La pintura como forma de superación

«Pintar me quita la rabia». Es la frase con la que define Inko Cantero, de 33 años, participante en la muestra 'Caminos de mar' del Aquarium, su trabajo con pinceles y pinturas. «Para la exposición he pintado un cuadro de caballos de mar. Dibujo mucho. No me gusta pintar con acrílicos. Me gusta hacerlo con óleos, porque los puedes corregir». Jone Arruabarrena, pintora y profesora de pintura en Atzegi y organizadora de la exposición, da fe de que a su alumno pintar le tranquiliza. «Es una persona nerviosa y, cuando pinta, casi ni te enteras de que está ahí. Pintar ayuda a mis alumnos a concentrarse y a relajarse».

Precisamente fue el ver las posibilidades que abría una disciplina como la pintura en las personas vinculadas a Atzegi, asociación guipuzcoana en favor de las personas con discapacidad intelectual, lo que le llevó a Jone Arruabarrena a organizar esta exposición. Es parte de un proyecto más amplio que incluye nuevas exposiciones y culminará en 2016, durante la capitalidad europea de la cultura.

La importancia de pintar

La experiencia como profesora en Atzegi le ha enseñado mucho. «Entré en Atzegi porque había una demanda. Había mucha gente que estaba pintando y quería hacer óleo y acuarela», explica Arruabarrena. «Hace 4 años de ello. Era un grupo muy activo, al que le gustaba hacer muchas cosas. A todas mis propuestas respondían que sí. Cuando apareció el reto de la capitalidad cultural me di cuenta de que estaba trabajando con personas para las que la pintura era muy importante. Algunos de mis alumnos llevaban 25 años pintando. Así nos decidimos».

En la gestión de la exposición del Aquarium ha colaborado el museo Thyssen de Madrid. «Tenía relación con este museo porque cuenta con un departamento de Educación muy potente y trabajan con muchos colectivos, entre ellos con personas con discapacidad. Cuando nos animamos a organizar algo para el 2016 fui a hablar con ellos y me ofrecieron sus directrices, documentación, vídeos y libros con los que se manejaban. Y me dijeron que empezara a pedir. Me dirigí a diferentes asociaciones, a tiendas de Bellas Artes y a distintas empresas e instituciones para que nos ayudaran. También me dirigí a museos y festivales».

Poco a poco se han ido sumando las colaboraciones. «La verdad es que hemos conseguido que estén vinculados al proyecto casi todos los colectivos, los museos, los festivales y las entidades culturales de la ciudad».

La del Aquarium es la primera de las exposiciones que se preparan. Han intervenido pintores de Atzegi y de Agifes, estudiantes de arte y artistas diversos. Se han sumado estudiantes de diseño, de ingeniería y diseño de Tecnun y fotógrafos. «Contamos con tres artistas franceses y uno de Madrid. Queríamos que no fuera solo una exposición de obras de gente con discapacidad. Buscábamos un arropamiento mayor, que aquí, en esta exposición, estuviéramos todos representados».

Ver pasar a los peces

El resultado les ha gustado a todos. «Es la primera de las exposiciones programadas», relata Arruabarrena. «Estábamos todos muy nerviosos porque no sabíamos cómo iba a salir. Pero estamos muy contentos con el resultado. Nos ha gustado la unión de los trabajos de gente que tiene alguna discapacidad y de gente que no. El resultado ha quedado muy bien y el Aquarium nos ha ayudado muchísimo».

En el espacio expositivo, una de las vitrinas deja ver a los peces nadando. Un motivo más para el relax. Los sábados, la entrada es libre de 17.30 a 19.30 horas, ya que son los organizadores los que se ocupan de la atención al público. El resto de días puede verse con la entrada al Aquarium y en el horario del mismo. 'Caminos de mar' partió de la idea de que las personas participantes expresaran «qué sienten cuando se acercan al mar, los momentos en que necesitan estar frente a él, contemplarlo, qué les sugiere... recuerdos, vivencias, canciones, poemas o emociones», dice Arruabarrena.

Este proyecto vinculado al 2016 recibió desde un principio el apoyo de Alberto Gamoneda, educador en el museo Thyssen-Bornemisza. «Me puse en contacto con distintos museos y desde el Thyssen me ayudaron mucho, por su experiencia de trabajo con personas con discapacidad», afirma Arruabarrena. «Hemos hecho nuestra la idea del arte como vía de inclusión social y por eso hemos vinculado a nuestro proyecto a colectivos que no suelen estar muy representados».