Peatones y ciclistas deberán convivir en el nuevo pasadizo de Egia

El nuevo pasadizo de Egia, en San Sebastián, abrió sus puertas completamente el lunes por la tarde y las primeras críticas no se hicieron esperar. Puede que el furor y la impaciencia por ver in situ un espacio reconvertido hubiera puesto las expectativas de los usuarios demasiado altas, sin caer en la cuenta de que aún faltan algunos retoques.

En cualquier caso, queda claro que peatones y ciclistas están condenados a entenderse. Una de las principales quejas está relacionada con la velocidad a la que las bicicletas descienden la rampa que nace junto al puente María Cristina. La cuesta es ahora más corta, pero más pronunciada "y bajan a toda mecha sin tener en cuenta toda la gente que pasea por aquí", denunció ayer una mujer. Desde el departamento de Movilidad, su delegada, Pilar Arana, recordó que en el interior del túnel hay un acceso a la nueva estación de autobuses, donde se contempla un aparcamiento para bicicletas "por lo que, a pesar de ser un espacio de preferencia peatonal, habrá que trabajar por conseguir una convivencia entre unos y otros".

Otra de las críticas que más se repitió durante la jornada de ayer fue la falta de iluminación en el tramo en el que no se ha actuado y que mantiene la misma estética que antes. Será en esta parte en la que se intervendrá en los próximos meses y para ello, la Junta de Gobierno aprobó el lunes una partida de 200.000 euros.