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Quién no ha soñado con meter un gol en Anoeta. De sentir el subidón de adrenalina y el latir incesante del corazón tras perforar la ... portería rival con la camiseta de la Real. De experimentar lo que supone el estallido de alegría de toda una grada con los millones de decibelios cantando 'gol' al unísino. Por eso los jugadores blanquiazules son ídolos y elegidos en Gipuzkoa. Y entre ellos está Jon Ander Olasagasti.
Realzale y realista por los cuatro costados, sus más cercanos confiesan que el centrocampista sangra en txuri-urdin. Y el premio le llegó con ese golazo que encaminó la eliminatoria. Y todos fuimos un poco 'Olasa'. Por su gesto, su alegría, su satisfacción. Y por su celebración. Normal. Sin chorradas ni gestitos. Brazos al aire, alegría desbordada y felicidad compartida con la grada. Y después de que fuera felicitado por sus compañeros, su cara fue el fiel reflejo de la emoción. A más de uno le saltaron las lágrimas.
Se dice que para un equipo como la Real, la Copa es el camino más corto hacia un título. Lo demostró 33 años después y parecen olvidadas aquellas eliminatorias donde las penurias viajaban con la expedición blanquiazul. Partidos que los seguidores más jóvenes hoy en día de la Real no se creen. Sí. Hubo un Hospitalet, un Mirandés, unos penaltis con el Numancia, otros con el Zamora. Pero esta Real de Imanol se ha encargado de borrar eso. Esta Copa 2.0, sí mola.
El oriotarra tiene una nota altísima en el torneo copero y le ha dado a la Real un ADN competitivo que lo lleva muy presente. La alineación de ayer es otro ejemplo claro. Ahora estamos en manos de la diosa fortuna, de quién será el rival en cuartos. ¿Algún grande? No me importaría, siempre y cuando juguemos en casa aunque ya demostró este equipo que es capaz de eliminar al Madrid en su propio estadio, como en cuartos de aquella inolvidable temporada 2019/20. Vamos a por ello.
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