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Alexandra Cavanna limpia una mesa de la terraza de su cafetería Txris, al final de la calle Urbieta, desde donde se contempla, como en ningún otro sitio, el degradado edificio Bellas Artes . A.M.

«Cualquier cosa que hagan es mejor que dejarlo como está»

Bellas Artes. Comerciantes y vecinos aplauden que por fin se mueva ficha en la esquina de Urbieta con Prim, aunque no todos comparten el uso turístico ni el levante del proyecto

AINGERU MUNGUÍA

Domingo, 3 de octubre 2021, 08:25

Tras 32 años sin ningún uso y con una degradación arquitectónica progresiva y evidente, vecinos y comerciantes del edificio Bellas Artes creen que ya es ... hora que «se hiciera algo» con el emblemático inmueble. El proyecto de rehabilitación que impulsa la propiedad y que ha recibido licencia en el Ayuntamiento no es del agrado de todos, bien sea por el uso turístico o por el levante que se construirá sobre la cubierta, pero casi nadie cuestiona que había que mover ficha para detener la ruina del Bellas Artes y revitalizar este extremo del Ensanche Cortázar.

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La malla que envuelve el edificio desde hace 8 años para evitar que un desprendimiento hiera a un viandante protagoniza la visual del antiguo cine, que está desde 2015 sin su característica cúpula. Un informe municipal certificó su mal estado, advirtió del riesgo de colapso y autorizó su desmontaje. Son los últimos episodios de una degradación arquitectónica propia de un edificio construido en 1914 con un incipiente hormigón, que proyectó su última película en 1982 y que lleva cerrado y sin uso desde 1989, cuando Euskadiko Orkestra se trasladó a su nueva sede de Miramón.

La cifra

  • 6.900 metros cuadrados tendrá el nuevo edificio, frente a los 3.462 m2 del Bellas Artes actual. Habrá cuatro plantas bajo rasante -tres de parking y una para almacenes- y ocho sobre rasante: las dos primeras para comercio y/o hostelería, y las seis superiores para estudios y apartamentos turísticos.

Desde entonces ha habido mucho ruido en torno al edificio, pero pocas nueces. Debates interminables sobre el grado de protección –quedó fijado en 2014 en el Peppuc y confirmado este año en la revisión de la norma–, innumerables proyectos de la propiedad (Sade) rechazados por el Ayuntamiento y una larga batalla legal entre las partes que el Supremo zanjó este mismo año negando el derecho de la Sade a ser indemnizada por la protección y la negativa municipal a dar un uso residencial a la parcela.

«No se modifica la edificabilidad reconocida por el PGOU ni se cambian lo usos terciarios previstos en el planeamiento»

Nekane Arzallus

Concejala de Urbanismo

«El levante se diferencia del edificio original para no crear falsos históricos y se oculta tras la cúpula en una metáfora de la tramoya»

Jon Chávarri

Director de Urbanismo

Conforme se apagaba la guerra judicial, las dos partes abrieron en el último año un canal discreto de diálogo para ofrecer una salida realista que permitiese a la Sade reconstruir el edificio manteniendo sin derribar las fachadas, como exige la normativa municipal. El resultado se ha concretado en la licencia otorgada esta semana para reconstruir el edificio por dentro, con un blindaje del aspecto y los materiales de sus fachadas.

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No hay cambio de planeamiento porque la parcela ha tenido siempre un uso terciario y ahora se apuesta por convertirla en alojamientos turísticos, lo que entra dentro de esta caracterización. La superficie útil aumenta –porque así lo permite el Plan General– en 1.992 m2 sobre rasante (hasta sumar 5.296 m2), gracias fundamentalmente al levante de dos plantas sobre la cubierta, y en 1.445 m2 bajo rasante (hasta 1.603 m2), por las tres nuevas plantas de parking robotizado. Serán doce plantas en total: 4 bajo rasante –3 de garajes y una de almacenes y vestuarios– y 8 sobre el nivel de la calle –las dos primeras destinadas a hostelería o comercial y las seis siguientes a estudios y apartamentos turísticos–. Las fachadas no se derribarán porque están protegidas y solo se permitirán aumentar «de forma controlada» la superficie de las ventanas, algo que será «imperceptible» para el ciudadano, según explican la concejala de Urbanismo, Nekane Arzallus, y el director del departamento, Jon Chávarri. «Se va a recuperar hasta el cromatismo original del edificio, que no es el rojo actual». El levante tendrá materiales y estética diferente para diferenciarlo del edificio protegido y «no hacer falsos históricos», y se coloca detrás y tapado por la cúpula en «una metáfora de la tramoya, lo que se oculta tras la representación teatral»

Alexandra Cavanna limpia una mesa de la terraza de su cafetería Txris, al final de la calle Urbieta, desde donde se contempla, como en ningún otro sitio, el degradado edificio Bellas Artes. A, M.

«A mí me da mucha pena verlo así», comenta Lurdes Soto desde la cafetería Iru, en la esquina de Moraza con Reyes Católicos. Ve con buenos ojos el proyecto para el Bellas Artes porque «siempre está bien que se renueven los edificios y haya actividad». Su única incógnita es «si hay turismo para tanto hotel», dado que en Urbieta 51 abrirá el año que viene otro hotel, el Arrizul Catedral, con 39 habitaciones. Una opinión bastante compartida por el resto de comerciantes.

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Solo en Moraza hay 5 locales cerrados, 3 en las dos últimas manzanas de Urbieta y otros 3 en Pedro Egaña. Este extremo del Ensanche necesita, como otras zonas de la ciudad, una revitalización económica a la que podría ayudar la reapertura del Bellas Artes. Así lo creen Alex, del Chutney Gastrobar, sobre todo «si se mantiene la estética del edificio». Y también lo ve bien Alexandra Cavanna, de la cafetería Txris de Urbieta: «Creo que será bueno e impulsará la vida de esta zona».

Cronología

  • Usos desde el inicio

  • 1914: El 12 de septiembre se inaugura el Bellas Artes como «cinematógrafo» con capacidad para 1.426 espectadores.

  • 1915: El Orfeón Donostiarra utilizó una sala de música encima del patio de butacas para sus ensayos desde 1915 hasta 1977.

  • 1943: Se realizó una reforma que afectó principalmente a la sala de cine, según proyecto del arquitecto Ignacio Mendizabal.

  • 1982: Un incendio pone fin a su etapa como sala de cine y se queda como sede transitoria de Euskadiko Orkestra.

  • 1989: Con el traslado de Euskadiko Orkestra a su nueva sede en Miramón, el Bellas Artes se queda definitivamente sin uso.

  • 1998: La ingeniería Labein determina que el edificio se halla en ruina técnica.

  • 2001: El Tribunal Supremo certifica la ruina del edificio.

  • 2008: La Sade plantea convertir el edificio en un hotel.

  • Etapa de conflicto

  • 2013: Un informe de Tecnalia sobre el mal estado del edificio obliga a envolver el inmueble en una malla para evitar la posible caída de cascotes a la calle.

  • 2014: El Ayuntamiento aprueba definitivamente el Peppuc que da al Bellas un grado C de protección. El Gobierno Vasco inicia un procedimiento para declararlo bien cultural con categoría de monumento.

  • 2015: La Sade procede, con permiso municipal, a desmontar la cúpula ante su situación de «ruina inminente».

  • 2017: Tras las sentencias del TSJPV, el Gobierno Vasco decide no incluir el Bellas Artes en el catálogo de bienes culturales ante las consecuencias económicas que podría acarrearle.

  • 2017: La Sade plantea habilitar un cine en dos primeras plantas si se le permite hacer viviendas en las superiores.

  • Vía de acuerdo

  • 2021: El Tribunal Supremo rechaza la admisión a trámite del recurso de la Sade a una sentencia del TSJPV que rechazó su pretensión de ser indemnizada por el Ayuntamiento con 13,7 millones. Acaba la batalla legal.

  • Peppuc: El Ayuntamiento aprueba la revisión del Peppuc sin cambios en la protección del Bellas Artes.

  • Entendimiento: Ayuntamiento y Sade acuerdan impulsar un proyecto de uso hotelero que no requiere cambiar el planeamiento, mantiene el aspecto exterior y permite una reconstrucción del interior.

Idoia Gallardo, de la tienda de juguetes Jotasmendi de Prim, ve «ideal que se haga algo». «La única forma de revitalizar este ámbito es con un proyecto de este tipo, que traiga gente diferente. El turismo preocupante es el del botellón. Yo creo que cualquier cosa que hagan en el Bellas Artes es mejor que seguir como está».

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Ignacio Sánchez de la panadería Aramendia, en la esquina de Moraza con Urbieta, cree que el proyecto «será beneficioso» porque con un Bellas Artes cerrado «todo son inconvenientes». A Boanerge Quirós, de la tienda de alimentación Urbieta 55, le parece «estupendo» que reconstruyan el edificio. «Yo lo quería comprar pero se me adelantaron», dice con ironía este nicaragüense que lleva 11 años en la ciudad y tres al frente de este comercio.

Ignacio Sánchez, en la entrada de panadería Aramendia, cree que la reapertura del Bellas Artes será positiva para los comercios de la zona. A. M.

Los vecinos ven más inconvenientes. Juan, residente en el 49 de Prim, cree que el Bellas debería haber tenido «más protección» y que hubiera sido mejor destinarlo a ser «una casa de cultura». A Isabel Aldazabal, del 51 de esta calle, le parece «bien que hagan algo» aunque opina que «precisamente la hostelería no es lo mejor» para la zona. Otro vecino de Prim 38 expresa cierta intranquilidad por los dos años y medio de obras que se avecinan, pero admite que «algo había que hacer». Opina que el levante será «un adefesio» y que la protección tenía que haber sido mayor para no derribar el interior del edificio. A otro vecino de plaza Centenario 1 el proyecto no le maravilla, «pero al menos se hace algo». «Yo hubiera preferido que fuera la sede de la Filmoteca vasca», pero lo que no podía ser es que «el Bellas siguiera 10 años más cerrado. La gente se acostumbra al deterioro y eso no es bueno. Prim ya es suficientemente gris y apagada como para tener este edificio muerto desde hace décadas».

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Arriostrar las fachadasy recuperar la cúpula y los colores originales

En unos días comenzarán las obras de rehabilitación y reconstrucción del edificio Bellas Artes, en estado de ruina desde hace décadas según dictó el Tribunal Supremo en 2001. El acuerdo entre el Ayuntamiento y la Sade para impulsar una reforma que asuma todos los condicionamientos que impone la norma municipal de protección del patrimonio (Peppuc) ha permitido conceder una licencia que se va a empezar a ejecutar en breve. Lo primero que se hará será «arriostrar» las fachadas protegidas para que se mantengan estables mientras se vacía el interior del edificio. Tras la clasificación y evacuación de los residuos comenzará la construcción de la nueva estructura que incorporará una cúpula que será igual a la primera que se construyó en 1914 (y diferente a la que estaba proyectada).

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