Una calle sin tráfico junto a Zurriola y adiós a la rotonda de Ategorrieta

Para ello se ha configurado como una vía de aceras anchas y zonas verdes, pero con un carril central capaz de recibir vehículos. Eso sí, para asegurar que la velocidad de estos será lo más reducida posible en un entorno diseñado para el disfrute ciudadano, el diseño del carril de circulación será en forma de leve zigzag.

Se trata, en definitiva, de seguir el modelo 'woonerf' (patio viviente en neerlandés), con el que los urbanistas definen espacios de socialización vecinal, donde la gente puede encontrarse, los niños jugar seguros, y peatones y ciclistas circular libremente, pero en los que están permitidos los accesos de vehículos a motor bajo condiciones muy estrictas. Como norma general, solo se concede el paso a unos vehículos determinados, que deben circular a velocidad extremadamente baja.

Para ello se utiliza una de las soluciones que se plantean para Ramón y Cajal, la botánica, con la instalación como parte del mobiliario urbano de plantas o árboles que dificultan la circulación al tiempo que embellecen el entorno. De este modo se prioriza la condición de la calle en cuestión como área recreativa, sin que quede cerrada del todo a los vehículos que puedan necesitar acceder.

Esta calle será así diferente a una paralela que ya vivió una peatonalización blanda hace años: Peña y Goñi, que se ha convertido en un punto de alterne con proliferación de establecimientos hosteleros y terrazas. Según se deduce del planteamiento que aparece en el plan de movilidad, la idea parece ser que Ramón y Cajal sea, efectivamente una zona de paseo, descanso y socialización, más que de consumo.

Debido a su emplazamiento, esta actuación dará lugar a un nuevo eje peatonal –cortado por el Paseo de Colón– entre Zurriola y la Plaza de Cataluña, a través de la propia Ramón y Cajal y la contigua Claudio Luzuriaga. El presupuesto previsto para esta obra asciende a 800.000 euros que, en cualquier caso, no se llevará a cabo hasta el tramo final de la estrategia, en 2028.

En Ategorrieta se plantea una reordenación de la zona de la rotonda, donde la intención es sustituir este elemento de gestión del tráfico por una intersección urbana. Esta iniciativa no se puede desligar del enlace de Marrutxipi con la GI-20 que se está construyendo, que a partir de verano u otoño sacará e introducirá vehículos desde Gros e Intxaurrondo a la Variante de Donostia.

El plan de movilidad alega que este nudo, «resultado de un proyecto de acceso a la autopista que finalmente no se ejecutó (...), desfiguró el núcleo histórico original» de la zona. Ahora, «en vista de que el enlace de Marrutxipi modificará la movilidad en el entorno», se aprecia la necesidad de reconfigurar el diseño de ese enclave, teniendo en cuenta que el carril bici que conecta Gros con Intxaurrondo pasa por el interior de la rotonda y la existencia de varios centros escolares en la zona, por lo que «la movilidad activa debe ser mejorada y aprovechar su localización para el transporte público».

Los cambios no se llevarán a cambio pronto. No se prevé tener elaborado el anteproyecto hasta 2027.