Real Sociedad B - Andorra: Un aullido deja el sueño del ascenso a un paso

El Sanse controló el partido desde el principio y manejó con maestría el nerviosismo andorrano. Los potrillos fueron rápido a por el 1-0, que pudo llegar en el minuto 3 en caso de que el colegiado hubiese pitado un claro penalti sobre Alkain. No lo hizo, pero no le quedó más remedio justo después. Navarro sacó el fusil para mandar su disparo a la mano de un defensor. Ahora sí, pena máxima. El catalán no falló para poner el 1-0.

El gol, en cambio, espoleó al Andorra y dejó tocado al Sanse, al que le vino la presión encima. Carlos Martínez, un incordio durante toda la eliminatoria, superó a Ayesa aunque en un hipotético fuera de juego. La repetición no aclara las dudas. Es entonces cuando el Sanse volvió a reaccionar de la mano de Navarro, que jugó entre líneas como si estuviese en el patio de su colegio. Asistió a Karrikaburu, pero el del Baztan se encontró con un bosque de piernas. Cuando mejor estaba el filial, llegó el empate.

El fallo fue de Pacheco. El central, que ejecutó un partido casi perfecto, realizó una cuestionable e innecesaria falta al borde del área. Riverola no se lo pensó dos veces para enviar el balón a la red, no sin la ayuda de varios realistas colocados en la barrera, que ni saltaron además de abrir el muro para dejar vía libre al chut. Ayesa nada pudo hacer. De nuevo a remar, aunque con la mente fría sabedores de que el empate tras 120 minutos clasificaba al Sanse por su mejor clasificación en la fase anterior.

Así se llegó al descanso en el Francisco de la Hera de Almendralejo. Alonso, que tenía un plan fijo queriendo tener el balón, tuvo que estrujar la mente para afrontar las lesiones de Urko González de Zárate y Robert Navarro. El alavés no aguantó tras una fortísima patada al tobillo mientras que una dolencia muscular terminó con la eliminatoria del catalán. Las ocasiones ya escaseaban, pero llegó la ayuda rival.

El filial de la Real supo jugar el encuentro, más incluso cuando llegó la roja por doble amarilla a Martí Vila cuando restaban 10 minutos de encuentro. El oxígeno ya no llegaba a las piernas visitantes. Los de Sarabia se dedicaron a embarrar el encuentro con sucias entradas, alabadas por la afición del Principado, que amenazó sin compasión al colegiado. Sin tiempo para más y sin tanda de penaltis, el clasificado se iba a decidir en los próximos 30 minutos. Para bien o para mal. Salió cara gracias a una nueva expulsión del Andorra y un aullido de Lobete. El lezotarra recibió un balón al espacio en el 112', condujo y recortó con elegancia para sacarse un zurriagazo seco, duro y a la cepa del palo en el que Ratti solo pudo llorar y aplaudir. A partes iguales. Explosión de alegría en Almendralejo puesto que con el 2-1 el Andorra necesitaba dos goles en menos de ocho minutos con dos futbolistas menos. Imposible.

Los pupilos de Alonso siguieron moviendo la bola hasta el pitido final dejando el sueño del ascenso a un solo partido. La histórica cita, el próximo fin de semana en tierras extremeñas. El filial conocerá su rival el lunes en un sorteo condicionado por la clasificación de la primera fase. Aullido hacia Segunda.