El partido que todos quieren ganar

Ganar en San Mamés supondría la tercera victoria consecutiva en Liga y un subidón en lo anímico de cara al trascendental partido ante el Ajax en Anoeta. Del mismo modo, también se cerraría un círculo después de cuajar un inicio de año más que irregular en cuanto a resultados pese a que por juego la Real quizás debería tener algún punto más en su zurrón. Vencer al vecino sería no darles caza, sino pasarles en la clasificación cuando ellos habían empezado como un tiro y cuando en Donostia las voces más críticas de Imanol pedían explicaciones mayores. Sea como fuere, San Mamés siempre es un estadio difícil en el que normalmente también suelen pasar cosas anómalas. En todos los sentidos.

El tema está muy hablado, pero no dejar de ser fundamental en la previa de un partido en el que la intensidad será decisiva. El Athletic ha tenido catorce días para preparar el derbi mientras que la Real solo ha realizado una sesión de entrenamiento, la de ayer, pensando en los rojiblancos. Competir cada tres días no es algo inusual para el equipo de Imanol. Lo viene haciendo desde hace cinco años. Pero el Athletic tiene como arma la potencia, el duelo y la verticalidad. Verte las caras con ellos con menos gasolina es un agravio, por mucho que a cien kilómetros rabien y no lo entiendan.

El técnico dejó el jueves en casa a doce futbolistas que, sin duda, parten con ventaja para ser titulares esta noche en San Mamés. La mayoría, de hecho, lo serán simplemente porque están más descansados que el resto. Sin embargo, en la alineación surgen varias incógnitas difíciles de resolver antes de que Imanol aporte los once elegidos. El debate se ha incrementado después de los dos goles y dos asistencias de Barrenetxea ante el Jove. El técnico es muy de Barrene y ayer reconoció que los 45 minutos que tuvieron el propio extremo, Sergio Gómez y Aihen es como si fuese un entrenamiento. Cuando el canterano está en racha es diferente al resto, por lo que después de generar cuatro tantos que bien podrían haber sido seis no sería sorpresa verle de inicio correr por la banda izquierda de San Mamés.

Es precisamente en ese costado donde aparecen el resto de dudas. Aihen cuajó un partido sobresaliente ante el Barcelona, sobre todo sin balón, aspecto muy a tener en cuenta cuando te enfrentas al Athletic. Javi López, que viene de jugar con la Sub-21, y Gómez, que marcó en Alicante, pelean también por la demarcación de lateral. Imanol tendrá que decidir si apuesta por el gen competitivo y el sentimiento de Aihen, el físico de Javi López o el guante de Gómez. Tener enfrente a un mejoradísimo Iñaki Williams de cara a puerta sin duda que condiciona la decisión. En el resto de posiciones no parece haber dudas. Remiro volverá a la que fue su casa como un portero consagrado e internacional, Aramburu derrochará casta, Zubeldia y Aguerd veteranía y experiencia, Zubimendi será la brújula, Brais y Sucic aportarán control y centímetros mientras que Kubo tiene trucos de magia guardados en la chistera. Y sí. Tampoco hay partido y escenario mejor para que Mikel Oyarzabal haga su gol número cien con la elástica txuri-urdin. El aficionado quiere ver una nueva fotografía icónica con el capitán señalándose el escudo tras perforar la red de Unai Simón, un guardameta que, casualmente, regresa a una convocatoria cuatro meses después de la operación de muñeca tras ganar la Eurocopa.

Visitar San Mamés implica mantener la concentración durante los noventa minutos, y la Real sabe que habrá pasajes del partido donde tendrá que aguantar el tipo ante las estampidas rojiblancas. Valverde tiene dos dudas en la alineación, con Jauregizar y Prados peleando por un puesto en el doble pivote mientras que en la mediapunta Sancet y Berenguer quieren hacerse su hueco. Cualquiera de los dos, especialmente el ex de Osasuna, puede desequilibrar el partido. Las bandas estarán ocupadas por los Williams, a los que habrá que intentar frenar. San Mamés puede ser un punto de inflexión. El derbi solo es bonito cuando se gana. Ojalá así sea.