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¿Dos fichajes o cinco?

Jon Martín, Gorrotxategi y Rupérez son tres jóvenes que están llamados a ser importantes en la Real de Sergio aunque no procedan del mercado

Miguel González

San Sebastián

Miércoles, 6 de agosto 2025, 06:37

Es habitual en el fútbol identificar fichaje con incorporación, sin embargo mientras los primeros siempre resultan muy sugestivos a los segundos apenas se les presta ... atención. Y a veces dan mejor resultado que los primeros. En clubes que no trabajan la cantera o no la promocionan al primer equipo, las incorporaciones se reducen exclusivamente a los fichajes pero en la Real no es así. Y sin embargo, verano tras verano seguimos ignorando a esos chavales que sueñan con la élite y algún liderarán la nave.

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Caleta-Car y Gonçalo Guedes son dos llegadas más que interesantes. Por trayectoria profesional y experiencia, algo que necesita un equipo tan joven, y por talento. Ambos han protagonizado traspasos millonarios hace unos años, lo que confirma que son buenos futbolistas. Es evidente que para que estén aquí algo ha debido torcerse en sus carreras, porque si no estarían jugando en el Bayern o el Liverpool, pero son perfiles que pueden aportar rendimiento inmediato y subir el listón para el resto. Porque si resulta que no juegan será porque otros lo hacen mejor, y eso también eleva el nivel colectivo.

A estos dos fichajes yo añadiría tres incorporaciones más que, al menos en mi caso, generan bastante ilusión. Y hablo de Jon Martín, Iñaki Rupérez y Jon Gorrotxategi, tres chavales llamados a hacer grandes cosas en la Real y que pueden ser las grandes revelaciones de la temporada.

Martín, capitán de la sub-19 de Cubarsí, se pasó casi en blanco la pasada temporada hasta que hubo una plaga de lesiones atrás y tuvo opción de demostrar sus enormes condiciones en los últimos partidos. Hacía mucho tiempo que no veíamos un central con ese poderío en el juego aéreo y esa destreza para sacar el balón jugado. ¿Que le falta experiencia? Por supuesto, pero eso se arregla jugando y este año, sin exigir que sea indiscutible, tiene que ser importante en los planes de Sergio. Si no, algo estaría haciendo mal un club que presume de cantera.

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Gorrotxategi es un filón. Un jugador llamado a marcar una época aunque todos sabemos que el elogio a estas edades, debilita. Aún no conoce la Primera División, pero viendo el rendimiento que ofreció en el Mirandés y lo que está demostrando en pretemporada, pocas dudas hay de que será el conductor del juego y el cerebro del equipo.

El caso de Rupérez es distinto, porque está un escalón por debajo. No por facultades sino porque viene de Primera RFEF y el salto es mayor que Martín o Gorrotxategi. Pero el navarro es quizás el lateral diestro al que mayor destreza he visto en los golpeos en las últimas décadas en la Real. En apenas dos ensayos de pretemporada ha marcado un gol y ha dado otro hecho a Turrientes. Su precisión en los centros laterales y en los disparos de media distancia es exquisita y eso vale oro en el fútbol. Le falta ganar consistencia defensiva y tiene un gran competidor en la posición con Jon Mikel Aramburu, pero para volver a Europa la Real necesita acumular victorias de nuevo ante los equipos de la segunda mitad de la tabla y eso requiere de fútbol en campo contrario. Ahí puede jugar un papel clave para desatascar partidos que el año pasado se convirtieron en auténticos polvorones.

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Muchos casos parecidos

Hablar de estos chavales no es un brindis al sol, porque basta con echar una mirada a los últimos años para ver cómo los jóvenes de casa han transformado el club, normalmente ante el recelo inicial de la mayoría. En 2011, en el segundo año del regreso a Primera, los que cambiaron a aquella Real que miraba más hacia abajo que hacia arriba fueron Iñigo Martínez, que era debutante, Illarramendi y Agirretxe, a los que Montanier les dio galones para que se sintieran importantes. De fuera solo llegó Vela, pero con los Bravo, Prieto, Carlos Martínez, Zurutuza y, sobre todo, Griezmann se conformó un grupo que acabó en Champions.

Por no ir tan lejos, en la temporada 19/20, la primera de este último ciclo brillante, todos nos quedamos con los fichajes de Odegaard, Isak, Remiro, Portu y Monreal, olvidando que aquel curso aparecieron Le Normand y Zubimendi en silencio pero con paso firme. Ese verano se hablaba de que a la Real le faltaban centrales porque había sacado a Raúl Navas y Héctor Moreno y no había fichado a nadie, más allá de subir a un chaval algo torpón del filial como era Robin. El caso es que el bretón aprovechó su oportunidad, se hizo tan indiscutible que hasta hubo que sacar meses después a Diego Llorente y tras cinco temporadas fantásticas dejó 35 millones cuando se quiso ir al Atlético.

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Zubimendi apareció al final de aquel curso, en los partidos tras el confinamiento. Con Illarramendi y Guevara lesionados, Imanol se quedó solo con Zubeldia para afrontar once partidos en 33 días y le subió. Tenía 21 años y aún estaba en el Sanse. Es más, seguramente de no haber estado Xabi Alonso de entrenador, ya se habría marchado del filial. Apareció de la nada y fue tan fuerte su irrupción que adelantó a todos y hubo que reubicar a Zubeldia de central. Después de un ciclo de cinco años brillantes ha decidido cambiar de aires dejando 70 kilos en las arcas. Él, como Iñigo, Illarramendi o Le Normand, son incorporaciones que llegaron en su día con sordina pero rindieron mejor que la mayoría de los fichajes. Y es que a pesar de que éstos son necesarios para pelear por grandes metas, la fuerza de la Real está en casa. Siempre fue y debería ser así.

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