Se necesitaban piernas frescas
Una Real liderada por Turrientes y Becker gana con autoridad al Las Palmas para defender la plaza de Europa League
Regresó la mejor la Real y lo hizo de la mano de la frescura. Solo Remiro, Le Normand, Merino, el reaparecido Brais y Oyarzabal ... fueron titulares del once que ha tirado del carro durante toda la temporada y los 'nuevos' aportaron esa chispa que se venía demandando en los últimos tiempos. Becker fue el hombre del partido con su electricidad y su verticalidad para profundizar, pero la presencia de André Silva también tuvo su importancia para vaciar la zona más delicada del área por su capacidad para jugar por todo el frente del ataque y asociarse con los compañeros.
En el centro del campo Turrientes lució con maestría los galones de Zubimendi, sin el que la Real suma siete victorias y un empate en ocho partidos. Eso, tratándose del mejor jugador de la temporada, dice mucho del nivel que tiene la plantilla txuri-urdin y que no siempre se ha sabido aprovechar. Odriozola sigue dando pasos en su camino para volver a ser el que fue y Merino se erigió en el escudero de Turrientes en la medular.
La Real jugó con dos bandas a pie natural y logró abrir el campo con Becker, que destapó el tarro de las esencias
Mención aparte merece un Brais que ha firmado la recuperación más rápida que se recuerda de un quinto metatarsiano en el fútbol de alto nivel. Le puso ganas, interés y en un mes ha regresado para aportar esa calidad que tanto se demanda en la zona de tres cuartos, como quedó de manifiesto en la jugada del segundo gol que luego define de forma magistral Becker sin ángulo.
No me olvido de dos pilares como Remiro y Oyarzabal. El portero para realizar dos grandes paradas antes del descanso y estar atento en la segunda parte para desviar dos centros de Marvin, el más peligroso de los canarios. El capitán para hacer lo que siempre ha hecho escorado a la izquierda: ayudar en la salida de balón con su capacidad para descolgarse, generar superioridad por dentro para doblar la jugada a banda y aportar llegada desde segunda línea como sucedió en la jugada del primer tanto.
No fue la Real que maravilló en la primera mitad de la temporada pero sí un equipo mucho más equilibrado, con las líneas más juntas y más velocidad en campo contrario, que es lo que se le venía demandando para ganar partidos una vez que la fórmula de las dos bandas a pierna cambiada y el nueve falso no terminaba de convencer.
Becker abre el campo
Una de las claves estuvo en la acertada apuesta de Imanol de jugar con extremos a pie natural para abrir el campo, especialmente con Becker, que no paró de poner centros rasos a la espalda de la defensa rival. Oyarzabal, menos explosivo, se manejó más como enganche para generar incertidumbre por dentro y dejar la banda libre a las subidas de Galán, como en el cabezazo de Merino al larguero.
Brais y Turrientes se colaron entre Moleiro y Benito para asistir al neerlandés y por ahí llegó el peligro de la Real
André Silva completó el cuadro por su facilidad para aguantar el balón en zonas intermedias y vaciar espacios para sus compañeros. Venía de jugar solo 85 minutos en los últimos siete encuentros y se nota que le falta chispa, pero todo lo que hizo tuvo intención.
Después de una entrada de partido en la que los dos equipos pelearon por la posesión del balón, la Real se fue imponiendo a medida que Brais y Turrientes se filtraron por el hueco que se generaba entre Moleiro y Benito en el pasillo derecho. Desde ahí lanzó el gallego a Becker en la jugada que terminó salvando Coco cuando Oyarzabal estaba solo.
Fue el aviso del primer tanto, una acción en la que Odriozola filtra por dentro a Turrientes que, con su reverso, se posicionó para conducir en vertical y proyectar a Becker. Esta vez su centro, con André Silva y Oyarzabal ganando el área, fue indefendible y Suárez sólo pudo empujar el balón en su propia portería.
El segundo gol también tuvo al neerlandés como protagonista, ya que culminó de forma sublime una gran acción previa de Brais entre tres rivales en una baldosa. La Real se iba con dos goles de renta al descanso.
Faltó poco para el tercero
Tras el descanso salió enrabietada al ataque consciente de que la mejor manera de defender la ventaja era buscar el tercero. De nuevo, con Becker como faro ofensivo. Un disparo bloqueado por Marmol a córner, otro remate que le sacó Vallés, un pase de la muerte a André Silva desviado por un rival en el último momento... El fútbol era muy sencillo, porque cuando tienes alguien tan veloz abriendo el campo no tienes más que darle el balón en largo, algo de lo que se encargó Merino en un par de ocasiones.
Anoeta llegó a celebrar el tercer gol en un córner sacado por Brais y cabeceado por André Silva en el primer palo que se fue al larguero y que Pacheco empujó tras recoger el rechace. Pero estaba en fuera de juego por un pelo. Fue una pena porque con 3-0 en el minuto 50 el partido apuntaba a una fiesta total.
Con solo dos de desventaja el cuadro canario trató de acortar distancias estirando a Marvin por la derecha pero se encontró con un Remiro muy atento para interceptar sus centros al área desde línea de fondo. La Real cedió metros, refrescó a sus dos laterales con Aritz y Aramburu y no pasó apuros para sostener una más que merecida ventaja.
La primera final para estar en la Europa League se ha ganado, y además con nota, un buen refuerzo moral para afrontar los cuatro partidos que restan. Y con la conclusión de que hay gente fresca que es capaz de que no se noten las ausencias en el once de Traoré, Zubeldia, Zubimendi, Kubo o Barrenetxea, entre otros. Ya lo dice el refrán: si quieres llegar lejos, ve acompañado.
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