Los 'niños' de Imanol van a la guerra montados en el tanque de Willian José
el seguimiento a...la segunda unidad ·
El técnico realista tira de Aihen, Guridi, Barrenetxea y el brasileño para oxigenar al equipo, y ellos responden dando un buen nivelEneko P. Carrasco
Lunes, 2 de noviembre 2020, 06:19
Tiene que estar Imanol dando palmas con las orejas. Qué momento vive la Real Sociedad, y él, por extensión. El técnico de Orio, que ... repele la palabra rotaciones como un gato el agua, introdujo ayer bastantes en relación al once tipo de este arranque de curso. Aihen, Guridi, Barrenetxea, y Willian José fueron una bombona de oxígeno muy necesaria para Monreal, Merino, Oyarzabal, Portu e Isak.
Sagnan no formó parte de ese grupo. Hasta que Aritz y Zubeldia no estén en plenas condiciones, es hoy por hoy indiscutible en un equipo que viaja a todo tren por la zona noble de la Liga. El francés, cada vez más seguro de sí mismo, cuajó ayer una buena actuación, en la línea de todos sus compañeros. Nadie quiere ceder ni un solo metro en ese entorno de competencia máxima que han creado Imanol y su cuerpo técnico.
A la izquierda del galo, en el lateral izquierdo, jugó Aihen Muñoz. El de Etxauri es otro si está con confianza, y ayer lo estaba. Se mostró muy seguro en todas sus acciones, tácticamente notable y atento en todos los balones divididos en los que los atacantes del Celta, por su velocidad, podían hacer verdadero daño. Barrenetxea, muy solidario, le ayudó mucho para tapar las internadas viguesas.
Suyo fue el pase del gol que abrió la lata de la victoria. El navarro tocó con precisión el balón desde la banda izquierda, y su golpeo puro de interior se transformó en un magnífico centro que David Silva cabeceó en el primer palo de forma magistral. Era el minuto 24 y la Real ya había metido la quinta marcha. En la segunda parte bajó algo el tono por el empuje del cuadro local, pero se mantuvo firme en todo momento.
Toneladas de trabajo
Otro que volvió a agradar fue Jon Guridi. Con qué naturalidad hace las cosas, es digno de elogio. Sobre todo teniendo en cuenta que ha jugado cuatro ratos con la Real Sociedad en Primera. Fue un apoyo esencial en la salida de balón dando soluciones constantes a los defensas y a Martín Zubimendi, con el que se entendió muy bien. El azpeitiarra es la viva imagen del oficio y la profesionalidad en un terreno de juego. No da ni un solo balón por perdido, como esa acción en la que golpea a Tapia y se lleva la amarilla. Imanol los quiere así de agresivos.
Se animó incluso pisando área rival, algo que ya demostró que sabe hacer muy bien en el Mirandés, aunque ayer no tuvo situaciones claras de peligro. En estos casos, lo más importante es demostrar que estás con hambre y con los colmillos afilados.
Como Ander Barrenetxea. El potente extremo donostiarra fue un tormento por la banda izquierda, en la que Carreira y Araujo lo pasaron fatal con él, sobre todo en los primeros 45 minutos. Si coge el balón con metros por delante es muy difícil de frenar, y eso que ayer estaba a medio gas, porque está saliendo de una lesión. Aún así, sus carreras ayudaron a que el equipo txuri-urdin se estirase.
Fue una pieza importante del ataque, porque gracias a su habilidad con el balón en los pies también pudo dibujar diagonales con las que desordenó a la zaga celeste. Imanol comentaba en la previa del sábado que esperaban por su parte «más aportación», y Barrenetxea, además de intimidar a la zaga local, se remangó para ayudar a Aihen en fase defensiva. Hizo un trabajo ímprobo en la presión.
El '9', el ejecutador
Y si los niños de Imanol se fueron a la guerra con las gaviotas de Balaídos sobrevolando sus cabezas, Willian José los protegió montándolos en su tanque. El delantero brasileño puso fin a su sequía goleadora con dos dianas de oportunista en la segunda mitad. Tendrá que invitar a cenar a su casa a Portu, porque el murciano le dejó los dos tantos casi hechos. El 1-4, además, fue el gol que finiquitó el duelo.
Más allá de que viera portería en dos ocasiones, lo cierto es que el punta sudamericano está cada vez más entonado. Fue de nuevo un elemento diferencial para sujetar balones de espaldas y ceder a los compañeros que venían de cara. Pocos jugadores pueden frenarle en el cuerpo a cuerpo. Pivotea como ninguno dentro de la plantilla blanquiazul. Tuvo otra ocasión clara de gol en el minuto 73, pero su remate de cabeza lo salvó con una buena intervención Blanco.
Aún hubo tiempo para que Aranbarri, primero, se estrenase en el primer equipo, y Merquelanz volviese a jugar tras su aciago debut en Ipurua en 2018. Queda declarado el estado de alegría.
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