Victoria trabajada y a soñar

El Valladolid hizo un cambio de sistema y Sergio metió tres puntas y tres centrocampistas, logrando maniatar a la Real y evitar que llegaran balones a los surtidores realistas, sobre todo Merino y Odegaard. La Real adoleció de juego horizontal entre los centrales. Es algo a mejorar a futuro, que los centrales deben decidirse a arrancar a romper líneas o filtrar pases, para evitar que el equipo se quede algo desactivado.

En la primera parte se jugó por lo tanto, al ritmo que quería el Valladolid, al que le gusta el ritmo bajo y que pasen pocas cosas. Pese a ello y el cero a cero, sí se notaba sensación de peligro, de que en cuanto la Real enganchara una acción arriba podíamos sacar el partido adelante.

Y así ocurrió en la segunda parte. Cambio en la intensidad de juego de la Real. Unal tuvo la mejor ocasión visitante en el minuto 50 pero, lo que es el fútbol, cuando Imanol preparaba un doble cambio, con el belga a punto de irse a la caseta, una buena combinación por la derecha acabó con el gol de Januzaj. Imanol le ha dado confianza al jugador y este se la ha devuelto.

Ahí el Valladolid volvió a su sistema habitual y rompió el trivote que tanto daño había hecho a la Real y que es un modelo para los rivales de cómo parar a este equipo. Con más espacios llegamos mucho más y solo el escaso margen dejó dudas del resultado. Ahora, desde mañana toca pensar en un partido especial para todos nosotros: la semifinal de Miranda. No es un partido más. Sería un premio para todos poder jugar esa final.