Mi idea sería crear objetos de cerámica y aplicarles joyería. Es difícil y, porque lo es, me gusta, me atrae. Si quieres hacerte una idea, entra en mi insta, Jone_zz

– Ahí veo gatos felices con su nombre italianizante ('Gatuzzo'), felices de ser gatos de cerámica y no de Tik Tok. Veo esmaltes azules. Veo fotos de tu periplo mediterráneo. Veo una frase encabezándolo todo. Me gusta: 'You are a beautiful animal and I want you'. Lo que no veo es oro.

– Muy caro. En todo caso, plata. Pero sobre todo, latón. Me encanta. Lo llaman 'el oro de los pobres'.

– Interesante. El siglo pasado se decía que los cigarrillos Bisonte (ahora cotizan a 20 euros paquete en las subastas de coleccionistas) eran el Camel de los pobres y los gloriosos Celtas cortos, el 'Chester de los obreros'.

– Además de ser una aleación barata, el latón se dora y ese color no se altera. Por otro lado, si estoy haciendo cuencos y vasijas que pueden ser decorativas pero también usarse, no puedo ponerles incrustaciones de oro blanco.

– Por supuesto que no. Oye, y eso de ser profesora de idiomas (inglés, euskera), ¿es lo que te da platita para alquileres y materiales, aunque no sean zafiros?

– Exacto. Las clases son el bastón en el que me apoyo y me ayudan a pagar lo que has dicho pero, por otro lado, te consumen la energía necesaria para crear.

– Bonitas sortijas llevas.

– La que más le gusta a la gente, la cabeza de felino, es de... latón. Algunas son griegas, otra me la trajo mi hermana de Colombia. Una la encontré de niña en el parque. Mi madre me dijo que la tirara. No le hice caso, Al hacerme joyera descubrí que es de... oro.