Experiencia y una pizca de suerte

En compañía de su mujer, Lourdes –a la que dedicó el premio–, Lecube festejaba el triunfo sin olvidarse de quienes ya no están, como Kepa Loidi, de Orio, competidor durante dos décadas fallecido en 2021. «Sin querer desprestigiar a los demás, Kepa era el rival a batir», recordaba con la voz entrecortada.

El experimentado campeón se declaraba «feliz no, súper feliz» por romper una racha negativa que ya duraba demasiado. «En Donostia hemos ganado tres o cuatro veces y también en Ordizia, pero siempre te hace ilusión. Además, llevábamos varias ediciones que no habíamos conseguido el primer puesto, siempre segundos y terceros premios. Es una gozada», confesaba mientras agradecía con un gesto las felicitaciones.

También tuvo palabras de elogio hacia los demás concursantes. «El nivel es tan alto que no sé ni cómo el jurado puede apreciar los matices y puntuar, porque yo mismo he probado el resto de txistorras y de verdad que el nivel es la leche. Por lo que sea, la mía ha salido un poco mejor, se ha secado un poco mejor o ha llegado en su punto», decía sin saber explicar bien los motivos exactos que le han valido la txapela de 2022.

La experiencia está detrás de las victorias de los ganadores de otros concursos de Santo Tomás como los de verduras y frutas. Ambos recayeron en Carmen Etxeberria de Bergara, que se embolsaba así 700 euros en premios. La cosecha este año ha estado condicionada por la meteorología extrema y ha habido varios productores habituales que han faltado a la cita en la plaza de la Constitución. «Éramos pocos, pero los cuatro puestos que participábamos en el concurso estaban muy bien preparados. Es verdad que cosecha ha habido poca, menos que otros años, porque ha hecho mucho calor, ha habido sequía y también ha granizado en algunas zonas. Pero hemos traído lo que teníamos y parece que el jurado ha valorado la cantidad y la variedad», explicaba sonriente Carmen, quien en su vitrina guarda varios premios de Santo Tomás: «Son unos cuantos, no los he contado».

Otra veterana en el palmarés de la feria es Ane Zeberio, del caserío Arriatzu de Hernani, que recibió 300 euros del Memorial Jose Salaberria al puesto más completo. «La clave es la elegancia. No hay más secreto», contaba esta joven, heredera de una saga familiar que ya se ha presentado en cuatro ocasiones al concurso y ha salido triunfante de casi todas ellas.

De victorias sabe también un rato Patxi Franko, apicultor de Andoain que logró el primer premio del Concurso de Miel de Donostialdea. Recogió el galardón Candi Orosa, quien contaba que el secreto es «el cariño que le pone». Este año había menos competencia en el certamen porque «la producción ha sido escasa por la sequía, aunque muy buena, con un sabor formidable».

Los concursos más populares, en los que no se necesita ser profesional para apuntarse, tuvieron un gran aceptación. El de espantapájaros se lo llevó Fama, la comparsa carnavalera de Trintxerpe, que realizó una composición con tapones de plástico. «Lo han montado entre unas quince personas, niños y mayores, desde los 7 hasta los 57 años», apuntaba Miguel Ángel Jacob tras recibir el trofeo. La idea surgió durante la Behobia-SS, prueba en la que los integrantes de la compañía repartieron botellas a los corredores. «Guardamos los tapones para ayudar a niños con problemas de movilidad, pero este año no hemos podido entregarlos y pensamos que sería una buena opción utilizarlos para el espantapájaros».

El IV Concurso de Trajes de Baserritarra se saldó con los triunfos de Malen Sanz en niños, Nerea Rodríguez y Amaia Alberdi en mujeres, Arturo Díaz en hombres y los Ena-Burguera en la categoría de familias. Entre los consejos ofrecidos por los integrantes de Gero Axular para vestir elegante, atarse las abarkas a la altura del tobillo, usar faldas largas y con vuelo, ceñirse el corpiño, llevar la enagua siempre más corta que la falda para que no se vea y, tanto para chicos como para chicos, ponerse chaquetas de paño o los típicos kaikus de lana.