Un delicado proceso para arreglar y sacar brillo a las vidrieras
La empresa madrileña Vitralia se ha encargado de restaurar estas piezas, muchas de las cuales llevan la firma de la casa Maumejean
En el proceso de renovación del ala oeste del Ayuntamiento también se ha restaurado uno de los elementos más significativos y de mayor valor del ... edificio: las vidrieras. Muchas de ellas llevan la firma de la casa Maumejean, una de las empresas más reconocidas a nivel internacional en el diseño y creación de estos vitrales. Es por ello que el objetivo ha sido llevar a cabo «una restauración lo más respetuosa posible con la obra», de la mano de la empresa madrileña Vitralia, dedicada al diseño, fabricación y restauración de vidrieras.
Tal y como explica Gerardo García, uno de los responsables de esta empresa, primero se retiran cuidadosamente de su emplazamiento, ya sea en techos o ventanas. Después la tarea se centra, por una parte, en limpiarlas. «Por lo general se les da un baño con un detergente neutro y después se cepillan para que se les quite la suciedad y el polvo acumulado y les devuelva su esplendor original».
Pero hay otra tarea casi más fundamental todavía: arreglar las vergas de plomo donde van encajadas las vidrieras. «El paso del tiempo hace que acaben cediendo. Se trata de vergas de plomo. Algunas vidrieras ha habido que desarmarlas y emplomarlas de nuevo», cuenta este profesional, que define su trabajo como algo «delicado y minucioso», sobre todo cuando toca volver a colocarlas en su sitio. A ojos inexpertos puede que apenas se note la diferencia pero la labor realizada «consigue que una pieza se mantenga en su sitio, sin que se desmorone, pero sin que se note la presencia de ese plomo».
Para García el encargo ha sido importante porque «Maumejean es como el Picasso de las vidrieras, lo más en la España de principios de siglo XX». Se trata de vitrales que están pintados, «si te fijas bien, se pueden ver hasta las pinceladas», afirma. Y aunque esta firma francesa se puede encontrar en distintos puntos del país, «no hay dos iguales, son piezas irrepetibles». En Donostia sus trabajos se pueden contemplar en el Palacio de la Diputación, el Palacio de Justicia, en iglesias, en portales y escaleras de muchos edificios del Ensache Cortázar y de Gros y en muchas villas y palacetes, entre otros lugares.
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