Mikel Oyarzabal: «Las caras de alegría cuando dábamos la vuelta de honor no las olvidaré nunca»

– Al aficionado le faltaba aire al conocer la víspera del partido ante el Mallorca que usted se había lesionado. ¿Cómo está?

– Estoy tranquilo. Las lesiones forman parte del fútbol y nadie está a salvo de ellas. Fue una acción como otra cualquiera y me ha tocado. Eso ya ha pasado, no hay que darle más vueltas. Llevo ya unos días tratándome y haciendo trabajo recuperatorio para poder recuperarme bien y lo más pronto posible. En cualquier caso, también sin mí, el equipo ha demostrado ser capaz de superar todo tipo de adversidades. En el anterior tramo de siete partidos tuvimos lesiones y competimos. El sábado nos quedamos en inferioridad y competimos. Ahora con el estadio al 100% y con el espíritu que tenía el Reale Arena antes de la pandemia recuperado, estoy convencido de que el equipo siempre dará la cara y luchará hasta el pitido final por ganar, como ante el Mallorca.

– ¿Cómo vivió el partido?

– Hacia mucho que no vivía un partido desde la grada, pero estaba tranquilo. Sabía que mis compañeros iban a ser capaces de hacerle frente. El gol lo viví en la salida del túnel y fue un momentazo.

– Por fin se pudo ofrecer la Copa a la afición.

– Era algo que todos llevábamos mucho tiempo esperando. Volver a ver a compañeros como Zuru, Moyá y algún miembro del staff que ya no está en el club y que fueron parte del título y ofrecerles la Copa a la afición después de tantos meses fue lo que deseábamos para cerrar algo histórico y muy emocionante para todos. Cuando vas dando la vuelta al campo y ves las caras de alegría de tus aficionados te hace sentir muy feliz, no lo olvidaré nunca. Hay que dar las gracias a la gente. El ambiente vivido fue bestial. Somos nosotros los que tenemos ilusión por seguir dándoles alegrías.

– Es la segunda vez que consigue el DV de Oro en apenas cuatro temporadas. ¿Qué significa para usted que recibe tanto galardón?

– Éste es distinto porque no hay más que ver la lista de futbolistas que lo han recibido para confirmar su importancia. Es para estar contento y orgulloso. Significa que hice un buen año –catorce goles, doce asistencias, más de tres mil minutos de juego...–, significa que a nivel colectivo rendimos bien porque si no fuera así los que jugamos arriba no hubiéramos tenido ocasiones de gol. Estoy contento por haber podido ayudar al equipo en los momentos en los que me ha necesitado y este reconocimiento me impulsa a seguir trabajando para igualar o alcanzar cotas mayores si cabe.

– Recuerdo que en junio, en la concentración con la selección en Las Rozas, decía en estas mismas páginas que se sentía «mejor jugador» por poder ayudar al equipo sin estar siempre fino.

– Y así lo siento porque no llegué en mis mejores condiciones al tramo final de la temporada. Mi sensación es que la espera de la final de Copa fue exigente desde el punto de vista psicológico. No saber cuándo se iba a jugar pesó en el grupo. Una vez ganada, en mi caso, pasé por una etapa de descongestión que quizás se reflejó en el terreno de juego. Era un momento tan importante en la historia del club que no podíamos fallar. Este DV de Oro significa que pude sumar en otras facetas.

– Este DV de Oro estará ligado siempre a su gol en La Cartuja.

– La víspera de la final decidí que iba a cambiar la forma de tirar los penaltis. De los tres que probé en ese entrenamiento, dos los tiré fuera, pero no cambié de idea. Aquel penalti hizo feliz a mucha gente y no hay nada igual a eso.

– Repaso lo que ha vivido usted desde junio a ahora y no habrá otro jugador en Europa igual: semifinalista en el Europeo, plata en los Juegos de Tokio, finalista de la Liga de Naciones y líder de la Liga en una Real que juega Europa League.

– Me ha tocado vivir muchas cosas distintas en poco tiempo y por suerte todo positivo. Es cierto que me quita descanso pero es también me da satisfacción porque es consecuencia de que lo estamos haciendo bien en la Real. Sé que disputar los Juegos después del Europeo quizás no es lo más conveniente, pero es algo irrechazable. Era ahora o nunca.

– (Hace una pausa)

– Siento que el fútbol avanza tan rápido que lo hecho en el pasado, hace dos días, ya no sirve. Vale lo que hagas ahora y lo que hagas en tres días. Mi cabeza está más en lo que viene que en lo hecho en el pasado.

– ¿Percibe que sus palabras traspasan ahora el ámbito de la Real?

– Siempre he sido una persona que he dicho las cosas como las he pensado. No me guardo nada. Sí que ahora habrá gente que me lea más fuera de Gipuzkoa pero personalmente no cambia nada. Las cosas vienen como vienen y no puedes elegir. Si soy protagonista al marcar un gol en un partido importante, no decido yo salir o no ante los medios de comunicación. Lo que intento es adecuarme a cómo van sucediendo las cosas. Son detalles, momentos, los que marcan el camino en el fútbol y es ahí cuando se ve si uno vale o no, si te adaptas o no.

– Los números dicen que ha rematado 24 veces y ha marcado seis goles en Liga. ¿Quién dice que usted no es un goleador?

– Ya sabemos cómo funciona esto del fútbol.

– ¿A qué se refiere?

– A que la línea entre acertar y no acertar es muy fina. Hay momentos de lucidez en las que las cosas salen y seguro que llegará un momento en el que haciendo lo mismo esos remates no entren. Me siento bien, con confianza, con chispa, y quiero seguir, no quiero parar, quiero seguir ayudando al equipo en todo lo que pueda.

– Mire que más de uno nos temíamos una lesión muscular.

– O no. Podría estar un año jugando sin parar y no lesionarme. De la misma forma podría lesionarme, empezar a entrenar, y a los tres días recaer. Si supiéramos cómo no lesionarnos, los mejores equipos habrían encontrado la fórmula, pero a todos nos pasa. Es parte del fútbol. Nosotros trabajamos de la mejor forma posible para tratar de que no suceda pero muchas veces son inevitables. Estoy bien. Ayuda que el equipo funciona y los resultados acompañan porque si no fuera así seguro que la cabeza lo acusaría de otra manera.

– Ha dicho la cabeza y no las piernas.

– Es que el bienestar mental es tan importante o más que el físico. Hoy en día hay que trabajar el 'coco'. Ha dejado de ser un tabú. Los niveles de presión y estrés al que estamos sometidos los futbolistas, por la exigencia que se marca cada uno y por la que tenemos a nuestro alrededor, hay que saber asimilarlo y no es fácil. Tan importante como la preparación física, es la psicológica y por eso siempre es bienvenida la ayuda de profesionales. Hay mucho margen de mejora en ese ámbito.

– ¿Cuánto ayuda el entorno?

– Mucho. Uno es quien mejor se conoce pero hay ocasiones en las que uno puede no encontrar la salida. En esos momentos el entorno ayuda, que te dirija y te apoye es fundamental. Yo no me puedo quejar. Los que me rodean me llevan a pisar sobre suelo firme.

– No hace mucho les veía por el muro de Gros a Merino, Zubimendi y usted disfrutando de un helado como cualquier cuadrilla.

– A eso me refiero. Vivimos en un club que está haciendo las cosas muy bien, con un entrenador que propone algo que los futbolistas captamos y reflejamos bien en el campo, pero también vivimos en en un entorno ideal, un territorio sensacional, que ayuda mucho. Eso quizás es más difícil de conseguir en otros sitios.

– ¿Dónde está su margen de mejora tras 249 partidos y 70 goles en seis temporadas en la Real?

– En todo. Uno está en constante margen de mejora no solo en el fútbol sino en el día a día. A mí me han enseñado que la vida es un aprendizaje continuo y en esas estoy. ¿En el plano futbolístico? También. No solo vale con el talento. Futbolistas con talento hay muchos, todos los de Primera, pero hacen falta otras cosas. Tengas más o menos talento lo que no puede faltar nunca es el esfuerzo y la dedicación. Es lo que marca la diferencia. Hay que buscar el desmarque, moverse sin balón. Tiene que ver con ser inteligente, con ver dónde está el espacio y la oportunidad de hacer daño. Pero luego también es aprovechar la oportunidad de ayudar defensivamente al equipo al máximo. Solo con el balón no vas a conseguir ganar el partido.

– No hay más que ver cómo muerden para tratar de recuperar el balón cuanto antes. ¿Es ese el secreto de esta Real?

– Todos vamos a una. El míster ha tenido mucho que ver en ello porque nos ha convencido que o corremos los veintiocho que estamos o la cosa no va a funcionar. Antes o después cada uno de nosotros va a tener su momento en una temporada con tantos partidos como ésta y todos tenemos que ir en una misma dirección.

– La Real ha evolucionado tanto que ahora se adapta a todo escenario y guion de partido.

– Es una mezcla de todo. Ha habido partidos en los que tienes suerte y ganas. El partido del Elche lo sacamos por un resbalón...

– Sí, pero hay que estar ahí como hizo usted para aprovechar el error del central.

– Cierto, pero en otros partidos has tenido esa misma oportunidad, no la has metido y el panorama cambia totalmente. Se estaría diciendo que ese tipo de partidos no los gana la Real...

– ¿Está diciendo que somos resultadistas?

– El fútbol es así.

– No negará que la Real ha dado un paso adelante en esos partidos cerrados ante equipos de mitad de tabla para abajo. El Mallorca es el último ejemplo.

– Es evidente. No es solo suerte. Hemos mejorado en algunos aspectos en los que el equipo no era tan propenso a hacerlo.

– ¿Por ejemplo?

– El equipo ofensivamente siempre rinde, siempre vamos a tener aunque sea una oportunidad para hacer gol, pero lo más importante es que sea un rival u otro, tenemos una misma idea como equipo para atacar y defender.

– ¿A dónde pueden llegar?

– Hay que ser conscientes de que a los rivales les gusta ganar a la Real y cada vez nos van a poner las cosas más difíciles. Los equipos nos estudiamos mucho y es difícil hincarle el diente a cualquier rival cuando planta dos líneas juntas como ha ocurrido. Ahí es cuando tenemos que encontrar soluciones. Siempre digo que depende de nosotros. Nuestra labor es esa: saber cómo seguir evolucionando. A partir de ahí, no nos ponemos techo.