Las diez noticias clave de la jornada
Matteo Orlando, en silla de ruedas, en las cercanías de la playa de Ondarreta de Donostia, donde denuncia falta de accesibilidad. Gorka Estrada

Accesibilidad en San Sebastián

«Tenemos derecho a disfrutar de la playa como cualquier otra persona»

El vecino donostiarra Matteo Orlando denuncia los «problemas de accesibilidad» en los arenales de la ciudad tras sufrir un accidente que lo ha dejado tetrapléjico

Miércoles, 20 de agosto 2025, 00:12

Una llamada cambió la vida de la donostiarra Marta Mendia hace año y medio. Su marido, Matteo Orlando (Génova, 59 años), había sufrido un grave ... accidente de coche mientras trabajaba en Italia, pero la peor de las noticias estaba por llegar. Las lesiones que le provocó el siniestro afectaron al tronco de su cuerpo y a la movilidad de sus extremidades, causándole una tetraplejia. Tuvo que permanecer ingresado en un hospital italiano durante la primera etapa de su recuperación, y luego pasó a un centro especializado de Barcelona. No obstante, el momento más duro llegó cuando ambos volvieron a Donostia, ciudad en la que han vivido más de 30 años. «Volví con muchas ganas a San Sebastián y me he encontrado con muchísimas dificultades en una ciudad que esperaba más inclusiva y accesible», confiesa Matteo.

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Se refiere a detalles que escapan a la vista de muchas personas. Aceras demasiado altas, bidegorris con resaltes o el clásico adoquín de algunas calles del centro de Donostia. Todos estos aspectos apenas influyen en el día a día de la mayoría de la población, pero resultan de vital importancia para una persona con movilidad reducida. «Cada limitación te mina el ánimo. Luchamos para mantener la sonrisa, para seguir siendo felices, pero estas cosas nos destrozan. Es un daño extra», lamenta Marta. «Son muchas complicaciones para poder moverse con normalidad».

Matteo es un gran amante del deporte. De hecho, estar en buena forma evitó que las lesiones causadas por el accidente le afectaran aún más. Tiene especial preferencia por los deportes acuáticos, que practicaba con asiduidad en las playas de Donostia. Precisamente aquí es donde ha encontrado el mayor escollo. «En Ondarreta, por ejemplo, sólo puedo mirar el agua porque no puedo acceder a la playa. Si bajo por la rampa me encuentro con la arena y ahí ya no me puedo mover con la silla de ruedas. No hay una estructura que me permita acceder a la playa y llegar al agua», indica Matteo.

«Volví a San Sebastián y he encontrado muchas dificultades en una ciudad que esperaba accesible»

Las carencias de accesibilidad hasta el agua de la playa de Ondarreta se ven con mayor claridad explicadas por una persona que las vive en su día a día. Pero no son las únicas. «Tampoco tenemos una plataforma fija de madera, como hay en otros sitios, para poder estar después de bañarnos, acompañados de nuestros familiares. En Ondarreta podría hacerse porque la marea no sube tanto», propone.

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Barcelona como ejemplo

Tanto Matteo como Marta coinciden en que el claro ejemplo de ciudad accesible no está muy lejos. «Donostia tiene que fijarse en Barcelona, es el ejemplo perfecto. Tiene todas las playas adaptadas para personas con movilidad reducida, con estructuras y acceso al agua habilitado», concretan. Incluso cuentan con un servicio que se mantiene activo durante todo el año que realiza el traslado de la plataforma al agua y viceversa. En Donostia, las únicas opciones que se ofrecen son las del baño asistido con vehículo anfibio en La Concha desde el día 15 de junio hasta el 15 de septiembre, y el servicio de baño, ducha y vestuario que proporciona la fundación Hegalak del 1 de julio y sólo hasta el 8 de agosto «por falta de fondos».

Por lo tanto, fuera de la temporada de verano no existe un servicio que facilite el desplazamiento y la estancia de personas con movilidad reducida en La Concha, y «esta situación de abandono» se produce durante todos los meses del año en Ondarreta y Zurriola. «El baño asistido en La Concha es insuficiente para personas tetrapléjicas. El servicio del vehículo anfibio está bien, pero sólo sirve para el baño. Después no puede ducharse, ir al vestuario o simplemente estar en la arena, como todos los demás», puntualiza Marta.

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«Cada limitación te mina el ánimo, luchamos para mantener la sonrisa, pero estas cosas nos destrozan»

Siguiendo el ejemplo de Barcelona, reclaman un «servicio completo» que podría implementarse en la playa de Ondarreta. «No haría falta ni hacer la obra, que es lo más complicado. Ya hay una cabina adaptada que baja al vestuario, donde haría falta también una camilla para poder cambiarse con mayor facilidad», sugieren. «Existe incluso un espacio vacío enfrente donde se podría instalar la plataforma para que las personas con movilidad reducida puedan estar con familiares antes o después del baño. Con mejorar la pasarela hasta el agua e incluir vehículos anfibios para el baño asistido, ya tendríamos el servicio completo».

Matteo descansa en la plataforma de una de las playas de Barcelona. M.M.

Matteo recuerda que la movilidad no es un lujo. «Las personas con movilidad reducida tenemos derecho a disfrutar de la playa, como cualquier otra persona». Marta hace hincapié en que estos servicios no serían sólo para Matteo. «Son para todos porque a cualquiera puede pasarle algo así».=

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