Artesanía y emociones en Zurjole
La academia de Aiete ofrece cursos de talla de madera y rejilla con técnicas de las ciegas de San Rafael
CRISTINA TURRAU
Lunes, 15 de mayo 2017, 07:56
Durante los meses de febrero y marzo, tres artistas de Zurjole, Daniel Lizarralde, Amaia Larrea y Mari Mar Rodríguez, tejieron a la vista del público su 'Creadora de sueños' en el Kutxa Kultur de Tabakalera. Se trata de una obra realizada en médula de junco con dos piezas circulares -la de dentro es azul- que a los tres creadores les sugiere que las búsquedas más importantes hay que realizarlas en el propio interior. Quizás fue esta certidumbre la que llevó a Daniel Lizarralde a montar la academia Zurjole -'zur', (madera) y 'jole' (instrumentista): el que toca la madera y produce un sonido- a dejar su carrera de Ingeniería Industrial y marcharse a la City and Guilds of London Art School a realizar un postgrado en Talla de Madera de dos años. «Me llevó el deseo de trabajar con las manos», explica Lizarralde.
A su vuelta a San Sebastián se encontró con la cruda realidad de la dificultad de vivir de la artesanía. Se puso a trabajar como cocinero para poder mantener el estudio que tenía. Y después, como auxiliar de enfermería en el psiquiátrico de Usurbil. «En San Rafael tenía contactos por mi tía, religiosa de la compañía, y necesitaban a alguien que se ocupara de la carpinería», explica. «Poco a poco, al hacerse mayores las mujeres acogidas, estaban dejando de hacer algunos trabajos de cestería, de los que empecé a ocuparme».
Mover las emociones
A finales de verano se cumplirán dos años de la apertura de la academia Zurjole, en Gurutze Alde, en el barrio de Aiete. Allí pasa Daniel Lizarralde maratonianas jornadas, de 8.30 a 23 horas muchos días. «Uno de los objetivos de la academia es sacar y mover emociones a través del trabajo con los materiales naturales».
Él sabe de lo que habla. Una de sus piezas, 'Los fantasmas del arte', una gran talla en madera de tilo, que mantiene el perfume siete años después de su realización -la obra es de 2010-, está a la venta por un precio de 40.000 euros. Sabe que no hay un comprador fácil para esta obra, que representa un velo de encaje de guipur con misterio añadido. También sabe que es una forma de enseñar a la gente que la artesanía es un camino de desarrollo personal. «Hablamos de paciencia, creatividad y motivación», dice. «La cestería, la rejilla, el trabajo con la médula de junco te enseñan a conocerte. Y además uno puede terminar sentado en el sillón restaurado del abuelo de 100 años de antigüedad».
En una forma de vida dominada por las prisas, el trabajo artesano «te ayuda a ir más despacio, a tener tiempo para pensar y para sentir. Nuestros alumnos salen de clase más relajados. Vuelves a afrontar tu día a día con mejores armas, de forma diferente».
Además de las clases de artesanía con médula de junco, cestería o rejilla y las clases de manualidades para niños, Zurjole es un lugar de encuentro de artistas. Ahí se inscribe la presencia de sus compañeras Amaia y Mari Mar. Y también han dejado sitio en sus locales a un trabajador con 95% de discapacidad, que desarrolla sus conocimientos en construcción de muebles ayudado por Daniel en las tareas más difíciles.
Van recogiendo sus frutos. Han logrado varios premios del concurso de escaparates de la ciudad y para el próximo curso ofrecerán clases de artesanía en la casa de cultura de Aiete. Se basan en técnicas que vienen de atrás y los materiales que usan son un lujo. «Hace 50 años la médula de junco se traía de Haití y se manufacturaba en Zumarraga. Ahora se recolecta en Indochina y se trabaja en China. Yo la traigo de Alemania en rollos de medio kilo», explica Lizarralde.