Espanta los fantasmas en la niebla

No fue una eliminatoria sencilla, ya que hasta la segunda parte no se resolvió el encuentro, pero vistos los 90 minutos el desplazamiento a Zamora deja muchas notas positivas. La reaparición de Guridi e Illarramendi es una de ellas. El azpeitiarra, sobre todo, volvió con fuerza con una segunda parte para enmarcar en la que, no solo marcó el gol que abrió el camino hacia la victoria, sino que se adueñó del centro del campo al retrasar su posición al volante izquierdo y disponer de espacio para llegar al ataque. Con Merino tocado, es una buena noticia para sustituirle en caso de necesidad.

La irrupción de Turrientes fue otra de las alegrías de la noche. Cada vez que sale saca petróleo a sus acciones. Esta vez marcó el gol de la tranquilidad llegando muy bien a zona de remate para culminar el centro de Oyarzabal e inició la jugada del tercero con un buen pase al espacio a la carrera de Portu. Sin duda, aspectos a destacar para un encuentro que tampoco daba para más.

La gran novedad fue la presencia como titular de Illarramendi nueve después, ya que no jugaba desde la visita a Granada del 14 de marzo, dos semanas antes de la disputa de la final de la Copa. Después, el 16 de mayo, jugó 11 minutos antes el Valladolid pero no fue lo mismo.

Con el mutrikuarra Imanol cambió de portero para jugar con Ryan, mientras que en defensa formaron Gorosabel, Le Normand, Pacheco y Rico. En la zona ancha, junto a Illarramendi, jugaron Guevara y Guridi, que también reaparecía. En su caso, su última comparecencia como titular fue el 12 de mayo en el Wanda, aunque jugó nueve minutos sueltos ante el Rayo Vallecano el 22 de agosto. El tridente ofensivo lo formaron Januzaj, Sorloth y el chaval del Sanse Djouahra.

Primera parte sin llegada. A la Real le costó mucho entrar en calor. No sé si fue por el apagón del calentamiento o por el frío que hacía junto al Duero, pero lo cierto es que la primera parte que firmó el equipo blanquiazul dejó mucho que desear, ya que en ningún momento pudo desbordar el dispositivo defensivo diseñado por el técnico local, Yago Iglesias.

El Zamora se dispuso en un dibujo de 1-4-1-4-1, con un pivote único, Carlos Ramos, dos interiores como Dani y Luque, y dos extremos casos de Baselga y Adri que hacían en repliegue una línea de cinco en la zona ancha que tapó los espacios interiores al conjunto txuri-urdin.

La Real se adueñó del balón, solo faltaría, con picos del 70% pero su circulación tenía dos problemas: que era excesivamente horizontal y lenta como para poner al compañero en ventaja ante el rival. Y eso que Illarramendi no falló ninguna entrega en el pase y eso dio continuidad en el juego. Pero faltaba profundidad.

También sorprendió que el hombre más desequilibrante del Sanse, Djouahra, jugara casi siempre de espaldas por dentro para dejar el carril exterior a Diego Rico, de forma que nunca tuvo oportunidad de encarar al contrario. El único que lo hizo fue Januzaj por el perfil contrario, pero casi siempre ante dos rivales que acababan por frenarle la acción. Y cuando logró irse le falló el centro posterior con la pierna derecha.

Sorloth solo pudo correr una vez al espacio y lo hizo en fuera de juego tras un buen envío de Illarramendi. Al noruego le sobraba conducción cuando venía a recibir, ya que al tardar en soltar la pelota facilitaba el reagrupamiento del Zamora en defensa. Con todo, la mejor oportunidad del primer acto fue local, tras una rigurosa mano pitada a Le Normand al borde del área. En un partido tan cerrado esa acción era oro para el equipo atacante. Afortunadamente, la lanzó Óscar Ramos fuerte pero por encima de la meta defendida por un Ryan que tampoco había tenido trabajo, más allá de dos controles de balón algo arriesgados.

Funcionan los cambios. Imanol metió tras el descanso a Oyarzabal en el enganche, retrasando a Guridi a la posición del sustituido Illarramendi. Nada más arrancar llegó el 0-1 tras un córner ganado de cabeza por Oyarzabal en el segundo poste, prolongado por Le Normand y aprovechado en boca de gol por Guridi como si de un killer se tratase. En ventaja el partido fue muy diferente.

El Zamora quiso estirarse y tuvo su opción en el remate de cabeza al poste de Astray en un córner. La madera salvó a Ryan. Pero fue un espejismo porque Sorloth, por dos ocasiones, perdonó serias opciones para marcar. Luego, con la entrada de Turrientes, Imanol dio una vuelta más de tuerca al engranaje en campo contrario, ya que el beasaindarra se colocó en la tercera altura y aportó el último pase que faltaba. Así lanzó dos veces en carrera a Portu, la última de ellas acababa en el gol de Oyarzabal. Antes había logrado el 0-2 en una jugada en la que demostró que también tiene llegada, más allá del rol de organizador y desbordador en el centro del campo que ya se le conocía.

Los minutos finales permitieron al técnico oriotarra refrescar a algunos jugadores y que futbolistas como Djouahra o Guridi disfrutasen con espacios por delante. Portu también lo hizo, aunque en ocasiones pecó de ser excesivamente generoso y le costó mirar a puerta. Aunque gracias a ello llegó el tercer gol.