Los Martín, otra saga txuri-urdin
Shanti, el padre de Jon, se estrenó en 1987 en Primera, fue compañero de Imanol en el Sanse pero una grave lesión le retiró con 21 años
El fútbol a veces es una cuestión genética. La sangre tira y determina las capacidades de un jugador. Quienes ven jugar a Jon Martín y lo hicieron en su día con su padre Shanti coinciden en que comparten muchos rasgos en común como la competitividad, la rapidez y la agresividad de ambos en los duelos. Sin embargo, Shanti sale al paso y resuelve cualquier atisbo de duda: «Jon mide diez centímetros más que yo y es más técnico. Yo le veo más completo».
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A pesar de que la carrera en la élite de Jon apenas acaba de empezar, los Martín ya pueden presumir de ser una de esas sagas en las que padre e hijo han jugado en Primera División con la camiseta de la Real, que en 115 años de historia no son tantas. Entre las más conocidas vienen a la cabeza las de los Eizaguirre, Aranzabal y Alonso, entre otras. Tampoco hay muchas más.
Agustín Eizaguirre, considerado el primer gran portero de la Real vio cómo su hijo Ignacio seguía sus pasos y se convertía en un héroe en el Valencia de la posguerra tras jugar varias temporadas en Atocha. El camino de Gaztelu, el único jugador presente en el ascenso de Puertollano en 1967 y en la Liga de Gijón en 1981, lo continuó su hijo Agustín Aranzabal, lo mismo que hicieron Mikel y Xabi Alonso con Periko, bicampeón de Liga.
Los Martín siguen los pasos de otras sagas en las que padre e hijo jugaron en la Real como los Eizaguirre, los Aranzabal o los Alonso
Debutó más joven que el hijo
Los Martín, que son de Lasarte-Oria, tienen en su haber dos de los debuts más precoces en la historia de la Real. Jon se estrenó en Primera en mayo en el Villamarín con 18 años pero es que su padre lo hizo con 17 años en el Calderón en 1987. «Toshack estaba preparando con los titulares la final de Copa y decidió jugar los últimos partidos de Liga con los suplentes y varios juveniles, porque había una norma que no permitía subir a los del filial, el Sanse, en las diez últimas jornadas», apunta Shanti.
El 14 de junio de 1987 el técnico galés formó con González, Uria, Dadie, Martín Begiristain y Arrien, más los juveniles Aldalur, Irazoki, Barral, Etxegoena, Sevillano y el propio Shanti. «Jugué de lateral y me tocó marcar a Marina, que era uno de sus mejores hombres y en la final participó en la jugada del 1-1. Le sacaron amarilla por agarrarme en una acción en la que me escapaba hacia arriba. Ellos jugaron con los titulares porque estaban Artetxe, Alemao, Julio Prieto, Uralde, Salinas... Perdimos por 5-1 pero nos fuimos contentos». Dos semanas después la Real ganaba la Copa al Atlético.
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Su hijo mayor Santi pasó por Zubieta y ahora está en el Pasaia mientras que Jon y Oihana visten la camiseta txuri-urdin
Shanti, que llegó a la Real con 15 años del Michelín, siguió un año más en el primer equipo juvenil a las órdenes de Carmelo Amas y después disputó tres temporadas en el Sanse, donde formó parte de aquella brillante generación integrada por los Alkiza, Imaz, Guruzeta, Pikabea, Luis Pérez, Lasa o el propio Imanol, al que le tocaba guardar las espaldas. «Era un año más joven que yo y cuando apareció se adueñó de la banda. Era un portento físico, un caballo. No paraba de subir. A mí me situaron de central y tenía que estar atento a echarle una mano en defensa. Quién me iba a decir que sería el entrenador de mi hijo en un futuro...».
Al final de la temporada 90/91 y después de ir convocado algunos partidos, Boronat le sacó unos minutos contra el Sporting en Atocha. «Salí de lateral derecho para mantener el 1-0 con tantas ganas que me llevé por delante a Luis Enrique y me sacaron amarilla. Menos mal que no quedaba mucho tiempo...». En aquel rato jugó con Górriz, Gajate, Larrañaga y Aldridge, entre otros. Al curso siguiente disputó completo un partido de Copa en Ourense y el salto al primer equipo parecía estar más cerca.
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Una lesión frustra su sueño
Pero su carrera acabó de forma prematura un 19 de enero de 1992 en La Romareda en un partido con el Sanse contra el filial del Zaragoza. Tenía 21 años. «Tengo grabada la jugada. Era un balón al espacio y yo fui al cruce. Como era bastante rápido llegué primero pero cuando había retrasado al portero llegó el rival y me barrió. Me pilló con la pierna apoyada y me destrozó la rodilla. Recuerdo el contraste en el autobús de vuelta: todos deseando llegar a Donostia para ir a la tamborrada y yo con la rodilla lesionada».
Ahí empezó un calvario de hasta siete operaciones que acabó con una retirada prematura. «Pasé por las manos de los mejores especialistas, como Borrell y Guillén, pero no había nada que hacer. No podía flexionar la rodilla, se me hinchaba... No volví a jugar».
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Sin embargo, el destino le deparaba una segunda oportunidad en el fútbol a través de sus hijos Santi, Jon y Oihana. El mayor, después de estar varios años en Zubieta, juega en el Pasaia de Tercera con 19 años y los otros dos están en la Real. Jon en el primer equipo y Oihana, de 15 años, viene de hacer la pretemporada con la Real C femenina.
«Santi nació el 19 de enero, la fecha en la que me lesioné, y fue una señal. Con ellos he recuperado la ilusión por el fútbol», admite. Este miércoles acudirá a Anoeta con la ilusión de ver a Jon debutar como titular. «En el Villamarín no estuvimos porque no sabíamos que iba a jugar y ahora nos pilla más cerca. A ver si acaba lo que yo empecé. ¿Un consejo que darle? Poca cosa: que esté tranquilo. Hoy día llegan muy bien enseñados de Zubieta».
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